La escena, en pleno Palermo, parecía sacada de una película frenética y desordenada: un auto incrustado contra una fila de vehículos estacionados, vidrios y plásticos desparramados sobre Godoy Cruz y Cabrera, vecinos asomándose entre la sorpresa y el fastidio, y un conductor atrincherado dentro de su propio rodado, rehusándose a bajar durante casi tres horas. Todo ocurrió este viernes por la mañana y terminó revelando una combinación explosiva: alcohol, imprudencia, una pierna enyesada y un historial de multas que completan el cuadro de irresponsabilidad.
El protagonista -cuya identidad no fue revelada- perdió el control de su Ford Fiesta poco después de las 7 de la mañana. Conduciendo con un yeso en la pierna izquierda, dijo haber hecho "una mala maniobra", pero lo cierto es que el test de alcoholemia realizado horas después arrojó 1,5 gramos por litro de alcohol en sangre, más del doble del límite permitido. Fuentes policiales detallaron que él mismo habría reconocido que "salía de un boliche de la zona".
El impacto fue brutal. El Fiesta chocó primero contra un Renault Sandero rojo y lo empujó de lleno contra un Toyota Corolla y un Honda correctamente estacionados. "El conductor del auto Ford Fiesta admitió que hizo una mala maniobra por la cual terminó impactando en un Renault Sandero y un Toyota Corolla estacionados", informó la Policía de la Ciudad. El choque en cadena dejó a dos de los vehículos con severos daños tanto en la parte delantera como trasera.
Pero el incidente recién empezaba. Al ver llegar a las cámaras de televisión, el conductor se encerró en el auto, subió las ventanillas polarizadas y se negó a abrir la puerta incluso ante los pedidos de la Policía y el SAME. "Tiene olor a alcohol", advirtió uno de los efectivos, según se escuchó en la transmisión de C5N. No quería ser visto, no quería ser revisado y no quería soplar el alcoholímetro.
Durante casi tres horas permaneció inmóvil, atrincherado, mientras la esquina se transformaba en una escena policial completa: patrulleros, ambulancias, tránsito cortado y personal de la Comisaría Vecinal 14A intentando negociar palabra por palabra. A las 8.45 llegó un perito de la Policía Científica para realizar el test, y recién entonces el hombre permitió una mínima interacción. El resultado de 1,5 gr/l confirmó lo que todo el operativo sospechaba.
El SAME logró revisarlo poco después y constató que solo tenía "contusiones leves", pese a la violencia del impacto. Más tarde se supo que el conductor acumula ocho multas impagas: seis por exceso de velocidad, una por mal estacionamiento y otra por romper la barrera de un peaje. Mientras tanto, los dueños de los autos afectados llegaban uno a uno al lugar. Entre ellos, Nicolás, propietario del Honda, que quedó paralizado ante el estado de su vehículo: "Fui a dormir de un amigo, vine a buscar el auto porque me iba a trabajar y me encontré con esta situación", lamentó.
Cuando le preguntaron si había hablado con el conductor, fue tajante: "No, no quiero saber nada, estoy tomando imágenes para hacer la denuncia". Finalmente, cerca de las 9.15, el hombre descendió del auto, escoltado por policías, y fue trasladado a la comisaría. La Unidad de Flagrancia Norte ordenó su test de alcoholemia y narcotest -realizados casi dos horas después del choque- e implantó una consigna policial a la espera de los dueños de los vehículos dañados.