La muerte de Jonathan Dayán Monsalve, un hombre de 40 años que agonizó durante dos días sin recibir un diagnóstico adecuado, desató una denuncia por mala praxis que expone fallas estremecedoras en el sistema de salud neuquino. Su familia afirma que dos centros médicos minimizaron los síntomas que anticipaban un accidente cerebrovascular severo y que lo enviaron a su casa mientras su condición se deterioraba minuto a minuto. El calvario comenzó el lunes pasado. Con un dolor de cabeza insoportable, mareos, vómitos y un profundo malestar general, Monsalve llegó primero a la posta sanitaria del Parque Industrial.
Allí, según su familia, "solo le tomaron la presión y lo derivaron a su domicilio sin mayores estudios". La desprotección fue total: ningún examen complementario, ningún indicio de sospecha frente a un cuadro que ya parecía alarmante. Horas después, y ya asustado por la intensidad del dolor que no cesaba, decidió viajar solo en colectivo hasta la guardia del hospital Castro Rendón, el centro de salud más importante de la provincia.
Su madre, Liliana Cid, contó que su hijo llegó "casi sin poder mantenerse en pie". En el hospital le colocaron suero, le practicaron algunos análisis y le dieron un diagnóstico que hoy, a la luz de los hechos, resulta insoportable: "una contractura muscular". Le indicaron que volviera a su casa y que tomara un analgésico común. Nada más lejos de la realidad. El martes por la tarde, la situación se volvió desesperante. Monsalve comenzó a transpirar de manera repentina y su familia llamó al 107.
Cid denunció que, al llegar al domicilio, la médica de emergencia insistió en preguntarle si el hombre consumía alcohol o drogas, algo que la familia negó rotundamente. Mientras se perdían minutos decisivos, el verdadero cuadro neurológico avanzaba sin freno. Tras su traslado al Castro Rendón, su hermana advirtió que ingresaban por la llamada "zona roja" del hospital. Para entonces, Jonathan ya estaba cursando un ACV severo. Los médicos lo intubaron de urgencia. Quedó en coma.
Veinticuatro horas después, murió. La familia, devastada, anunció que iniciará acciones legales. Señalan directamente a la guardia del Hospital Castro Rendón y al centro de salud del Parque Industrial, donde -afirman- tampoco detectaron el ACV. "Mi hijo se presentó dos veces con los mismos síntomas y nadie hizo nada", denunció Cid. El caso, revelado por La Mañana de Neuquén, dejó al descubierto con crudeza un doble fracaso: un sistema sanitario que, según la familia, no escuchó, no examinó y no actuó. Un Estado provincial que, frente a un cuadro que gritaba urgencia, ofreció apenas un analgésico y un diagnóstico erróneo.