Un episodio de violencia sacudió la localidad de Pablo Nogués el pasado viernes, cuando la Escuela Secundaria N°18, que comparte espacio con la Primaria N°29 y el nivel inicial, se convirtió en el escenario de un brutal ataque por parte de los familiares de una alumna. Lo que comenzó como una pelea entre dos estudiantes terminó en caos, con docentes heridos y destrozos en el establecimiento.
Según lo que comentaron los y las vecinas, el conflicto se desató tras una pelea entre dos adolescentes que fue rápidamente intervenida por los docentes. Sin embargo, lo peor estaba por venir porque la familia de una de las involucradas llegó al colegio exigiendo hablar con el director. Ante la falta de respuesta, decidieron irrumpir en el comedor, donde el personal auxiliar preparaba mate cocido para los alumnos.
Lo que siguió fue un acto de violencia desmedida. Los atacantes utilizaron ollas con agua hirviendo como armas, arrojándolas contra los docentes presentes. Además, el comedor quedó completamente destruido: mesas rotas, bebidas derramadas y los elementos para la merienda quedarían hechos trizas.
Belén, madre de una de las alumnas involucradas, negó haber estado presente durante los hechos. "Lo único que querían hacer era sacar a la nena para ver cómo estaba. Mi familia estaba tocando timbre y me dijeron que no le abrían la puerta", explicó. Aunque reconoció que hubo forcejeos para entrar al establecimiento, aseguró que no participaron en los destrozos.
Por su parte, Marcela, abuela de la menor, también defendió su accionar: "Si hay testigos y hay cámaras que me busquen y me digan si rompí algo". Sin embargo, una de sus hijas fue detenida bajo la acusación de haber causado los daños, aunque ya recuperó la libertad.
El conflicto tuvo sus coletazos pues este lunes, las clases comenzaron más tarde debido a una reunión entre los directivos del colegio y las autoridades provinciales de Educación. Según informaron fuentes oficiales, la familia agresora cuenta con antecedentes por conflictos previos relacionados con la misma alumna.
La institución presentó una denuncia formal en la comisaría local. Mientras tanto, la comunidad educativa sigue en estado de alerta. Los docentes exigen medidas concretas para garantizar su seguridad y la de los estudiantes. La calma parece lejana en esta escuela de Grand Bourg, donde el miedo aún se respira en cada rincón.