Lo que debía ser una fiesta de fin de ciclo escolar se transformó en un episodio de intolerancia y violencia que sacudió al país. Un viaje de egresados a Bariloche de alumnos de la Escuela Humanos de Canning derivó en un escándalo nacional tras la viralización de un video en el que se escucha a los jóvenes -y al adulto responsable del contingente- gritar a coro "hoy quemamos judíos". El caso provocó un repudio generalizado, incluso del propio presidente Javier Milei, y desembocó en una denuncia penal presentada por el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona en los tribunales federales de Retiro.
La causa quedó en manos del juez Sebastián Ramos, quien investiga la supuesta "instigación a cometer delito" en base a la Ley 23.592. El pedido urgente: que cese la difusión del video "ante la rapidez y masividad con la que se está expandiendo un contenido que perjudica en forma directa a toda la comunidad judía". La Escuela Humanos, a través de un comunicado, intentó desmarcarse: "Repudiamos enérgicamente todo tipo de expresiones discriminatorias y excluyentes".
Y, aunque buscó deslindar responsabilidades por lo sucedido en el viaje organizado por la empresa Baxtter, reconoció reuniones con los alumnos y sus familias, quienes presentaron disculpas "de buena fe y con preocupación". También confirmaron contactos con la DAIA y autoridades educativas para definir "acciones a seguir en el marco institucional y dentro de la normativa vigente". Pero los testimonios dan cuenta de una trama aún más inquietante.
Marisa, madre de un alumno de la escuela ORT que viajó con el mismo operador turístico, relató que la hostilidad comenzó mucho antes del video viral. "El hecho más puntual y más escabroso fue la noche anterior: le quitaron el agua violentamente a uno de los chicos y le dijeron que a los judíos 'no había que pedirle permiso'", denunció en diálogo con radio Mitre. La situación obligó a la intervención del bitajón, coordinador de la comunidad judía, y derivó en una denuncia ante la DAIA.
El relato de la mujer no deja lugar a dudas sobre la responsabilidad adulta: "Era bastante gede, bullineaba (sic) a los chicos. Que el padre lo haya hecho no me extrañó, mi hijo ya me había contado que era un papá bastante intenso, se comportaba como un adolescente". Según su versión, ese adulto -designado por las familias como acompañante- no solo no frenó los cánticos antisemitas, sino que se sumó a ellos. "Se me hela la sangre que sean adolescentes que estén cantando por ignorancia o por copiar un discurso de odio masivo", lamentó la mujer en diálogo con el ciclo radial que conduce Eduardo Feinmann.
El clima hostil se extendió a otros espacios compartidos. "Ya en el aeropuerto hubo roces por lo que me dijo mi hijo. Para evitar más tensiones se tomó la decisión de que viajaran en un micro aparte", agregó Marisa. Incluso contó la medida de precaución que adoptó con su hijo: "Cuando veíamos venir la onda, le dije que se quite el Maguén David, la estrella judía, para evitar conflictos y roces". El Ministerio de Economía imputó a Baxtter por "trato indigno y discriminatorio". La firma enfrenta una posible multa de hasta 2.100 millones de pesos si se confirma la infracción al artículo 8 bis de la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor.
Mientras tanto, el daño ya está hecho. Los jóvenes de la ORT debieron aislarse, los videos recorrieron las redes sociales y las autoridades educativas y judiciales debieron intervenir para contener un estallido que expone la persistencia del antisemitismo en la sociedad argentina. Lo cierto es que desde el colegio indicaron que tanto la organización como cualquier situación derivada de ese viaje de egresados son ajenas a su responsabilidad. "Estamos viviendo esta situación que los chicos tienen que estar con más cuidado, la verdad es que es horrible. Espero que esto sirva para que aprendan historia, porque el odio nunca conduce a nada bueno", cerró Marisa.