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Protesta sorpresiva

Cancelaciones, demoras y pasajeros a la deriva: los trenes circulan a 30 km/h por una medida de fuerza

Reclamos salariales, denuncias gremiales y un Estado ausente que no logra garantizar un servicio básico.

24 Septiembre de 2025 11:30
Los trenes circulan a 30 km/h por una medida de fuerza de maquinistas

La rutina de millones de personas en el Área Metropolitana de Buenos Aires se transformó este miércoles en un calvario. Desde las primeras horas del día, las formaciones ferroviarias comenzaron a circular a tan solo 30 kilómetros por hora, en una medida de fuerza dispuesta por el gremio de maquinistas La Fraternidad. La decisión, anunciada sin previo aviso, afectó a todas las líneas -Sarmiento, Roca, Mitre, Belgrano Sur, Belgrano Norte, San Martín y Urquiza- y desató un caos de proporciones, con andenes abarrotados, usuarios caminando por las vías y escenas de indignación que dejaron en evidencia la precariedad del sistema de transporte.

Los trenes demorados y hasta cancelados por una medida de fuerza gremial

En un comunicado,  Trenes Argentinos señaló que fueron perjudicados "más de un millón de pasajeros"  y describió: "Se trató de una medida de fuerza sorpresiva y encubierta del gremio La Fraternidad, que nuclea a los conductores". La postal de la jornada incluyó imágenes peligrosas: pasajeros que, cansados de la demora, descendieron de una formación detenida del tren Roca entre Burzaco y Adrogué, y comenzaron a caminar por las vías para intentar llegar a destino. 

La medida gremial, que se extenderá durante 24 horas, fue justificada por La Fraternidad en la falta de avances en las negociaciones paritarias y en una batería de reclamos no atendidos por el gobierno que encabeza el presidente Javier Milei. Entre ellos, denunciaron un sistema de ART "deplorable e insuficiente", bajos ingresos en algunas líneas derivados de "acuerdos inconsultos" y una planificación de itinerarios "un desastre y sin apertura a sugerencias".

El trasfondo, como viene ocurriendo desde hace más de un año y medio, grafica la ausencia de un Estado capaz de mediar eficazmente en los conflictos y garantizar un transporte público a la altura de la demanda cotidiana. No es la primera vez que los maquinistas recurren a la reducción de velocidad como herramienta de presión: ya lo habían hecho el año pasado. En esta ocasión, la protesta paralizó prácticamente al AMBA, empujando a millones de usuarios a una odisea urbana.

La bronca de los pasajeros fue inmediata. "Todos los días paran cuando quieren, te dicen que pasó algo y no pasó nada", se quejó una usuaria en la estación Moreno ante las cámaras de TN. Otra mujer, con visible enojo, agregó: "Dejen laburar, loco, es lo único que pido, por favor". Lejos de la empatía con los usuarios, la información oficial brilló por su ausencia: los carteles en las estaciones no informaban las demoras y la comunicación quedó reducida a los operarios que, a viva voz, intentaban explicar que se trataba de una medida gremial. El resultado fue el de siempre: ciudadanos de a pie, rehenes de un conflicto que los supera.