La pantalla del mediodía tuvo uno de esos momentos que quedan en la memoria televisiva. Sandra Borghi, rostro emblemático de El Trece y TN, se despidió al aire luego de 25 años de carrera en la señal. Lo hizo entre lágrimas, agradecimientos y definiciones personales que conmovieron a la audiencia de Mediodía Noticias, el ciclo que conducía junto a Luis Otero, y que promedió 3,8 puntos de rating durante su emisión especial.
La periodista explicó que su salida no responde a un conflicto sino a una decisión íntima, atravesada por el paso del tiempo y la necesidad de reinventarse. "Cumplir 50 años fue una bisagra en mi vida. Una bisagra de tomar decisiones y eso es lo que estoy haciendo", expresó con la voz quebrada. Y resumió su recorrido con una frase que sintetizó su crecimiento profesional y personal: "Entré siendo una y me voy siendo otra. Aprendí, me equivoqué y volví a intentarlo".
Uno de los pasajes más emotivos llegó cuando miró a Otero y le habló desde un lugar profundamente personal. "Cumplí el sueño de mi viejo, que era trabajar con vos. Él era racinguista como vos", dijo, antes de fundirse en un abrazo que selló años de trabajo compartido. También hubo un momento especial dedicado a su familia y, sobre todo, a sus hijos: "Ellos tienen una mamá que admiran y cada esfuerzo que hice por ellos valió la pena".
El cierre dejó una puerta abierta al futuro: "Elijo cerrar un ciclo y también una etapa". Sin embargo, el adiós de Borghi no terminó cuando se apagaron las cámaras. En las horas siguientes, su despedida se convirtió en eje de una inesperada polémica televisiva. Fue Marina Calabró quien encendió el debate en Lape Social Club, al comparar el tiempo y el trato que recibió Borghi con otras salidas resonantes de la televisión.
En ese marco, Calabró reveló que la periodista recibió una "carta-mail" firmada por el gerente del canal, Ricardo Ravanelli, en la que se destacaban sus 25 años de trayectoria en Artear. "Hoy somos testigos del cierre de un ciclo en la vida profesional de Sandra. Fueron nada más y nada menos que 25 años de una intensidad y un vértigo propios de la Argentina en la que vivimos", leyó al aire la periodista.
Luego, subrayó que Borghi se convirtió en "una referente incuestionable del periodismo en la calle. Justo allí donde debemos estar". La comparación se volvió más filosa cuando Calabró puso el cronómetro sobre la mesa: Borghi tuvo siete minutos y cuarenta segundos para despedirse. Muy lejos de los 25 segundos que necesitó Beto Casella para cerrar su etapa en Canal 9. Y aún más lejos del caso de Sergio Lapegüe, a quien la periodista también consultó en vivo.
Con el dedo en la llaga, Marina le preguntó: "¿Te hicieron carta mail de despedida?". Lapegüe negó haber recibido algo similar y fue contundente al recordar su salida tras más de tres décadas en la señal: "34 años. No me despidieron todavía, me dieron la oportunidad de hablar dos minutos". Así, lo que empezó como un adiós emotivo terminó reabriendo una vieja discusión en la TV: cuánto vale una trayectoria, cómo se reconoce a quienes pasan décadas frente a cámara y por qué no todas las despedidas pesan lo mismo. Mientras Sandra Borghi ya mira hacia nuevos desafíos, su salida dejó una comparación incómoda que volvió a sacudir al medio.