Lo que empezó como una anécdota de moda terminó convirtiéndose en un escándalo mediático con aroma a vudú, vestigios de los años noventa y una diva furiosa al teléfono. El eterno conflicto entre Graciela Alfano y Susana Giménez sumó un nuevo capítulo este fin de semana cargado de ironías, acusaciones insólitas y amenazas de trasladar la discusión a la Justicia. Esta vez fue Graciela quien rompió el silencio en Infama (América TV), tras recibir lo que definió como "un misil Exocet" por parte de la conductora más icónica del país. "No le tiré ni un Chaski Boom y me dio con un misil. Quiero decir que a estas personas hay que ponerles un límite", afirmó.
Y disparó: "Esto es un acto de violencia". La ex vedette se mostró visiblemente indignada por las declaraciones de Susana en LAM, donde la acusó -sin dudar- de hacerle brujerías, de envidiarla y de haber querido hacerle daño "durante décadas". El origen de esta nueva disputa mediática parece remontarse a una reliquia de los 90´, de la tantas veces mencionada era menemista: el legendario tapado que María Julia Alsogaray lució en la tapa de Noticias. Graciela asegura que esa pieza -guardada celosamente en una cámara frigorífica "como se hace con las pieles"- era suya. Susana, en cambio, afirma que el abrigo le pertenecía y que Alfano sólo busca "colgarse de su fama".
Pero la polémica estalló cuando, en plena nota sobre Mario Pergolini y Jorge Rial, la diva dio la vuelta, agarró el micrófono y, poseída por lo que Alfano definió como un poco elocuente rapto "endemoniado", se despachó sin filtro: "Me trató de matar, me hizo brujerías, pero no lo logró porque no tiene talento". También la llamó "mentirosa patológica" y se negó a saludarla públicamente: "¿Quién es para que la salude?, ¿la Presidente?", lanzó enojada. La ex vedette, por su parte, desmintió todo tipo de vínculo con lo esotérico y se mostró cansada de ser señalada con etiquetas sin pruebas. "Brujerías. Estoy harta", sostuvo Alfano al ser consultada por el ataque de la diva.
Y siguió: "Es como decirle a alguien que es mufa. No tenés forma de comprobarlo. Me tienen podrida. Estigmatizar a una persona con brujerías es la peor bajeza porque no es comprobable". Y fue más allá al recordar una frase de un cura exorcista: "Quien habla de brujería es porque la practica". Lo cierto es que la historia entre ambas viene de arrastre. "Yo la reemplacé en todas las películas que hizo con Olmedo y Porcel. A lo mejor eso le dio rabia. No sé qué le pasa y la verdad, no me importa", admitió.
También recordó un intento fallido de reconciliación en 1998, cuando fue invitada al programa de Susana y pensó en decirle todo en vivo. "Varias cosas que a mí me habían dicho que ella hacía por atrás. Aproveché la oportunidad. Explotemos esto y a la miércoles". Lo más insólito del episodio fue cómo se enteró Graciela del escándalo. Estaba celebrando el Shabbat con su familia, cuidando a su nieta de ocho meses. Todo en paz, hasta que le llegó un mensaje de Karina Iavícoli.
La panelista le advirtió sobre los dichos de La Su, lo que la obligó a agarrar el control remoto: "Prendí la tele, vi el audio en vivo, y cuando empezó a hablar Susana, creí que era Fátima Florez o Bossi. Parecía un chiste". Pero la nena se asustó, hizo puchero, y entonces Alfano bajó el volumen, apagó la tele y la puso a dormir. Ahora, lejos de suavizar el conflicto, Alfano lanzó una amenaza legal: "Estoy pensando en hacerle un juicio". Y cerró con una frase lapidaria que resume décadas de tensión entre divas: "Yo construí a Graciela Alfano. Ella construyó a Susana Giménez. Me encanta ser Graciela, pero nunca quise ser Susana".