Lo que iba a ser la fiesta del año terminó convertido en un culebrón digno de un prime time de verano. A días de la primera entrega de los Martín Fierro de Streaming, la gala que prometía coronar a la nueva industria digital está envuelta en un torbellino de chicanas, acusaciones, voto pago, pases de factura y un Luis Ventura indignado. La mecha se encendió cuando se supo que varias categorías -incluida "Mejor comunidad"- se definirán a través de una votación del público... pero pagada.
Ahí explotó todo. El primero en salir a despegarse fue Nico Occhiato, que les pidió a sus seguidores: "Che, de nuestra parte no hay necesidad de que gasten plata en votarnos para ningún premio". A Occhiato se le sumaron Mario Pergolini, que tildó de "tontos" a los organizadores, y Blender, Bondi, Vorterix y medio ecosistema streamer que aseguró haberse enterado "por redes" a cinco días del evento. Y ahí apareció otra voz para sumarle más drama al asunto: la de Pedro Rosemblat.
En diálogo con Intrusos, decidió poner en palabras el nivel de desprolijidad en la organización de los premios. "Creo que, evidentemente, hubo cierta desprolijidad, y eso te lo marca el hecho de que, desde Nico Occhiato de Luzu hasta Pergolini de Vorterix pasando por Ángel de Bondi, incluso nosotros y Rial también, todos dijimos, ´che, nadie nos avisó esto´, ¿viste? Nos enteramos faltando cinco días, nos enteramos por redes", explicó, dejando claro el desconcierto general.
Y fue más allá: "Si ellos organizan un Martín Fierro y no va Luzu, no va Vorterix y no va gelatina, no va Blender, bueno, no se arma esa fiesta. Si necesitás que estemos todos, incluínos", reclamó. También marcó el tema del voto pago: "Yo, por ahí, decido si me interesa o no me interesa, y le digo a mi comunidad, ´che, loco, queremos ganar mejor comunidad, voten´. O como pasó, que decís, ´che, si me lo hacés a la fuerza sin que yo me entere, te sale el tiro por la culata´".
Cuando el notero de Intrusos le recordó su chicana de que parecía más "la fiesta de los Martín Fierro o la fiesta del fin de año de los Cella", Rosemblat relajó: "No, pero está todo bien. Es un chiste. No creo que lo hayan hecho con intencionalidad maliciosa. Pecaron de ingenuas, de suponer que todos íbamos a ir corriendo a la fiesta que ellos proponen".
Mientras tanto, Luis Ventura decidió ponerse el traje de villano de gala y disparó contra Occhiato: lo acusó de "hipócrita", de cometer "una vigilanteada" y retrucó que el conductor "se cansó de facturar en La Voz con gente que llamaba y facturaba". Y eso no fue todo: "Esta fiesta sale 500 millones de mangos, ¿de dónde quiere que lo saquemos? ¿Que salgamos a robar bancos o qué?", gritó.
Ventura también agitó el avispero asegurando que todo este escándalo no es más que "una interna entre Occhiato y Migue Granados". Solo él sabrá si eso fue gasolina o nafta premium para el fuego. Entre tanto desconcierto, Rosemblat dejó una reflexión que suena casi utópica: "Ojalá no imitemos los vicios de la tele, ojalá podamos construir una industria con otro tipo de relación entre los canales".