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Negligencia y desidia

Mala praxis, encubrimiento y una causa que la Justicia busca silenciar: "Valentino no murió, a mi hijo lo mataron"

Natalia Cura denuncia mala praxis, encubrimiento institucional y abandono judicial tras la muerte de su bebé de cuatro meses en el Hospital de Niños de Tucumán.

01 Agosto de 2025 17:26
Valentino Cura tenía sólo 4 meses

Natalia Cura no duda al hablar. Su voz, entrecortada por momentos, es al mismo tiempo el grito de una madre destrozada y el testimonio de una mujer que decidió no dejarse ganar por el apriete de turno ni callarse. Desde que su hijo Valentino falleció tras una operación cardiovascular en el Hospital de Niños de San Miguel de Tucumán, se enfrenta a un sistema que, según denuncia, busca encubrir responsabilidades, acallar reclamos y garantizar impunidad. "A mi hijo lo mataron. Y yo no voy a parar hasta que paguen todos los responsables", repite. La causa judicial, caratulada como "homicidio culposo", está en manos de la Fiscalía de Pedro Gallo, pero Natalia asegura que el camino estuvo y está plagado de obstáculos gracias, en parte, a este funcionario público que sólo intenta poner trabas y demorar procesos. 

Valentino Cura

Así lo denuncia Natalia en diálogo con BigBang: "Jamás me quiso dar la cara. Me atendieron una sola vez al principio. El resto del tiempo, silencio. Hasta me encadené en la fiscalía. Recién al segundo día, con la prensa presente, decidió archivarme la causa. Me dijo que no había pruebas suficientes y me dio tres días para presentarlas". En tiempo récord, Natalia contrató un equipo de peritos forenses de Córdoba y logró que se convocara una audiencia para reabrir la investigación. "Presentamos fotos, los pedidos prequirúrgicos que demostraban que nunca se hicieron estudios previos. Ellos pusieron en la historia clínica que le habían hecho electrocardiograma, radiografía, tomografía... todo falso. El juez le pidió al hospital que presentara esas pruebas, pero no existen. No hay registro de ningún estudio", explicó. Y como era casi evidente, el magistrado -cuenta Natalia-, con las pruebas de ella de su lado, "reabrió la causa". Pero el fiscal Gallo sigue ignorando su causa. 

La triste historia de Valentino

Valentino nació con síndrome de Down y una cardiopatía congénita que, según su primera cardióloga en la Maternidad, podía resolverse con el tiempo y tratamiento. "Me dijo que no hacía falta cirugía, que mientras tomara la medicación y se hicieran controles, los orificios en el corazón se podían cerrar solos". Pero cuando la profesional fue madre y tuvo que viajar a Buenos Aires, la atención fue derivada al Hospital de Niños.

Allí comenzó lo que Natalia describe como un calvario. "La nueva supuesta cardióloga le hizo una ecografía al voleo y un análisis de sangre. Con eso, los residentes Pablo Carrera y Magdalena Reyes decidieron operarlo. Me dijeron que eran los cirujanos cardiovasculares del hospital, pero después me enteré de que eran residentes, y que usaban el sello de Rubén Toledo, el jefe de cirugía. Nunca me explicaron eso".

La operación, inicialmente prevista para el 4 de marzo de 2024, fue sorpresivamente adelantada al 20 de febrero. "Me llamaron de urgencia. Mi hijo estaba anémico, con bronquitis y bajo peso. Yo les pedí que no lo operen, que lo deriven a Buenos Aires, pero me dijeron que era imposible por protocolo". Valentino salió del quirófano llorando, sin estar intubado, sin marcapasos, sin drenaje. "Me habían dicho que iba a estar dormido, intubado por 48 horas", le contó Natalia a este portal.

Y siguió, con dolor y angustia: "Salió despierto, atado, desnudo, y una enfermera me dijo que estaba 'caprichoso'. Horas después, me llamaron diciendo que llevaba media hora en paro y no respondía. Entré a terapia y murió en mis brazos. Me dejaron sola, mi hijo estaba ensangrentado, sin cables, sin nada. Me lo llevé envuelto en una manta". Natalia denuncia que la historia clínica fue adulterada. "Todo lo que figura es mentira. Pusieron estudios que nunca se hicieron, horarios que no concuerdan, dicen que estuvo internado días que no estuvo. Hasta dijeron que la operación duró 29 minutos, cuando yo estuve seis horas en la puerta del quirófano", le relató a este medio.

