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Pateando vencimientos

El regreso que no fue: Caputo celebró una colocación de deuda cara, corta y lejos de despejar los vencimientos que los asfixian

El Tesoro volvió a intervenir de manera opaca, comprando y vendiendo divisas por cuenta del Banco Central, para manejar el tipo de cambio mayorista.

11 Diciembre de 2025 09:30
Luis Caputo

El Gobierno salió a festejar este miércoles lo que presentó como un "retorno a los mercados voluntarios de deuda en moneda extranjera". Pero detrás del optimismo oficial, los números del Bonar 2029 muestran otra cosa: una colocación exigua, con tasas muy por encima de lo prometido, bajo legislación local (no internacional) y que ni siquiera alcanza para cubrir una cuarta parte de los vencimientos que golpean a la Argentina en apenas semanas.  Un festejo, en definitiva, construido sobre un alivio mínimo y un costo altísimo.

Banco Central

Luis Caputo había asegurado que aspiraba a conseguir US$ 1.000 millones a una tasa "menor al 9%". El número final fue elocuente: 9,26% de tasa nominal anual y 9,47% de tasa efectiva anual, incluso más cara que la que obtuvieron Santa Fe y la Ciudad de Buenos Aires con bonos más largos y bajo legislación extranjera. El mercado, lejos de dar un "voto de confianza", hizo exactamente lo contrario: pagó apenas el 90% del valor del bono y exigió un rendimiento superior al que esperaba el propio ministro.

La colocación, celebrada por el Gobierno como un hito, también quedó corta. De los US$ 1.000 millones emitidos, solo se adjudicaron US$ 910 millones efectivos. Y ese monto alcanza apenas para cubrir una parte mínima del vencimiento del 9 de enero: más de US$ 4.200 millones entre capital e intereses de los Bonares 2029 y 2030. Es decir, el Gobierno todavía necesita conseguir más de US$ 3.300 millones adicionales en menos de un mes. Con reservas netas negativas en unos US$ 16.000 millones y sin señales de un ingreso genuino de divisas, la aritmética es tan sencilla como preocupante.

El relato oficial quiso mostrar que la tasa de 9,26% implica un "riesgo país implícito" de 550 puntos, un número que exhibiría una confianza superior a la que reflejan los indicadores tradicionales. Pero ese cálculo se basa en una ficción: se compara un bono ley local con el índice EMBI+, que mide riesgo sobre bonos ley extranjera. El propio mercado y los analistas lo aclararon: son universos distintos. La idea de un "riesgo país más bajo" es, simplemente, una construcción discursiva.

La operación, además, se apoyó en un entramado de regulaciones diseñadas para forzar la demanda. El Gobierno flexibilizó el apalancamiento en caución para aseguradoras, habilitó la reinversión de cupones, impuso un parking de 15 días para evitar el "rulo", y restringió a los bancos la venta contra pesos durante 90 días. Todo eso, sumado a la presencia de organismos públicos como ANSES y de entidades reguladas, conformó un escenario de compradores prácticamente cautivos. Como reconoció un operador, "no me parece un gran éxito: son dólares locales, corto arriba de la expectativa y no fue mucha cantidad".

La falta de transparencia atraviesa también al mercado cambiario. Para sostener un clima de "estabilidad", el Tesoro volvió a intervenir de manera opaca -comprando y vendiendo divisas por cuenta del Banco Central- para manejar el tipo de cambio mayorista. Las intervenciones fueron negativas durante gran parte del mes y se dieron incluso en jornadas de baja demanda, mientras el Gobierno intenta administrar los dólares que ingresan de provincias y empresas que están obligadas a liquidar. 

El BCRA anunció que cambiará la metodología del dólar mayorista en enero, un reconocimiento indirecto de que viene manipulando el precio para evitar sobresaltos antes de la licitación que, aun así, terminó siendo más costosa de lo esperado. Con un saldo en la cuenta del Tesoro de apenas US$ 209 millones al 5 de diciembre, la llegada de los US$ 910 millones del Bonar 2029N no cambia el panorama estructural: Argentina sigue sin poder acceder a los mercados internacionales, no puede emitir bonos ley extranjera sin pasar por el Congreso -algo imposible en este calendario- y carece de reservas para enfrentar los pagos inmediatos. 

Luis Caputo y Javier Milei

Por eso la expectativa del mercado es que Milei y Caputo recurran a un préstamo repo con bancos. Una señal clara de que la supuesta "normalización" está aún muy lejos. En redes, la mirada fue aún más cruda. "El mercado se abre despacio, pero no se abre solo a base de deuda. El mercado no paga por ver. Quiere ver para creer", advirtió la cuenta @nievejuancito, reclamando un objetivo real de reservas y un esquema cambiario transparente. El analista Christian Buteler recordó otro dato incómodo: provincias y la Ciudad consiguieron financiamiento más barato y a mayor plazo que la Nación.  "El ministro Caputo le pidió al mercado un acto de contrición", concluye un operador. "Pero el mercado le respondió con la tasa", agrega.  En el fondo, esa es la verdadera foto de la economía de Milei: sin reservas, sin margen y sin credibilidad externa.