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La salteña Kmila Reynoso cierra el año en el Paseo La Plaza, con su fusión del folklore con lo pop y lo melódico

La cantautora trae todo su repertorio para este jueves 11 de diciembre desde las 20:30.

09 Diciembre de 2025 17:07
Kmila Reynoso en BBN.

Con sólo ocho años Camila Reynoso -desde aquí será Kmila- demostró pasión por cantar y a los 10 ya comenzó a tocar la guitarra en su natal localidad salteña de Orán, donde el calor es de lo más fuerte y el sol pega como en el Desierto del Sahara. Sólo cuatro años después, en 2007, sacó su primer disco: Aprendiendo a Crecer, con doce temas de su autoría. En el medio se dio muchos gustos como tocar con grandes referentes como Los Nocheros, pero este jueves 11 de diciembre se dará uno más grande: cerrará el año en el Paseo La Plaza de la Ciudad de Buenos Aires a las 20:30.

La expectativa por este espectáculo en el cual tocará canciones de todo su repertorio de casi 20 años es mucha y su figura desfiló por distintas radios y canales de televisión, en su paso por BigBang, la cantautora recordó sus inicios como el punto de partida de una carrera que hoy la llevó a tocar su primer show con entradas en la capital nacional, ya que ha estado en la Ciudad otras veces para conciertos privados o eventos.

El estilo de Kmila va desde lo melódico y pop a lo folklórico de sus raíces, del encuentro del sol oranense a las guitarreadas de la noche salteña, donde hombres y mujeres cantan las canciones de siempre como si el tiempo nunca hubiera pasado. Aunque en el caso de ella el tiempo pasó, la experiencia fue cada vez más y hoy se prepara para romper la noche porteña, con sus creaciones de los últimos años.

Kmila encabezó una línea familiar de músicos, ya que los tres hermanos que la siguen también se animan al costado artístico. En el camino no se olvidó de lo personal, ya que también logró recibirse de abogada. Pero en los hechos la entusiasman más las canciones y los desamores, que las leyes y los tribunales, donde las creaciones que hace con la guitarra y su voz no tienen lugar.

Mi repertorio en vivo también fue variando y se fue ampliando hacia lo melódico, hacia lo pop"

Volvés a tocar en Buenos Aires, Kmila, ¿cuál es la expectativa para este show?

- Muy contenta y ansiosa porque hace mucho que no hacía una salida a ticket. Había sido contratada por algunos lugares, pero no para vender las entradas a un recital donde la gente va exclusivamente a escuchar tu repertorio. Vamos a estar a banda completa.

Vas a traer tu material, tenés temas nuevos, ¿cuál es la propuesta para el público que te va a poder ver en Buenos Aires?

- Un poco es el recorrido de Mandrágora, que es el último disco que grabamos en el estudio El Cerro de Los Nocheros en Salta, con Rafa y Ramón Vivas, que es un disco que me trajo mucha satisfacción y tiene temas clásicos que no pueden faltar. No vamos a hacer el álbum entero pero sí un par de canciones ahí en letra y música de mi autoría y otras reversiones también. Desde el disco hasta el día de hoy, mi repertorio en vivo también fue variando y se fue ampliando hacia lo melódico, hacia lo pop, más allá de mi raíz folk.

Kmila Reynoso promocionó su show junto a Jey Mammón.

¿Cómo fue esto de ser cantautora tan chiquitita? Porque vos a los 14 años sacaste tu primer disco con todas canciones tuyas.

- Sí. Empecé a componer a esa edad, con el apoyo siempre de mi familia. Gracias al incentivo de ellos y de gente amiga nace esta oportunidad de grabar el CD en mi ciudad, en Orán. Todos los temas eran de mi autoría. Me influenció mucho en esa época escuchar a Amaral en su primera formación, La Oreja de Van Gogh en su primera formación. Si bien tenía presente la zamba, la chacarera, el gato y todo, esto me permitió fusionarlo y empezar a descubrir el mundo de la creación.

A los 8 años empezaste a cantar y a los 10 años empezaste a tocar la guitarra, hablando del apoyo de tu familia. Toda una potencia eras.

