El caso de Nicole Gabriela V., la oficial de 25 años suspendida por grabar videos eróticos con el uniforme de la Policía de la Ciudad, dejó de ser un simple expediente disciplinario para transformarse en una radiografía incómoda sobre las condiciones laborales, el control interno y las zonas grises que la fuerza porteña evita discutir. La joven rompió el silencio en entrevistas con Telenoche y Telefe Noticias, donde sostuvo: "Me enteré por un sumario que me estaban investigando por mi contenido. Sabía que podía tener una falta, pero no pensé que iba a pasar todo esto. Lo hice por necesidad".
Nicole aseguró que se siente "muy arrepentida", que entendió que grabar con el uniforme "fue un error de criterio" y que es consciente de que "me pueden dar la baja". La agente -que estaba con licencia médica y llevaba más de tres años de servicio- relató que comenzó a producir contenido para adultos en octubre, cuando su situación económica se volvió insostenible. "Soy mamá, tengo una hija y me hago cargo de mi familia también. Fue una manera de encontrar otra salida laboral", explicó.
Su comparación salarial expuso de forma brutal la precariedad del personal policial: "Este mes empecé con la venta de contenido y facturé $6 millones. En la Policía cobraba $600 mil". Durante la entrevista, Nicole dio detalles de su situación personal. Contó que estuvo internada y bajo tratamiento neurológico en junio, que sufre episodios de epilepsia y que todavía "no tengo el alta neurológica, pero sí el psiquiátrico".
También denunció haber sido víctima de hostigamiento y acoso sexual por parte de su expareja. Ese cuadro -que lejos está de ser excepcional entre agentes jóvenes y madres a cargo- derivó en una licencia médica prolongada, que según dijo, redujo su sueldo al punto de volverlo insuficiente. "Lo hice por necesidad, el sueldo no me alcanzaba", repitió y aclaró: "No pensé que iba a tener tanta repercusión".
Nicole también intentó desactivar la idea de que su caso es único dentro de la fuerza porteña: "No soy la única que tiene un segundo trabajo; hay compañeras y compañeros en lo mismo". Lo que la diferencia del resto y disparó la sanción fue el uso del uniforme. La oficial admitió ese error, pero insistió en que todas las mujeres que aparecen en sus videos trabajan por su cuenta y que "no hay un proxeneta, no hay una red de trata detrás". Sin embargo, la Justicia Federal avanza en otra dirección.
El abogado Rodrigo Tripolone denunció en el Juzgado Federal de Tres de Febrero la posible existencia de una "estructura organizada de captación, ofrecimiento y facilitación de contenido sexual protagonizado por múltiples mujeres, una de ellas vistiendo uniforme de la Policía de la Ciudad". Según su presentación, los indicios incluyen: producción organizada en entornos privados, participación de múltiples mujeres sin verificar edad o nacionalidad, uso del uniforme como posible herramienta de captación y varias cuentas actuando en conjunto. Tripolone pidió medidas urgentes: preservación de contenido en Instagram y TikTok, datos de IP, allanamientos, intervenciones telefónicas, pericias informáticas y la intervención de PROTEX. Para él, Nicole sería la "captadora" dentro de esa estructura.
Mientras tanto, la Policía de la Ciudad se refugia en la Ley 5688 de Seguridad Pública, que sanciona el uso indebido del uniforme y la exhibición de símbolos oficiales. Para la fuerza, el accionar de la oficial "afecta el prestigio institucional" y la "cosificación" en los videos podría perjudicar la credibilidad del personal femenino. El sumario pasó de Asuntos Internos a la Oficina de Transparencia y Control Externo, que evaluará si corresponde su exoneración definitiva.
Pero detrás del tecnicismo disciplinario aparece un problema mayor: la institución no reconoce ni aborda los factores que llevaron a una agente a buscar ingresos en plataformas eróticas mientras estaba en licencia psicológica, con un sueldo reducido y denunciando violencia de género. El caso Nicole dejó al descubierto una fuerza donde el doble empleo es habitual aunque no reconocido y salarios que empujan a los agentes a buscar ingresos por fuera.
Además de licencias médicas que derivan en sueldos miserables, un sistema interno que sanciona la exposición pero ignora el contexto social y emocional, una investigación judicial que podría derivar en imputaciones gravísimas, usadas también para apuntalar un discurso moralizante sobre el "prestigio institucional". Nicole lo resumió con una frase que, lejos de justificarse, desnuda la precariedad estructural: "Lo hice por necesidad". Ahora enfrenta la posibilidad de ser destituida, una investigación federal por trata y un escándalo mediático que la Policía de la Ciudad intenta convertir en un caso aislado.