En un intento desesperado por contener la volatilidad cambiaria y enviar una señal de "estabilidad" antes de las elecciones legislativas del 26 de octubre, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunció este lunes la firma de un acuerdo de swap de monedas con el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos por un monto de hasta US$ 20.000 millones. La medida, presentada por el gobierno de Javier Milei como un gesto de confianza y respaldo internacional, fue comunicada oficialmente en un parte que habla de "preservar la estabilidad de precios" y "promover un crecimiento económico sostenible". "El objetivo de este acuerdo es contribuir a la estabilidad macroeconómica de la Argentina, con especial énfasis en preservar la estabilidad de precios y promover un crecimiento económico sostenible", informó el Banco Central.
Según la entidad a cargo de Santiago Bausili, el convenio "permitirá al BCRA ampliar el conjunto de instrumentos de política monetaria y cambiaria disponible, incluyendo el fortalecimiento de la liquidez de sus reservas internacionales". Sin embargo, el anuncio omitió información clave: ni los plazos, ni los intereses, ni los mecanismos de activación fueron detallados. El acuerdo llega en un contexto de alta presión cambiaria, caída de reservas y creciente desconfianza de los mercados.
Todo esto a tan solo cinco días de los comicios. La prioridad oficial, admiten fuentes del sector financiero, es mostrar capacidad de pago frente a los vencimientos de deuda en moneda extranjera, en medio de la incertidumbre sobre el futuro del régimen cambiario. El gobierno apuesta a que el anuncio provoque una fuerte baja del Riesgo País y le permita "volver a los mercados de deuda", pero no es la primera vez que ensaya un salvavidas de este tipo.
De hecho, se trata del cuarto intento de estabilización, luego de los dos acuerdos con el FMI y las intervenciones directas del Tesoro en el mercado de cambios, todas sin resultados duraderos. La ratificación del swap se conoció apenas media hora antes de la apertura de los mercados, en una jornada cargada de tensión. Pero la aparente victoria diplomática se vio rápidamente opacada por un nuevo gesto de desprecio de parte del propio Donald Trump hacia el país.
En declaraciones a bordo del Air Force One, el presidente estadounidense lanzó un diagnóstico brutal sobre la situación de la Argentina. "Están muriendo. ¿De acuerdo? Están muriendo", dijo. "Argentina está luchando por su vida. No tienen dinero, no tienen nada, están luchando muy duro para sobrevivir", insistió el republicano, quien además reveló que su administración analiza "volver a comprar carne vacuna argentina" como parte de un paquete de asistencia económica de USD 40.000 millones.
Lejos de ser un respaldo incondicional, las palabras de Trump dejaron al descubierto la relación de subordinación política y económica entre ambos gobiernos. "Si puedo ayudarlos a sobrevivir en un mundo libre... me agrada el presidente de Argentina. Creo que está tratando de hacer lo mejor que puede", afirmó, pero con un tono que sonó más a compasión que a respeto. "Nada está beneficiando a Argentina. Están luchando por su vida", dijo al ser consultado por los agricultores norteamericanos que podrían verse perjudicados por el acuerdo. De esta manera, el swap de USD 20.000 millones, créditos adicionales por otros USD 20.000 millones y una intervención directa del Tesoro norteamericano en el mercado cambiario se inscribe en esta lógica de premio al alineamiento político, más que en una política de cooperación entre pares.