La inflación de mayo, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), se ubicó en un 1,5%, mostrando un leve retroceso respecto a abril, cuando el Índice de Precios al Consumidor (IPC) alcanzó un preocupante 2,8%.
Aunque el Gobierno celebró la cifra como un logro, la realidad en las calles de Argentina pinta un cuadro muy diferente: las ventas continúan desplomándose y la deuda en los hogares sigue en aumento.

Los analistas económicos no tardaron en conectar los puntos, señalando que esta baja en la inflación coincide con el gigantesco endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus estrictas condiciones. Las políticas de ajuste fiscal, los tarifazos, la devaluación acumulada y la pulverización salarial son solo algunas de las medidas que afectaron profundamente a la economía del día a día.
Además, no son pocos los que cuestionan los métodos de medición del Indec, que son obsoletos y no parecen reflejar los verdaderos hábitos de consumo de los argentinos.
El organismo subestima el impacto de los servicios y otros gastos esenciales. En el desglose del 1,5% de mayo, se observa una caída del 2,7% en las categorías estacionales, que incluyen frutas, verduras, ropa exterior y turismo. Alimentos y bebidas no alcohólicas experimentaron una inflación del 0,5%, superada por Transporte con un 0,4%.
Por otro lado, Comunicaciones lideró el aumento con un alarmante 4,1%. Restaurantes y hoteles siguieron con un 3%, mientras que Salud registró un incremento del 2,7%. Otros sectores que superaron el promedio general fueron Bienes y servicios varios (2,6%); Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (2,4%); Educación (1,9%); y Recreación y Cultura (1,7%).
En contraste, Equipamiento y mantenimiento del hogar se mantuvieron por debajo del promedio con un 1,4%, al igual que Prendas de vestir y calzado (0,9%) y Bebidas alcohólicas y tabaco (0,6%).
Este panorama refleja una desconexión sideral entre las cifras oficiales y la realidad económica que viven día a día los argentinos. Mientras las estadísticas publicadas por el INDEC ofrecen una aparente estabilidad, los bolsillos de los ciudadanos cuentan una historia de incertidumbre y sacrificio. La pregunta del millón es: ¿hasta cuándo podrá el gobierno de Javier Milei sostener esta ilusión de control económico en medio de un contexto tan desafiante?