Una de las preguntas que dejaron las elecciones bonaerenses es: ¿algunos funcionarios tienen vergüenza de ser parte de La Libertad Avanza? Y es que este domingo 7 de septiembre, la vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, cumplió con el deber democrático pero lo hizo casi a escondidas de los medios.
La segunda autoridad del país votó en horas del mediodía en la localidad bonaerense de Caseros, pero a diferencia de sus colegas libertarios, se retiró escoltada y sin hablar con la prensa.
La dirigente se presentó en el Colegio Cristo Rey, ubicado en la calle Santa María de Oro Justo 4760 en el partido bonaerense de Tres de Febrero y, según se informó, ingresó por un acceso en el que no podía ser vista por los periodistas, tras lo cual se retiró raudamente: ¿privilegios de políticos o vergüenza de ser parte de un gobierno acusado de coimas a las personas con discapacidad?
Lejos de pasar desapercibida en redes sociales y por los cronistas que esperaban ansiosos sus declaraciones, el nombre de la funcionaria fue tendencia en X por su huida: "La Vicepresidente ni siquiera apareció ante las cámaras cuando fue a votar. Nada para defender", escribió en X el periodista Fabián Waldman.
"La vicepresidenta no se junta con chorros", bromearon algunos usuarios de la ex Twitter por las coimas relacionadas con La Libertad Avanza. Es tal la tensión entre la funcionaria y el jefe de Estado que algunos cibernautas se preguntaron a quién habrá votado minutos antes de huir de la prensa: "A Unión por la Plata, obvio, esa no juega más para LLA hace rato" o "A los Kukas", ardieron los libertarios.
El enfrentamiento entre Villarruel y el presidente de la Nación no es una cuestión aislada ni reciente: se trata de un conflicto prolongado que se fue profundizando con el tiempo por múltiples factores políticos, ideológicos y personales.
También hay diferencias de fondo: mientras el mandatario es un economista libertario, la abogada nacionalista que lo acompaña en la fórmula responde a una tradición más conservadora e institucionalista. Ya se evidenciaban tensiones en torno a derechos sociales, memoria histórica, aborto y orientación política.
El quiebre definitivo ocurrió cuando, como presidenta del Senado, Victoria Villarruel habilitó una sesión en la que se aprobaron leyes que implicaban un incremento del gasto público (como aumentos para jubilados y personas con discapacidad, entre otros), medidas que Javier Milei había anticipado que vetaría. Como dos nenes chiquitos, los que supieron aliarse para ganar las elecciones años atrás, hoy no pueden verse las caras; al punto de que el presidente de las fuerzas del cielo llamó "traidora" a quien debería ser su segunda mano en la presidencia.