El Ministro de Defensa, Luis Petri, enfrenta una tormenta política que amenaza con desgastar aún más su gestión. La Asociación de Suboficiales Argentinos de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (ASUBA) publicó una carta abierta que destruye al funcionario libertario, denunciando salarios indignos, un sistema de salud colapsado y promesas incumplidas.
La misiva, que se viralizó rápidamente , expone la cruda realidad que viven miles de uniformados y pone en jaque las declaraciones triunfalistas que Petri realizó recientemente en el Congreso. Estos oficiales son los mismos que, bajo el ala de Patricia Bullrich reprimen a jubilados, estudiantes y trabajadores cada vez que se activa el protocolo antipiquetes.

"Es cruel. Es desconocer el derecho elemental a una vida digna", señala uno de los pasajes más contundentes de la carta, en referencia a las declaraciones del Ministro sobre la postergación de la equiparación salarial hasta 2027. Según explicaron desde ASUBA, esta decisión condena a los suboficiales a seguir percibiendo sueldos por debajo de la línea de pobreza, una situación que califican como "inadmisible e inhumana".
Desde que asumió el cargo, Petri prometió una revalorización de las Fuerzas Armadas, pero los hechos parecen contradecir sus palabras: "Usted mismo reconoció: que el IOSFA arrastra una deuda superior a los $120.000 millones, que se han suspendido dos tramos del plan de equiparación salarial aprobado en 2023 y que el gobierno nacional recién prevé completar dicha equiparación al finalizar el mandato presidencial", recalca la carta de manera contundente.
Las cifras son alarmantes. Según lo que informaron los suboficiales, un trabajador del Ejército, la Armada o la Fuerza Aérea percibe entre un 25% y un 40% menos que un efectivo de la Policía Federal con similares responsabilidades y antigüedad. En este punto, los empleados de Petri se preguntaron retóricamente: "¿Por qué dos servidores públicos, con la misma vocación, riesgos físicos y exigencias operativas, cobran sueldos distintos solo por el color del uniforme o la jurisdicción ministerial?", expusieron con dureza.
La desigualdad no solo es económica al parecer, es también moral. En otro tramo del texto, ASUBA denuncia que hay suboficiales endeudados para sobrevivir, retirados vendiendo sus bienes para costear tratamientos médicos y madres en servicio incapaces de pagar la medicación de sus hijos: "Clínicas, médicos y laboratorios han rescindido convenios en varias provincias por la deuda del IOSFA", expresaron en forma de lamento por la motosierra de Milei que también llegó a las Fuerzas Armadas.
El estado crítico del Instituto Obra Social de las Fuerzas Armadas (IOSFA) es otro de los puntos centrales del conflicto. Según los suboficiales, Petri no tomó ni media medida concreta contra quienes llevaron al organismo al borde del colapso financiero: "No explicó qué plan se prevé para revertir el vaciamiento ni mencionó que el Estado no realiza aportes al IOSFA, pese a que se trata de una obra social con más de 550.000 afiliados", denunciaron.
La falta de acción no solo afecta a los uniformados en actividad, sino también a los retirados que dependen del IOSFA para acceder a tratamientos médicos y reintegros que nunca llegan: "Es inaceptable que quienes dedicaron su vida al servicio del país mueran esperando una respuesta que nunca llega", enfatiza la carta.
Durante su exposición en la Comisión de Defensa, Petri destacó la compra de equipamiento militar como un logro de su gestión... Una venta de humo que queda a la vista ante las denuncias de ASUBA desde donde desmintieron que estas adquisiciones hayan beneficiado al personal subalterno: "No dijo que los préstamos del IAF están lejos del alcance de gran parte del personal subalterno, que con sueldos por debajo de los $900.000 no puede acceder a esos créditos sin comprometer la mayor parte de sus ingresos", señalaron.
La crítica es contundente: "Si realmente se pretende reivindicar a las Fuerzas Armadas como dice, debe empezar por lo básico: asegurar su bienestar integral, no solo anunciar compras de armamento. La reivindicación no puede ser sólo bélica. También tiene que ser humana, salarial, sanitaria y concreta", dijeron los suboficiales.
La carta finaliza con un ultimátum para Petri: "No basta con reconocer el problema, es momento de resolverlo. Usted tiene hoy la oportunidad de ser recordado como quien hizo justicia con los que siempre fueron postergados. O de sumarse a la larga lista de quienes miraron hacia otro lado mientras miles caían en la pobreza, la frustración y el abandono".
Petri no tiene vuelta atrás: el descontento dentro de las Fuerzas Armadas no es nuevo, pero esta vez parece haber alcanzado un punto crítico. Las comparaciones con las protestas de 2012, cuando suboficiales de Gendarmería y Prefectura se manifestaron por condiciones similares, son cada vez más frecuentes. Además, crecen las versiones sobre una posible salida de Petri tras las elecciones para enfocarse en su carrera como gobernador para Mendoza.
Mientras tanto, los oficiales que reprimen manifestaciones cada miércoles están cada vez más cerca de cobrar como jubilados. La indignación crece y la paciencia se agota. ¿Será este el principio del fin para Luis Petri en Defensa? Los uniformados ya eligieron: no van a resignarse y según explicitaron, tampoco van a rendirse.