Nicolás Behringer, el artista callejero que conquistó La Voz Argentina y se metió en el corazón del país con su voz áspera y su historia de lucha, volvió a ser noticia. Esta vez no por un temazo, ni por una presentación que hizo llorar al jurado, sino por un descargo larguísimo, íntimo y sorprendentemente didáctico que publicó en Instagram para explicar por qué quiso vender el Volkswagen Tera que ganó en el certamen. Y fiel a su estilo -tan frontal como emocional- el pibe del Team Luck Ra abrió el juego con una revelación: "Como muchos saben, yo quise vender el auto volkswagen tera outfit que me gané... y estoy seguro que la tercera razón les va a sorprender".
En su primer punto, Behringer se puso casi en modo gurú financiero: "Un auto es un pasivo... un activo te da dinero, un pasivo te lo quita." Explicó que para él no tiene sentido mantener un vehículo que no usa para generar ingresos, y que pedir un Uber "y ya está" le resulta más útil y, sobre todo, más barato. "Todo lo que yo tengo literalmente entra en un auto que puedo pedir en cualquier lado", dijo entre risas. La cosa siguió por el lado práctico: impuestos, mantenimiento, seguros, gastos. Nada de eso le cierra hoy a Nico, que está enfocado al 100% en cantar. Y entonces sí: llegó la razón número 3, la que dejó a sus seguidores en silencio absoluto.
Nico habló por primera vez -y con una crudeza que conmovió- sobre los problemas físicos que arrastra desde hace años y que lo obligaron a estudiar canto "con el 30% de su capacidad real", según le dijeron los médicos. Contó que cuando empezó a soñar con cantar, le dijeron que era "como que alguien con la mitad del cuerpo paralizado quisiera dedicarse a hacer carreras". Pero siguió igual. Aprendió por su cuenta. Se hizo estudios. Buscó alternativas. Hoy sabe que necesita dos cirugías: una septoplastía y una mictalectomía. Y lo mostró todo en cámara: radiografías, placas, imágenes.
En ese contexto, explicó con detalle que tiene el tabique desviado y "sobrecrecido", que una parte "puzna" contra la mucosa y le provoca inflamación crónica, que no puede respirar bien de un lado, que cada resfrío termina en una otitis, que vive con vértigos, mareos y tinnitus ("un pitido que te agarra cada rato"), y que por eso muchas canciones lo dejaban fónico con solo intentarlas una vez. "Esto que se ve gris tendría que verse negro... pero está todo obstruido", dijo mientras mostraba la placa. "Si yo lo pude hacer... si yo lo puedo hacer... yo sé que ustedes también pueden", le dijo a sus más de 300 mil seguidores.
A diferencia de tantas arengas vacías de redes, la de Nico dolió, inspiró y abrazó al mismo tiempo. "No vivo de mal humor, no trato mal a la gente como excusa, siempre pongo lo mejor de mí", dijo. "Según los médicos, estoy cantando al 30% de lo que podría ser... y me siento sumamente orgulloso." Prometió que seguirá contando su proceso, agradeció a su comunidad y cerró con un: "Gracias familia, gracias por tanto".
A mediados de octubre, Behringer se consagró ganador de La Voz Argentina, superando a Alan Lez (Team Lali), Milagros Gerez Amud (Team Soledad) y Eugenia Rodríguez (Team Miranda!). Fue elegido por el público, ese que lo vio pasar de cantar en la calle a convertirse en tutor legal de su hermana menor. Desde su primera audición -con una versión eléctrica de Prófugos- Nico se diferenció del resto: rockero en un mar de pop, crudo, emocional, auténtico.
Pasó por Imágenes paganas, Ala delta, Honesty, Is This Love, Un pacto. Y cerró el certamen a lo grande junto a Luck Ra con Que me falte todo. El cantante ganó 70 millones de pesos, un contrato con Universal Music y el famoso Volkswagen Tera que apenas llegó a tocar en cámara antes de que Telefe cortara abruptamente para pasar a MasterChef, detalle que hoy, visto a la distancia, parece casi un presagio. Su vida cambió, sí. Pero su honestidad sigue siendo la misma.