Córdoba revive su dolor más profundo. En el predio donde funcionó el centro clandestino de detención La Perla, durante los años más nefastos de la última dictadura cívico-militar, se encontraron restos humanos. El hallazgo, anunciado por el juez federal Hugo Vaca Narvaja, abre una herida que nunca terminó de cerrar y aviva la esperanza de miles de familias que llevan medio siglo buscando respuestas.
El descubrimiento ocurrió en la primera semana de trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) en la zona conocida como "Loma del Torito". Aunque los restos óseos aún deben ser analizados para determinar si es posible extraer ADN, el contexto del hallazgo es compatible con las atrocidades cometidas en ese lugar entre 1976 y 1978.
Miguel Ceballos, secretario del Juzgado, expresó con solemnidad: "Consideramos que estamos en el lugar correcto de búsqueda, aunque las tareas recién comienzan. Somos plenamente conscientes del impacto que esta noticia tiene para familias que llevan 50 años buscando a sus seres queridos".
La Perla, ubicada a la vera de la Ruta 20 que conecta Córdoba con Villa Carlos Paz, fue un epicentro del horror. Según el Archivo Provincial de la Memoria, por allí pasaron entre 2.000 y 2.500 personas, la mayoría de las cuales jamás fueron encontradas. Testimonios estremecedores en los juicios revelaron cómo algunos eran torturados hasta la muerte y otros ejecutados bajo el eufemismo del "traslado".
En 1979, los represores intentaron ocultar sus crímenes mediante un operativo de "limpieza" para retirar los cuerpos. Sin embargo, décadas después, la verdad sigue emergiendo. Una imagen aérea reciente confirmó movimientos de tierra en esa época, lo que permitió acotar el área de búsqueda en este predio de 14 mil hectáreas.
El trabajo del EAAF continuará durante los próximos meses. La esperanza es encontrar más restos y brindar a las familias lo que tanto anhelan: certezas. "Cuando se encuentra un cuerpo y se identifica, esa persona deja de ser un desaparecido para convertirse en un asesinado. Para su familia, la búsqueda llega a su fin", expresó el juez Vaca Narvaja con tristeza y determinación.
En un rincón de Córdoba donde el silencio alguna vez fue cómplice del horror, hoy se escuchan ecos de justicia. Los huesos hallados no solo son evidencia; son testigos silenciosos de una historia que nunca debió escribirse. Cada fragmento encontrado representa una vida arrebatada y un duelo inconcluso por la violación indiscriminada de los derechos humanos en Argentina.