El presidente Javier Milei regresó de su gira por Estados Unidos y, lejos de mostrar autocrítica, ofreció una entrevista plagada de exabruptos, negaciones y reproches. En diálogo con Eduardo Feinmann por la pantalla de A24, el jefe de Estado volvió a sostener que su programa económico es el único camino posible y descartó de plano cualquier alternativa para aliviar la situación de las miles de cientos de familias argentinas ajustadas por el duro presente. "¿Cómo quiere que lo arregle? ¿Cómo le pongo plata a la gente?", retrucó visiblemente molesto, cuando el periodista le recordó que "el 80% apenas puede llegar a fin de mes y el 60% o 70% llega al día 20".
Su respuesta, cargada de desdén, sintetizó la distancia entre el discurso presidencial y la realidad social. "¿Quiere que lo emita como el kirchnerismo? El remedio es peor que la enfermedad. No lo resuelvo imprimiendo papelitos", sentenció, mientras descartaba de igual modo la posibilidad de tomar deuda o subir impuestos. "No hay atajo", insistió. En su visión, la mejora económica llegará "cuando se despeje el riesgo político" y "baje el riesgo país".
Milei aseguró que la confianza "ya está llegando", mencionando supuestas inversiones por miles de millones de dólares. "Tenemos aprobados 20.000 millones de dólares por el RIGI, 60.000 millones más pendientes, 25.000 millones de OpenAI y 30.000 millones de YPF-ENI. Está ocurriendo", afirmó sin mostrar pruebas concretas. La entrevista, sin embargo, se tensó aún más cuando Feinmann le preguntó hasta cuándo la gente deberá soportar el ajuste.
El presidente respondió con una metáfora que rozó la provocación: "Usted es de formación abogado. ¿Usted entró a la facultad y al otro día se recibió? ¿Qué le demandó? No solo que tardó cinco años y medio, sino que tuvo que poner el traste en la silla, se tuvo que poner a estudiar, a leer y a aprobar materias. Usted, a una familia, ¿la construye de un día para el otro? Usted cuando construye un gran proyecto, ¿lo construye de un día para otro? Usted mira su casa, ¡su casa!, ¿el día uno dijo 'quiero tener una casa' y al otro día la tuvo? No. Todas las cosas que valen, requieren de un esfuerzo. No hay atajos".
La comparación, que pretende justificar la pobreza y la caída del consumo como un sacrificio necesario, sonó ajena al padecimiento cotidiano de millones de hogares que ven derrumbarse sus ingresos y su calidad de vida. Milei tampoco ocultó su fastidio cuando el periodista le pidió que le hablara "a la gente que no llega a fin de mes". En tono exaltado, replicó: "¿Qué quiere, que lo emita? ¿Que lo arregle como el kirchnerismo? Entonces va a tener menos plata. Vamos, dígame, ¿cómo le pongo plata a la gente?". Su ironía, dirigida al conductor que se esforzaba por trasladarle la angustia social, dejó en evidencia una profunda desconexión con la realidad.
En otro pasaje, el mandatario insistió en que "la Argentina no es Suiza" y que su gestión "sacó a 12 millones de personas de la pobreza". El Presidente también se enredó en la defensa de su ex aliado José Luis Espert, forzado a renunciar tras el escándalo por su vínculo con el empresario Fred Machado, acusado por narcotráfico y con pedido de extradición desde Estados Unidos. "Yo no creo que Espert tenga vínculos narco", afirmó Milei, atribuyendo el caso a una "campaña sucia". Cuando Feinmann le recordó los giros de dinero que Espert recibió de Machado en 2020, el jefe de Estado zanjó el tema con displicencia: "¿Y a mí qué me importa mirar para atrás? Ya está, terminado".
Incluso, con ironía le retrucó a Feinmann. ¿Qué quiere? ¿Qué me ponga a llorar? El mismo tono defensivo se repitió cuando le preguntaron qué debía dar la Argentina a cambio del respaldo de Estados Unidos. "Digamos, somos un aliado incondicional de Estados Unidos. Es una cuestión de ordenamiento geopolítico", dijo. Luego, molesto, acusó al periodista de "pensar en términos marxistas" por haber insinuado que toda alianza implica una contraprestación. Fiel a su estilo confrontativo, Milei volvió a culpar a los medios de "malinterpretar" sus gestos con Donald Trump, pese a que el propio expresidente estadounidense condicionó públicamente su ayuda.
¿Cuál fue la condición que públicamente puso Trump? Que el oficialismo gane las elecciones legislativas del 26 de octubre. "Hicieron un recorte malicioso. Manifestó un apoyo total y absoluto ¡a mí!", sostuvo, en una mezcla de victimismo y egolatría. También hubo espacio para un nuevo ataque a los economistas. "Salvo dos o tres, erraron todo. Son deshonestos intelectualmente", disparó. Más tarde los tildó directamente de "burros", al decir que quienes distinguen entre la micro y la macroeconomía "se quedaron anclados en un conocimiento previo a 1968". Entre la soberbia y el enojo, el mandatario terminó la entrevista visiblemente incómodo ante la crítica.