22 Mayo de 2025 13:38

La escena más oscura puede habitar detrás de una sonrisa luminosa. Así lo demuestra la tragedia que sacude al barrio porteño de Villa Crespo, donde Laura Leguizamón, una mujer que -según quienes la conocían- era "hermosa, feliz y siempre sonriente", está señalada como la autora de uno de los crímenes familiares más estremecedores de los últimos años: el presunto asesinato de su esposo y de sus dos hijos adolescentes, seguido por su suicidio. "Eran hermosos todos", relató entre lágrimas Paula, la encargada del edificio de la calle Aguirre al 200 donde ocurrió la masacre. "Laura era hermosa, siempre feliz y sonriendo...", aclaró ante los medios.

Y alcanzó a decir, devastada por la escena con la que se encontró la empleada doméstica que trabajaba en la casa y que dio aviso a las autoridades, que "no sabía que Leguizamón) estaba en tratamiento". Hacía años que la familia vivía allí. Eran parte del paisaje cotidiano. Nadie, ni siquiera quienes la veían todos los días, advirtió que algo tan monstruoso podía estar gestándose detrás de esas puertas cerradas.
El espanto irrumpió el miércoles, cuando la Policía encontró los cuerpos sin vida de Bernardo Sergio Seltzer (53), Ian (15) e Ivo (13). Todos habían sido apuñalados. También estaba allí el cuerpo de Laura Leguizamón, la madre, con heridas que indicarían un suicidio. La hipótesis principal que maneja el fiscal César Troncoso, a cargo de la causa, es que fue ella quien cometió los asesinatos.
Desde ese momento, los investigadores comenzaron a reconstruir el rompecabezas de una mente que habría colapsado. Según reveló una de las hermanas de Laura, la mujer estaba bajo tratamiento psiquiátrico, aunque se sospecha que había abandonado la medicación. En el departamento se hallaron cajas de Sertralina, un antidepresivo, completamente vacía, y otra de Olanzapina, un antipsicótico, casi intacta: tenía dos blísteres con siete pastillas y uno con cinco.

De acuerdo con el sitio de salud estadounidense MedlinePlus, la olanzapina se usa para tratar los síntomas de esquizofrenia (una enfermedad mental que ocasiona pensamiento alterado o pensamiento inusual, pérdida de interés en la vida y emociones fuertes o inapropiadas) en adultos y adolescentes mayores de 13 años. Esa ausencia de tratamiento podría haber sido el detonante de un brote psicótico con consecuencias irreparables. "Estamos ante un caso de posible homicidio altruista, donde la persona cree que matando a sus seres queridos les ahorra sufrimiento o los protege de un mal mayor", explicó el psiquiatra forense Enrique De Rosa Alabaster.
En diálogo con la Agencia Noticias Argentinas, continuó: "Es una pérdida total de contacto con la realidad". El especialista detalló que estos actos no son comunes ni previsibles. "Las enfermedades mentales están poco representadas en las estadísticas de homicidios", señaló. Sin embargo, aclaró: "En estos crímenes familiares, la variable psicótica puede intervenir cuando la persona no ve otra salida". Lo cierto es que no hubo gritos, ni golpes, ni señales. Nadie escuchó nada. Las puertas estaban cerradas por dentro. No hubo defensa posible. El horror ocurrió en silencio.

A medida que los detalles surgen, el desconcierto crece. ¿Qué pensamientos turbios y solitarios habrán invadido la mente de Laura en esos últimos días? ¿Quién podría haberla salvado de sí misma y de lo que estaba por hacer? "Eran una hermosa familia, no puedo decir más nada", repite Paula con la voz rota.