Cuando intentó acceder a la historia clínica, la directora del hospital la recibió con un abogado. "Me dijeron que vuelva con abogado si quería preguntar algo. Y cuando me recibió el ministro de Salud, Luis Medina Ruiz, me pidió que deje de hacer marchas, que haga el duelo en paz. Yo le mostré las fotos, las pruebas, y él me pidió que perdone a los asesinos de mi hijo para poder estar tranquila". Natalia también señala que fue amenazada y acosada. "Me tiraron un auto encima, me siguen, me filman cuando hago marchas. Hasta una jefa de enfermería del hospital vino a mi casa llorando, reconociendo que lo mataron a Valentino", señaló.

La denuncia contra el Hospital de Niños de Tucumán

Según le explicó la profesional, la habían intentado "correr" de su cargo del Hospital de Niños de San Miguel de Tucumán luego del caso de Valentino. "A las semanas apareció borracha, armada, gritando en mi puerta. Tengo todo documentado", afirma Natalia. Pese al dolor y al miedo, Natalia sigue adelante. Hace marchas frente al hospital, expone su caso en redes sociales y presiona a la Justicia. "El hospital quiere silenciarme porque lo que hicieron conmigo lo hicieron muchas veces. Hay otras madres a las que archivaron las causas. Yo no voy a parar hasta que todos paguen. Ni el fiscal, ni el hospital, ni el ministro. Todos son responsables", afirmó.

Y cerró con una frase que duele pero que ilumina su causa: "A Valentino no me lo van a devolver. Pero si mi hijo fue víctima, que al menos sea la última". El 20 de febrero de 2024, la vida de Natalia Cura cambió para siempre: su hijo Valentino, de apenas cuatro meses, murió tras una cirugía cardíaca en el Hospital de Niños de San Miguel de Tucumán. Ella no sólo sostiene que el fallecimiento fue consecuencia directa de una serie de negligencias médicas, omisiones y contradicciones en el tratamiento que recibió, sino que además tiene pruebas, filmaciones, mensajes y hasta audios de los actores principales que comprobarían que esto ocurrió tal y como afirma, 

Natalia advirtió reiteradamente que su hijo no estaba en condiciones de ser operado. Sin embargo, el médico Pablo Carrera insistió en que el bebé estaba "perfecto" y decidió avanzar. Solo se le hizo un análisis de sangre. La madre aceptó, confiando en el criterio del equipo, compuesto además por Emilia Croigverg, Magdalena Reyes y Rubén Toledo (presentado como jefe de cirugía). La operación fue realizada sin haber confirmado si el ducto cardíaco seguía abierto. Tras el procedimiento, los médicos informaron que la cirugía había sido "exitosa", pero reconocieron que el ducto ya estaba cerrado, tal como habían sostenido inicialmente la cardióloga original y el pediatra.

El equipo incluso admitió que Valentino debió ser monitoreado por su debilidad respiratoria debido al síndrome de Down, algo que tampoco se respetó. Contrario a lo prometido -que el bebé saldría sedado, intubado y con marcapasos-, Valentino salió del quirófano despierto, llorando, sin intubar y visiblemente dolorido. Estaba desnudo, hipotérmico, atado de pies y manos por "caprichoso", y no recibió analgésicos. Horas después, la madre fue alertada por movimientos extraños en la terapia intensiva. Al ingresar, los médicos le informaron que Valentino llevaba media hora en paro y que intentaban reanimarlo. Finalmente, falleció en sus brazos. 

El equipo médico desapareció y nadie le explicó lo que había pasado. Natalia fue retirada del hospital por la policía mientras cargaba el cuerpo de su hijo envuelto en una manta, sin ropa ni atención digna. Ella y su familia denuncia las evidentes irregularidades graves: no se hicieron estudios prequirúrgicos, hubo contradicciones en los diagnósticos, no se respetaron protocolos médicos, y tras el fallecimiento se adulteró la historia clínica. Natalia ya entregó fotos que prueban que su hijo no tenía ni marcapasos ni drenaje al morir, en contradicción con lo que había sido informado. Pero el fiscal le pidió más pruebas. 

Valentino tenía 4 meses, nació con síndrome de Down y padecía una cardiopatía congénita

Y ella las buscó y consiguió de la mano de un equipo de peritos forenses de Córdoba. Lo curioso de todo esto es que la primera junta médica oficial fue invalidada porque uno de los peritos que la integró era parte del equipo que operó a su hijo, razón por la cual solicitaron la nulidad de esa instancia. También aseguró que el hospital intentó frenar su reclamo y que jamás recibió explicaciones claras. Según sus dichos, el equipo que participó de la operación estaba compuesto mayoritariamente por residentes y se usaban sellos de jefaturas ajenas. La causa sigue caratulada como "homicidio culposo", ya tiene pedido de reapertura por parte del juez y está en manos de la Justicia.