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Un proceso que transforma

Guillermina Valdés y Ernestina Pais: "El divorcio del año" como espejo emocional, desafío personal y catarsis sobre el escenario

Las protagonistas de la nueva comedia de José María Muscari hablan de vínculos, salud mental, redes y el vértigo de actuar sus propios conflictos sin escudo.

03 Diciembre de 2025 13:41
Ernestina Pais y Guillermina Valdés

En la antesala del estreno de El divorcio del año, Guillermina Valdés y Ernestina Pais se sumergen en un material que las interpela más allá del humor ácido y la dinámica vertiginosa que propone José María Muscari. La obra -primer lanzamiento confirmado para la cartelera 2026- explora el amor, la ruptura, la exposición mediática y las fragilidades que salen a flote cuando una familia entera queda bajo la mirada pública. Y para sus protagonistas, el desafío artístico también es personal.

La puesta de Muscari, cuentan, no da respiro. "En eso, la puesta de José es muy buena, porque él todo el tiempo nos está enfrentando, no solo en el texto, sino físicamente en el escenario", explica Pais. "Si fuera un postista, fue una novedad... cuando lo agarra José lo pone en el escenario, la obra redimensiona. En base a eso, cruzarnos, ir, venir... no tiene calma, y me parece que un poco va en un vertiginoso ir hasta que llega al punto de no retorno y la cosa cambia", agrega.

Valdés coincide. Su personaje -una mujer adicta al conflicto- la obliga a habitar un territorio que nunca eligió en su vida real. "Mi personaje es adicta al quilombo, y a mí me pareció muy desafiante esta obra; yo siempre huyo del quilombo", confiesa en diálogo con BigBang. "Él me invita a vivirlo en un lugar muy verdadero, y eso a mí me parece muy interesante".

Ese contraste entre persona pública y rol ficcional atraviesa toda la obra. Muscari les pidió correr límites, activar zonas incómodas, romper capas. "Vos no tenés el gen del quilombo", le dijo el director a Valdés en un ensayo, y ella lo recuerda como una clave para su construcción del personaje. "Este personaje es una tirabombas constante... estoy encontrando cosas mías que desconocía".

Pais vive algo similar desde su propio personaje: una abogada despiadada, cínica y ambiciosa, que de pronto se ve obligada a preguntarse si esa identidad la representa. "Es malísima, se quiere comer crudo a todo el mundo... hasta que este caso particular la lleva a decir '¿yo quiero seguir viviendo así?'", relata. Su proceso actoral se mezcla con su vida personal: "Estoy en un momento bisagra en mi vida, donde elijo lo que quiero ser... lo que tiene el teatro es sanador".

El divorcio del año, primera gran apuesta teatral de 2026

La trama, centrada en una separación brutal expuesta en redes y medios, activa resonancias personales. ¿Hubo algo que las enfrentara a nivel íntimo? Valdés no duda: "A mi personaje su hija me genera muchísima frustración... es la expresión de mis malas decisiones y de mi egoísmo como madre". Y agrega: "Soy mamá de cuatro, y estoy transitando una manera de vivir un vínculo que no hay un desamor, pero sí lo que cada uno pudo en cada momento".

Pais también habla desde la maternidad: "Llegás a un momento en que decís: a partir de ahora van a hacer su vida, pero hasta acá las herramientas te las di yo, y es fuerte". La obra, aseguran, también dialoga con los debates actuales sobre salud mental. "Hoy nuestra salud mental trasciende todo lo que hacemos... normalizar cosas que antes normalizábamos porque no se podía hablar, hoy se puede", dice Pais. 

La obra lo lleva "al punto extremo", pero siempre con humor: "Además, se van a cagar de risa". Valdés lo sintetiza con simpleza: "Se puede reír de sus propios dramas, como la vida, ¿no?". Las redes sociales -tema que también aparece en la obra- generan reflexiones cruzadas. Pais advierte sobre la fantasía de que la existencia depende de la exposición: "Si bajamos la idea de que sin vernos no existimos, estamos en un peligro... eso le está pasando a nuestros hijos". 

Valdés, madre de cuatro, coincide y suma preocupación: "Es una herramienta que no sabemos a dónde nos está llevando... mi hijo de once ya no ve películas, ve videos cortos. Me ocupa y me preocupa". Ambas reconocen que las redes funcionan como herramienta laboral, pero insisten en la importancia de establecer límites claros entre lo público y lo íntimo. "Si vos empezás a mostrar toda tu vida, cuando pase algo te van a exigir que lo muestres", advierte Pais.

Ernestina Pais y Guillermina Valdés

Sobre el final, guardan absoluto silencio -y humor- cuando se les pregunta por el mensaje que deja la obra. "Tiene un final tan desconcertante... no podemos hablar", ríe Pais. Valdés, en cambio, sugiere lo que puede: "Alguno de los cinco personajes te va a llevar a repensar tu vida... sobre todo por todo lo que armamos para el afuera y lo que cuesta sostenerlo". El divorcio del año se perfila como una comedia explosiva, sensible, incómoda y profundamente contemporánea. Y si algo dejan en claro Guillermina y Ernestina es que el proceso actoral ya las transformó. Ahora será el turno del público.