20 Mayo de 2025 10:14

A las 2:43 de la madrugada, el estruendo rompió el silencio del barrio porteño de Recoleta. Una fuerte explosión sacudió el edificio de 13 niveles ubicado en Sánchez de Bustamante al 1800, generando una escena de caos, miedo y emergencia que obligó a evacuar a más de 70 personas. Aunque no se registraron heridos, los daños materiales fueron considerables y la situación puso en evidencia las fallas de prevención y la vulnerabilidad de los más frágiles.

El origen del estallido fue una caldera industrial ubicada en uno de los subsuelos, que colapsó de manera repentina y provocó la destrucción de portones, la caída de mampostería y la rotura de paneles de vidrio, además de una severa inundación en el garaje del edificio, donde varios autos terminaron parcialmente cubiertos por el agua. Pero lo más dramático llegó con las tareas de rescate. Entre los evacuados había al menos dos personas con discapacidad auditiva, una sorda y otra hipoacúsica, que no pudieron escuchar las advertencias de evacuación y tuvieron que ser rescatadas en condiciones extremas por el personal de Bomberos de la Ciudad.
Los profesionales subieron hasta los pisos 12 y 13 para alcanzarlas. También se asistió a una mujer mayor que se negaba a abandonar su vivienda, presa del desconcierto y la resistencia. Los bomberos no pudieron ingresar inicialmente a la planta baja por el nivel del agua que anegaba el garaje. "La pared divisoria colapsó y había vehículos bajo el agua. No sabíamos si había personas atrapadas", relató uno de los rescatistas. Ante la incertidumbre, se convocó a la Unidad K9 con perros especializados en búsqueda y rescate, que realizó una inspección completa del edificio. Afortunadamente, no se hallaron víctimas.
La situación obligó a un despliegue de emergencia pocas veces visto en la zona: participaron unidades de la Guardia de Auxilio, la Policía de la Ciudad, personal técnico de Metrogas y Edesur, quienes cortaron preventivamente los suministros para descartar riesgos mayores. Las columnas estructurales del edificio, según confirmaron las autoridades, no presentan riesgo de derrumbe, aunque el daño en sectores clave como la planta baja aún debe ser evaluado a fondo. "Fue una suerte que esto pasara de madrugada y no en plena tarde con chicos jugando en el hall o vecinos en el ascensor", murmuró un hombre mientras sostenía con nerviosismo a su perro envuelto en una manta. A su alrededor, los vecinos -muchos en bata y pantuflas- se abrazaban en la vereda, aún con la respiración entrecortada por el susto.

El comandante Diego Coria, de Bomberos de la Ciudad, explicó que "la explosión generó el desplazamiento de una pared y daños en algunos vehículos, pero no hay riesgo estructural para el resto del edificio". Sin embargo, la causa exacta del estallido aún no ha sido determinada, y se espera que en las próximas horas se avance con las pericias técnicas.