La escena era desconcertante: patrulleros, móviles de Criminalística y una morguera estacionados sobre la calle Irigoyen al 500, entre Misiones y Quintana, del barrio Palermo, en la ciudad de La Banda. Adentro de una de esas casas vivía Diana Gómez Russo, una nena de apenas 9 años, junto a su madre y sus abuelos. Allí, la policía encontró su cuerpo sin vida, recostado sobre la cama, sin signos de violencia visibles. Su madre, María de los Ángeles Russo, estaba al lado. Según relataron los efectivos, los recibió con una calma perturbadora. "Le di clonazepam anoche", les dijo. Esa frase estremeció a los investigadores.
Los peritos estimaron que la muerte de la pequeña había ocurrido durante la noche, entre la cena y la hora de dormir. "La data de muerte no superaba las ocho horas", detallaron fuentes del caso. A simple vista, no había lesiones ni rastros de pelea, solo el silencio devastador que siguió a la confesión. La fiscal Natalia Saavedra, a cargo de la investigación junto al fiscal Álvaro Yagüe, fue cauta al hablar con los medios. "Por el momento tenemos mucha información que chequear. La autopsia nos va a arrojar un resultado o parámetro importante de las causas de la muerte", explicó la funcionaria pública.
Ambos magistrados confirmaron que Russo permanece detenida, aunque todavía no se definió bajo qué figura penal será imputada. De acuerdo con testimonios de vecinos y familiares, la mujer había sido internada varias veces en centros psiquiátricos de la provincia, aunque abandonaba los tratamientos ambulatorios. Según describieron, Russo sufría episodios, pero nunca de violencia hacia su hija. "La nena iba a tomar su primera comunión en noviembre", detalló una vecina. Mientras los peritos trabajaban dentro de la vivienda, la calle se llenó de gente. Vecinos, amigos y familiares llegaron en silencio, incrédulos, esperando alguna explicación.
Cuando la morguera retiró el cuerpo de Diana, el dolor se volvió insoportable: su abuelo, desesperado, gritaba que lo dejaran verla una vez más. Las escenas eran desgarradoras. En la Escuela Santiago Apóstol, donde cursaba cuarto grado, la noticia provocó una conmoción total. La institución suspendió las clases y la muestra anual de educación física, y difundió un comunicado pidiendo por "su alma y la pronta resignación de su familia y amigos". Luciana, una de sus maestras de danza, la despidió con un texto a través de su cuenta de Facebook. "No hay palabras que alcancen", escribió junto a un video de la nena.
Y agregó: "Hoy comparto este abrazo porque refleja todo lo que ella era: ternura, entrega y una pasión inmensa por la danza. Me enseñó tanto. Me enseñó a cuidarla, a reír con ella, y a entender que el arte puede ser un hogar". Y cerró con una frase que se viralizó en cuestión de horas: "Llevaré su luz en cada coreografía, en cada ensayo, en cada función. Que su recuerdo nos inspire a acoger más amor y más cuidado. Por siempre, mi Diana Gómez Russo". La autopsia será determinante para conocer cómo murió la niña y cuál será el destino judicial de su madre.