Por primera vez, el nombre de Amílcar Aballay brillará en la emblemática marquesina del Teatro Broadway. Será el próximo 1 de junio, cuando el actor y creador de contenidos porteño se suba al escenario de la calle Corrientes para presentar en vivo El show de Rocco, el obrero, una obra pensada para que grandes y chicos rían, se emocionen y, por qué no, se vean reflejados en las peripecias de un trabajador carismático, torpe, enamorado y entrañable.

Para quienes aún no lo conocen -sí, quedan algunos-, Amílcar es el responsable de Rocco, el obrero, una ficción digital que combina los códigos de la novela, la comedia y el absurdo, con más de 7 millones de suscriptores en YouTube, 141 mil en Instagram, otros casi 400 mil en TikTok y una legión de fanáticos en toda América Latina, EE. UU. y Europa. El personaje, vestido con una musculosa blanca, pantalón roto, tiradores y un casco de seguridad que rara vez usa, se enfrenta a batallas cargadas de engaños, bromas, confusiones y accidentes, se suceden en una trama que atrapa a los usuarios. Pero lo que podría ser una telenovela más, en manos de Aballay se transforma en un fenómeno de internet con miles de microepisodios cargados de humor, enredos, reflexiones y una cuota sutil -pero efectiva- de crítica social.
Desde su lugar en el teatro, Amílcar se muestra sereno y feliz: "Estoy muy contento. Este es un sueño por el que venimos trabajando hace mucho. Pasar del celular al escenario del Broadway es un desafío, pero lo hacemos con muchas ganas. Estoy muy feliz, orgulloso. Mi equipo y yo al mismo tiempo venimos trabajando hace mucho para llegar a un lugar como este, con la emblemática de la calle Corrientes". Para él, el salto de las redes al teatro no es una mudanza, sino una expansión: "Rocco nació en el celular, pero siempre fue un producto versátil. Puede estar en cualquier formato. Ruede ir a la pantalla chica, a la pantalla grande, mediana, a donde sea".
Todo comenzó, curiosamente, como un trabajo por encargo. Mientras colaboraba con Kwai, una plataforma asiática de microficciones, Aballay debía inventar personajes y series a contrarreloj. De ahí nació Rocco. "Se me ocurrió hacer un obrero porque es algo cotidiano, cercano. Y también porque quería actuar en musculosa y hacer de galán. Como no me llamó Polka, me inventé mi propio personaje", bromea y agrega en diálogo con BigBang: "Cuando se terminó el contrato con esa aplicación, lo desembarcamos en otra plataforma y fue al que más continuidad le pude dar por una cuestión de que al público le gustaba".
Según contó, Rocco era el favorito del público. "Se aferraban con los personajes...esperaban ver qué sucedía y cómo se vinculaban, entonces nació en sus inicios por una necesidad de seguir trabajando y de seguir creando, y ahora se va adaptando a los formatos y a la necesidad del público, Ese "galán lúdico", como lo define, le permitió combinar humor físico, ternura y actualidad: "Rocco baila, canta, se enamora, se pelea con el jefe porque no le alcanza el sueldo. Es un obrero que no quiere trabajar, pero que todos quieren ver. "Yo creo que algo importante para conectar con el público es hacer algo cotidiano y creo que nada más fiel que un trabajador, que alguien que va todos los días a trabajar, que tiene ese contacto con el público y además también tengo que decirte que tenía ganas de ponerme una musculosa y actuar".
El detrás de escena es tan particular como el personaje. Amílcar no usa guiones. Improvisa. Tiene una idea, graba plano por plano y luego edita: "Los actores que vienen a grabar conmigo no lo pueden creer. Pero a mí me funciona así. Es como jugar. Entiendo qué necesita el público, y trato de dárselo todos los días". Lo dice alguien que trabaja todos los días. Y que siente presión: "Sí, claro que la siento. Pero esto es como patear un penal: si lo ensayaste mucho, lo metés. Acá es igual, hay una estructura lógica, matemática, pero también hay que ponerle creatividad y corazón. Esa presión, sin embargo, no lo paraliza. Todo lo contrario. Se apoya en su comunidad, sobre todo en los niños, quienes forman hoy el núcleo más fiel de su audiencia. "Actúo para ellos. Escucho lo que piden, leo los comentarios, y adapto el contenido", cuenta.
Y aclara: "Ellos son parte de la evolución de Rocco". Una de las frases más repetidas de Aballay en sus redes es "No hay excusas". Al ser consultado sobre el por qué, no dudó en remarcar: "Yo creo que siempre se puede que con esfuerzo, con amor, con pasión las cosas siempre se pueden dar y con mucho trabajo, porque el talento no tiene sentido si no hay trabajo. Porque el único que te puede frenar sos vos. El talento no sirve si no hay trabajo. Vas a fracasar, te vas a sentir mal, vas a tener miedo. Pero si sabés que lo podés lograr, lo vas a lograr. El camino es largo, pero la luz al final del túnel aparece".
La frase no es casual. Antes de Rocco, Amílcar había intentado insertarse en el mundo de la actuación convencional. "No me fue bien. Me decepcionó un poco ese mundo. Pero gracias a este personaje puedo seguir haciendo lo que amo". Aun así, no cierra la puerta: "Me encantaría hacer algo más tradicional si se da del lado correcto, con alguien que ya sepa quién soy y lo que estoy haciendo. Para esta obra voy a invitar a directores de casting. Ojalá surjan cosas". Cuando se le pregunta con quién le gustaría colaborar, se le iluminan los ojos: "Mariano Martínez, Nicolás Cabré, Rodrigo de la Serna, Francella . Son mis ídolos".
Incluso, afirmó: "Ya le mandé un mensaje a Mariano para invitarlo al Broadway. Rocco está inspirado un poco en él, en sus personajes de los 2000". Mientras tanto, sigue construyendo desde su lugar. Es actor, productor, director, guionista improvisado y, sobre todo, un obrero del contenido digital. "Hoy me toca estar acá, pero siempre quiero más. Me levanto todos los días pensando en qué puedo mejorar". ¿Qué le diría Amílcar al que empezó haciendo mímicas en TikTok? "Le diría que no se rinda. Que se va a equivocar, que va a pasarla mal, pero que si sigue trabajando, si no se detiene, un día va a ver su nombre en una marquesina. Y va a saber que todo valió la pena", cerró.