En un contexto donde la salud mental de los jóvenes se ve cada vez más vulnerada por la violencia simbólica, la presión social y la exposición constante en redes, la noticia del suicidio de un jugador de rugby volvió a estremecer. Este martes, Uriel Larragueta, de 19 años y capitán de la categoría M19 del Club San Albano, fue encontrado sin vida en su habitación.
La causa fue caratulada como "averiguación de suicidio". Según informaron fuentes policiales, fue su abuelo, de 60 años, quien halló el cuerpo del joven ya sin signos vitales y encontró sobre su cama una carta en la que mencionaba haber atravesado una ruptura amorosa que su entorno desconocía. Inmediatamente dio aviso al 911, y personal de la comisaría de Adrogué se presentó en el lugar junto con peritos y médicos forenses.
La noticia impactó profundamente al club de Burzaco, donde Larragueta era un referente en su equipo y un jugador titular indiscutido: "Acompañamos con inmenso respeto y afecto a su familia, amigos y compañeros en este momento tan difícil", expresaron desde la institución en un comunicado oficial. La despedida también se replicó en otras entidades del rugby, que hicieron llegar sus condolencias: "Uriel dejó una huella imborrable en cada uno de quienes compartieron con él la cancha y la vida de club. Su pasión, liderazgo y compromiso seguirán siendo ejemplo para todos nosotros", escribieron desde San Albano.
El Club Champagnat, Lomas Athletic, Argentino de Rugby, Vamos que Vamos, Mariano Moreno y Marcos Paz Rugby también expresaron su dolor y apoyo a la comunidad del club, con mensajes de respeto y solidaridad.
La muerte de Uriel no puede ser leída como un hecho aislado, y es que forma parte de una problemática silenciosa pero urgente: el suicidio en adolescentes y jóvenes. Las presiones afectivas, sociales y deportivas, sumadas al bombardeo emocional de las redes, afectan cada vez más a una generación expuesta y muchas veces sin contención adecuada.
Hablar de salud mental es hablar de prevención, de escucha y de redes de apoyo reales. Y, sobre todo, de habilitar el dolor sin juicio. Si una persona está atravesando una crisis, o conoce a alguien que lo esté, puede comunicarse con el Centro de Asistencia al Suicida al 135 (línea gratuita desde Capital y Gran Buenos Aires) o al 0800 345 1435 desde todo el país.