- Es importante -clave- contar con el apoyo de las personas que te rodean, y yo tuve y tengo esa bendición de que mi familia siempre me apoyó, mis padres siempre creyeron en mi camino, en mis sueños, en mi propósito. Soy la mayor de cuatro hermanos y todos son músicos. Entonces mi casa siempre estuvo rodeada de guitarra, bombo, ukelele, melódica, quena, batería, guitarra eléctrica, de todo porque el arte como que siempre lo hemos disfrutado muchísimo.

La noche salteña te inspira al canto, al baile, a la pintura, a la fotografía, a la poesía.

A vos toda esa edad de guitarreada te tocó siendo un artista que había sacado discos, pero ¿cómo es la noche salteña?

- La noche salteña te inspira. Te inspira al canto, al baile, a la pintura, a la fotografía, a la poesía. Nosotros cuando éramos más chiquititos, de hecho, nuestro primer escenario no es cantando, sino recitando, porque mi viejo antes de ir al colegio siempre nos hacía aprender poesías. Y el examen antes de salir de casa era recitar. Entonces nos llevó a un encuentro ahí de interior, de Cerrillos, un encuentro de poetas. Mi primer escenario fue para recitar, no fue para cantar. Y mi primera cercanía a las luces, a las tablas. 

¿Qué mensaje tendría esta Kmila de hoy a esa Kmila de 8 o 10 años que ya estaba recitando frente a tantas personas?

- Agradecerle por soñar tan grande, porque uno empieza desde pequeño como diversión, como juego. Después aprende la disciplina, el compromiso, la responsabilidad, lo decide como carrera, como profesión como cualquier otra. Y si hay algo que me bombeó enormemente es eso: soñar, soñar, soñar. Ir por eso: insistir y resistir. Hay una canción que dice: 'insisto aunque el tiempo diga no, insisto'. Yo siempre me consideré de esas, lo sigo haciendo y creo que ante esa actitud, cada uno en su rubro o en su profesión, inevitablemente las cosas buenas van a llegar.

Kmila Reynoso estuvo con Yuyito González para promocionar su show.

¿Cuánto hay Orán en tu música?

- En chiste dicen: 'la capital de la nieve', porque realmente la temperatura diaria es de 40, 50 grados. Una está acostumbrada a esa calidez, al solcito, a los mejores recuerdos de la primaria y la secundaria, porque ahí fueron mis inicios en la música. De estar cantando en un colegio en algunos actos de barrio y tener mi primer público que sean los compañeros de curso, mi primer jurado mi familia escuchando mis primeras canciones. Lo guardo con mucho cariño porque ahí viví como mi primera faceta dentro de la música. 

En tus canciones mucho el amor está presente, ¿cuáles son las otras pasiones que te mueven en la composición?

- Creo que todos los estados de ánimo pasan. Es verdad que tiendo, incluso dentro de lo que son las relaciones del amor más al desamor, pero es el amor a la vez, justamente en todas sus formas: en el encuentro, en el desencuentro, en el diálogo y en lo que no se puede llegar a coincidir. Pero pasamos todos los estados de ánimo, de los sueños. Por ejemplo, el disco Aprendo a Crecer tiene un tema que se llama Rebelde y expresa mucho esa etapa de los polos opuestos del adolescente. Yo tenía 14, 15 años y hoy estoy bien y mañana estoy mal y hoy quiero todo y mañana no quiero nada. Mandrágora también tiene que ver con eso, porque es como una canción dentro del disco que termina llamándose así, pero es como un poco de protesta interna, de cuáles son tus sueños, cuál es el camino, cuál es la dirección, cuáles son los medios, pero estando en esa búsqueda constante.

¿Cómo se lleva Kmila con los nuevos géneros tipo el trap o con las nuevas artistas como María Becerra, Lali Espósito? ¿Cuál es la opinión que tenés de ese tipo de música?

- Y yo todo lo que sea música lo valoro, todo lo que sea arte es como que aprendo. Más allá de que me puede gustar alguna o algún artista, puedo admirarlo en la parte técnica, puedo admirarlo en la parte de la composición, hasta quizás puedo admirarlo en una entrevista, en la forma en cómo responden. Yo creo que de todos podemos aprender algo, no necesariamente de lo que uno elige interpretar o crear. Decía Gustavo Cerati: 'la música es sin etiqueta' y creo que en esa libertad es la que elijo encontrarme todos los días.