Terror en El Calafate: no le fiaron la comida, volvió con una escopeta, arrojó balas con la mano y terminó detenido

Un episodio de violencia extrema e insólita sacudió la tranquilidad de la ciudad turística de El Calafate, en Santa Cruz. Todo comenzó como una escena cotidiana y terminó con un hombre furioso lanzando balas con sus propias manos, tras no poder pagar un plato de comida. El protagonista del hecho fue Benito Galarza, quien ahora enfrenta cargos por amenazas calificadas y daños, mientras la Justicia investiga posibles vínculos con otros delitos.

El martes 29 de abril, alrededor de las 20 horas, Galarza ingresó con una escopeta a un restaurante local tras haber intentado, más temprano, obtener comida fiada. Como el dueño del local, Federico, se negó, el hombre se retiró sin causar disturbios. Pero lo peor estaba por venir. Horas después, pateó la puerta del establecimiento y entró a los gritos, empuñando un arma larga. Las cámaras de seguridad registraron cada segundo de la escena: los empleados, paralizados por la sorpresa, observaron cómo el agresor intentaba cargar su escopeta sin éxito. Las balas se le caían de las manos. La desesperación de Galarza fue en aumento, y en un acto que parece sacado de una comedia negra pero que pudo terminar en tragedia, tomó uno de los cartuchos y lo arrojó con violencia hacia los trabajadores.

La situación se tornó aún más caótica cuando lanzó una silla detrás del mostrador, provocando gritos, corridas e intentos de detenerlo. Finalmente, huyó del lugar mientras uno de los empleados intentaba frenarlo. La rápida denuncia del dueño permitió que la Policía organizara un operativo en tiempo récord. Al día siguiente, localizaron la camioneta Ford Ecosport de Galarza frente a un supermercado en Cerro Calafate. En su interior se encontraba su pareja, quien, en un intento por huir, embistió a un oficial con el vehículo. Fue arrestada por resistencia a la autoridad, lesiones leves y atentado contra la fuerza pública.

En paralelo, una brigada de operaciones especiales proveniente de Río Gallegos irrumpió en la vivienda de Galarza. El hombre, al notar la presencia policial, intentó huir por el fondo de la casa, pero fue reducido y detenido en el acto. Aunque la escopeta no fue hallada durante el allanamiento, el procedimiento arrojó un hallazgo inquietante: dos fundas de chalecos antibalas y una tonfa (bastón policial) con insignias de la Policía de Santa Cruz. Por estos elementos, la Justicia abrió una causa paralela para investigar si el detenido tiene conexiones con fuerzas de seguridad o robos anteriores.

Además, fueron secuestrados televisores y equipos electrónicos de dudosa procedencia, que podrían estar vinculados a denuncias previas en la zona. "Estamos investigando si se trata de objetos robados", indicaron desde la fiscalía. El caso ya está en manos del juez federal Alberto Ludueña, quien tomó declaración al detenido y ordenó una batería de allanamientos adicionales en busca de pruebas y del arma utilizada. Este episodio desató preocupación entre comerciantes y vecinos de El Calafate, no solo por la violencia del hecho, sino por la posibilidad de que Galarza esté involucrado en una red delictiva más amplia. "Nunca vimos algo así. Es un tipo que vino a pedir comida, y al rato volvió como si estuviera en una película de acción", expresó un testigo del hecho, aún conmocionado.