Más
Política
Abrazar el hospital con color

Arte contra el abismo: una intervención en el Instituto Roffo de oncología como grito de resistencia en tiempos de brutal ajuste

En medio del brutal ajuste al sistema de salud, tres artistas intervendrán el histórico Instituto Roffo con un mural que busca abrazar a pacientes y trabajadores.

08 Agosto de 2025 12:23
Instituto de Oncología Ángel H. Roffo

En una Argentina desgarrada por el ajuste, donde la salud pública sangra por cada presupuesto que no llega, un mural se convierte en acto político, en ofrenda poética, en símbolo de resistencia. En el corazón del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, un emblema centenario del sistema sanitario nacional hoy en riesgo de desaparición gracias a las políticas del actual gobierno liderado por Javier Milei, tres artistas consagrados -Carina Amarillo, Martín "Teco" Garrido y MIN8- llevarán a cabo, del 12 al 15 de agosto, una intervención artística de gran escala. No es solo arte en las paredes de un hospital: es un grito desesperado frente al abandono.

La propuesta, impulsada por la Fundación Sonríe la Vida bajo el nombre INTENSITY ART II, se presenta como una búsqueda de belleza y reparación en medio del dolor. Pero el contexto la transforma en mucho más. La emergencia sanitaria y presupuestaria que atraviesa el Roffo convierte esta acción en un manifiesto visual contra las políticas del gobierno nacional. Lo que se pinta sobre las paredes es, también, una denuncia. "Es un desafío enorme y un honor poder estar trabajando en este lugar tan significativo, en este momento tan controversial", dice Carina Amarillo en diálogo con BigBang, quien además aclara: "El arte es una forma de resistencia".

Arquitecta, artista visual, docente y coordinadora del proyecto Intensity Art dentro de la fundación, Amarillo no elude la complejidad de intervenir un espacio donde la vida y la muerte conviven a diario. "Queremos transmitir una pequeña luz de esperanza en el camino", dice, y no es una frase hecha: es la apuesta sensible y consciente de alguien que entiende que el arte puede ser bálsamo, puede ser abrazo, puede ser rezo.En sus palabras, el arte es territorio de contención: "El arte, en un hospital, no cura, pero acompaña, resignifica y abraza", sostiene la artista. Frente a la deshumanización creciente del Estado, el mural se levanta como acto reparador. 

Fundado en 1923, el Instituto Roffo fue el primer establecimiento oncológico de América Latina. Hoy, con 100.000 pacientes atendidos por año, sufre una asfixia presupuestaria que compromete seriamente su funcionamiento. "La falta de presupuesto nos está llevando a una situación dramática", denuncian sus trabajadores. Las cirugías están en riesgo, los tratamientos interrumpidos, la aparatología dañada, y no hay ni siquiera morfina suficiente para quienes necesitan cuidados paliativos.

La "fuga de profesionales" es otra consecuencia directa del congelamiento salarial que ya redujo un 60% el poder adquisitivo del personal. "Nuestros pacientes llegan rebotados del sistema, buscando una última posibilidad. Y hoy no se les puede garantizar ni eso", había advertido Federico López Ponsati, delegado de la comisión interna. En este escenario devastador, el Estado -bajo la conducción de Javier Milei- se ausenta con crueldad. 

El desfinanciamiento generalizado de los hospitales universitarios no responde a una "austeridad necesaria", sino a un desmantelamiento deliberado de las funciones públicas. Como lo plantean trabajadores y trabajadoras del Roffo: "Es mentira que no hay plata; está en el FMI y en la compra de pertrechos para las fuerzas armadas". La salud no es prioridad para este gobierno, ni la educación, ni la cultura. La vida misma parece haber dejado de importar.

El 11 de julio se llevó a cabo una masiva convocatoria de profesionales, docentes, no docentes, pacientes y estudiantes a las puertas del edificio

Es en este crudo contexto donde Carina Amarillo y su equipo eligen no esquivar esta realidad y, a su manera, enfrentarla. Sin ir más lejos, trabajan en ella. "La expresión artística es esencial para el ser humano. Recortar presupuestos que la sostienen es realmente lamentable", afirma. Desde Entre Ríos, la artista llegará al Roffo con la convicción de que su obra puede ayudar a visibilizar lo que se intenta ocultar: la sistemática destrucción de lo público. "El mural va a tener elementos de la naturaleza, de animales, del propio edificio patrimonial. Es una forma de reconectar con lo esencial. Una imagen puede volver a presentar algo que uno ya conoce, pero de una manera nueva. El arte tiene ese poder de revalorizar lo cotidiano", cuenta y detalla que también participarán Teco Garrido, artista visual argentino de larga trayectoria, y MIN8, referente del graffiti uruguaya con una perspectiva profundamente humanista. Tres artistas, tres miradas, un mismo gesto de entrega.

El Instituto Roffo de oncología atraviesa una "situación dramática"

La acción artística llega pocos días después del abrazo simbólico que médicos, enfermeros, pacientes y estudiantes realizaron alrededor del hospital, en defensa de su existencia. "Me parece fundamental que esto se vea, que la gente vaya cuando estemos pintando. Es una invitación a participar, a mirar distinto", dice Amarillo, que espera que la intervención también cruce fronteras, al sumar artistas de Uruguay y otras provincias. El mural no será un adorno: será una trinchera. 

Mientras el gobierno niega fondos, cierra el Instituto Nacional del Cáncer y precariza la salud de los más vulnerables, estas iniciativas sostienen, como pueden, una idea elemental: la salud no es una mercancía, y el arte no es lujo, sino derecho. Que esta intervención suceda ahora, en este contexto, no es casualidad: es urgencia. "Por supuesto que es una forma de resistencia", responde Amarillo sin titubeos. Frente a un modelo de país que expulsa y abandona.

Incluso, en medio de un contexto donde el Estado desprecia lo humano, sostiene pintar un mural en un hospital público es un acto político. Es gritar con colores lo que se intenta silenciar con números: que la salud pública no se vende, que el arte no se rinde y que la dignidad no se negocia. "La verdad es triste que no se apoye al arte, porque es una de las cosas que desde la fundación defendemos como parte de la calidad de vida, del bienestar de las personas, que no puede ser impugnado ni coartado, y recortar presupuestos y aplicar todo eso es realmente lamentable, porque a expresión artística es una parte esencial del ser humano", sentencia Carina.