Horas antes de ser extraditado a Estados Unidos, el empresario argentino Fred Machado, acusado de lavado de activos provenientes del narcotráfico y estafas millonarias, explotó una bomba y el gobierno de Javier Milei quedó en jaque.
Es que el castillo de naipes se desmorona lentamente y una por una, figuras clave de la política libertaria quedaron implicadas; el primero en caer fue José Luis Espert que tuvo que renunciar a todos y cada uno de los cargos que ocupaba en el Congreso y ahora, Machado nombró nada más y nada menos que a Patricia Bullrich que se desempeña como Ministra de Seguridad pero que también es candidata a senadora por La Libertad Avanza.
En una entrevista exclusiva con la periodista Caro Fernández, Machado dijo clarito: "Si hablo, se cae el país", advirtió con tono desafiante, dejando claro que aún tiene secretos bien guardados que podrían terminar de destruir los cimientos del poder de las fuerzas del cielo.
La mención de supuestos aportes financieros a la campaña presidencial de Bullrich en 2023 según Machado, habrían sido triangulados a través de empresas como Lácteos Vidal, una firma vinculada a la familia Bada Vázquez, señalada por su relación con el narcotráfico: "Los narcos están donde están y yo creo que el poder sabe, hasta los mismos gringos saben", afirmó el empresario, dejando entrever que las conexiones entre política y crimen organizado son más profundas de lo que se cree.
El caso de Bullrich recuerda las denuncias realizadas por Heber Ríos, dirigente gremial de Atilra, quien desde hace años ha señalado los vínculos de la familia Bada Vázquez con actividades ilícitas: "Venimos denunciando cómo operan desde Lácteos Vidal. No es solo una empresa pyme; detrás hay más de 20 firmas de dudosa procedencia relacionadas con transporte, minería y hasta el narcotráfico", explicó Ríos el 17 de octubre para la AM 750.
Ríos también apuntó directamente contra Bullrich y su apoyo mediático y político a la familia Bada Vázquez: "La relación existe. Las transferencias están. No tiene forma de despegarse. Estamos hablando de algo más serio; no es solo explotación laboral, es narcotráfico. Esto tiene consecuencias devastadoras para nuestra sociedad".
En su entrevista, Fred Machado no ocultó su resentimiento hacia José Luis Espert, a quien acusó de haberle dado la espalda tras recibir apoyo financiero en su campaña presidencial de 2019. "Espert no tendría que haberme negado. ¿Por qué me negó?", cuestionó el empresario con indignación. Según Machado, él puso aviones y hoteles a disposición del legislador, pero terminó sintiéndose traicionado cuando Espert ignoró sus advertencias sobre movimientos políticos que podrían perjudicarlo.
"Entre gitanos no nos miremos las cartas", dijo Machado entre risas incómodas, dejando entrever que las traiciones en el ámbito político son moneda corriente. Sin embargo, su enojo no se limitó a Espert; también apuntó contra Francisco Oneto, abogado personal del presidente Milei y quien representa legalmente al empresario en su batalla judicial.
Machado aseguró haber enviado un mensaje al asesor presidencial Santiago Caputo antes de su extradición: "Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana". Según el empresario, la respuesta fue breve pero contundente: "Mensaje recibido". Este cruce se suma a las tensiones dentro del gobierno de Milei, que enfrenta críticas tras la difusión del video del diputado Espert en su pileta mientras las acusaciones contra Machado cobraban fuerza.
Las declaraciones de Machado también revelaron un entramado político-empresarial que incluye figuras como el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, acusado de avalar permisos mineros vinculados al testaferro Claudio Cicarelli: "Mi tema fue un tema de plata, no un tema de drogas", afirmó Machado categóricamente, aunque las evidencias parecen contradecirlo.
Con su extradición prevista para el 5 de noviembre, Fred Machado dejó una advertencia final: si decide hablar, las consecuencias podrían ser devastadoras para muchos: "Que no se crean lo que leen", dijo en un mensaje dirigido a la sociedad argentina que mira toda esta escena con estupor. Sin embargo, dejó al borde de la guillotina a José Luis Espert y ahora a Patricia Bullrich.