Si algo saben hacer Los Piojos, además de llenar estadios y hacer vibrar a generaciones enteras, es jugar con las emociones. El pasado domingo, en un Monumental repleto hasta el último escalón, la banda se despidió con un show que quedará grabado en la memoria de sus seguidores. Pero, ¿de verdad fue una despedida? Porque entre pogo, lágrimas y una nueva canción, dejaron algunas pistas que nos hacen sospechar que este "último ritual" no es tan definitivo como parece.
Más de 130.000 almas piojosas se reunieron para ser parte de este cierre histórico. Cuatro horas de pura música, emoción y clásicos que hicieron temblar el estadio. Desde el primer acorde de Arco hasta la armónica de Ciro entonando el Himno Nacional, todo parecía diseñado para ser una despedida épica. Pero, como buenos maestros del suspenso, Los Piojos dejaron más preguntas que respuestas.
Primero, la banda recorrió su discografía como quien desempolva un álbum de fotos lleno de recuerdos imborrables. Canciones como María y José, Hoy es hoy y Canción de cuna fueron coreadas con una pasión desbordante. Hasta ahí, todo parecía indicar que estábamos ante el cierre de una etapa gloriosa. Pero entonces... llegó Paciencia.
Sí, después de 15 años sin presentar material nuevo, Los Piojos sacaron de la galera Paciencia. Y aquí es donde los piojosos de alma empiezan a sospechar. Porque... ¿Quién lanza una canción nueva en su show de despedida?
El show tuvo todos los ingredientes para ser inolvidable: homenajes emotivos como ese guiño a Maradona con Marado a 39 años del gol del siglo, clásicos que hicieron vibrar el estadio Tan solo, Ay Ay Ay, Ruleta y ese cierre icónico con trapos piojosas flameando al ritmo del Himno Nacional. Pero, a pesar de todo esto, algo en el aire dice que esto no es un adiós definitivo.
Andrés Ciro Martínez, con su carisma habitual, agradeció a cada miembro de la banda y al público con palabras que sonaron más a un "hasta luego" que a un cierre definitivo. Entonces, ¿Los Piojos se despiden o no? Oficialmente, este fue el último ritual. Pero entre la nueva canción, las pistas crípticas y la energía que todavía desprenden sobre el escenario, nadie deja de pensar que este fuego piojoso está lejos de apagarse.