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Gran conductor: subastaron el Cadillac de Perón y Evita

El automóvil era el que utilizaban el ex presidente y la primera dama para los desplazamientos oficiales. La subasta tuvo lugar en Inglaterra y pagaron 1.830.000 pesos.

20 Marzo de 2016 12:03
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Memorabilia peronista. El automóvil Cadillac oficial que utilizaban Eva y Juan Domingo Perón durante sus desplazamientos oficiales fue subastado hoy en la ciudad de Chichester, al sur de Inglaterra.

El comprador pagó 1.830.000 pesos para quedarse con el Cadillac.

El comprador pagó 1.830.000 pesos por uno de los objetos emblema de la primera presidencia justicialista. El Cadillac de color negro pertenecía al coleccionista Martín Barrone y fue expuesto durante un año en el Museo Evita, ubicado en el barrio de Palermo.

Evita y Perón lo usaban para sus traslados oficiales.

El interior del auto en excelente condición.

“Este vehículo se ofrece con los impuestos pagados en la Unión Europea y listo para su registro en cualquier parte de Europa. Estas limusinas, utilizadas por jefes de Estado, se ofrecen a la venta sólo en raras ocasiones. Este Cadillac está asociado con uno de los períodos más turbulentos de la historia de América del Sur, es muy especial”, describió el sitio de la casa de subastas Bonhams.

El valor de ser una misma

Ser trans, migrante y resiliente en un mundo que empuja a callar: la historia de Luana Pardo

Lo que parecía un juego performático se convirtió poco a poco, en su identidad.

por Jimena Báez

18 Julio de 2025 14:24
Luana Pardo
Luana Pardo

Mientras el gobierno de Javier Milei cierra puertas al colectivo LGBT+ y lo empuja aún más hacia los márgenes, muchas personas resisten desde su identidad. Porque la historia del colectivo trans en Argentina no empieza ni termina con una gestión: está hecha de cuerpos que sobreviven, de trayectorias marcadas por la exclusión, de personas que insisten en existir a pesar de la violencia que se ejerce contra ellas.

La comunidad trans fue una de las más vapuleadas por el actual gobierno. No sólo cuando se prohibieron los tratamientos y cirugías de adecuación de género para menores —derechos protegidos por la Ley de Identidad de Género sancionada en 2012—, sino también con la propagación de discursos que cuestionan el acceso a estos tratamientos a través del sistema público de salud y las obras sociales. En este contexto, la historia de Luana Pardo, mujer trans de 30 años, expone con crudeza lo que significa vivir con dignidad cuando las políticas públicas no alcanzan o retroceden.

Luana Pardo reconoció que actualmente se encarga de cumplir todos sus sueños
Luana Pardo llegó a Argentina en busca de su verdadera identidad y libertad

Desde chica, Luana entendió que su identidad era una incomodidad para muchos. Nació en Perú, en una familia con pocos recursos y en una sociedad donde los mandatos de género se imponían desde la infancia: "Era muy pequeña y sólo estaba jugando a las muñecas con mis vecinas, todo muy natural", recuerda. Hasta que una madre intervino para decirle que "los nenes no jugaban a eso". "Algo se rompió", cuenta Luana a BigBang. No fue un juego lo que terminó ahí, sino la idea de que podría crecer en libertad.

Luana creció en una familia que, según sus propias palabras, "estaba frustrada". La falta de información sobre las identidades trans la colocaba en una situación de riesgo dentro de su propio entorno. "Siempre fui de expresar mi sentir muy libremente. Dentro de mi familia, esa desinformación me generaba riesgo. Por eso decidí venir a la Argentina", explica.

Lo que parecía un juego performático se convirtió, poco a poco, en la identidad plena de Luana Pardo
Lo que parecía un juego performático se convirtió, poco a poco, en la identidad plena de Luana Pardo

Con pocas certezas y muchas dudas, cruzó la frontera en busca de un país que le permitiera vivir sin esconderse. En Argentina construyó redes, encontró contención, y comenzó un proceso de transición; su transición fue intuitiva, casi poética: "Siempre sentí la necesidad de que mi energía femenina coincidiera con mi físico". Al principio, se montaba con sus primas y amigas para salir a bailar los fines de semana. Pero lo que parecía un juego performático se convirtió, poco a poco, en su identidad plena. Luana no actuaba: solo dejaba de ocultarse", recuerda.

Argentina no sólo le dio un nuevo hogar. También le dio derechos. Recibir su DNI fue para ella un acto de justicia y reparación: "Escapando de un país roto, siendo extranjera, fue la gloria. Me tembló la mano escribiendo esto", cuenta. El reconocimiento estatal de su identidad no solucionó todo, pero significó un respaldo simbólico y legal fundamental.

Luana Pardo llegó a Argentina en busca de su verdadera identidad y libertad
 Luana Pardo reconoció que actualmente se encarga de cumplir todos sus sueños

Durante años, Luana trabajó en condiciones de extrema precariedad: "Y hasta más abajo de la precariedad", dice sin demasiadas vueltas. Como muchas mujeres trans, enfrentó un mercado laboral que le cerraba las puertas sistemáticamente. La prostitución, lejos de ser una elección libre, fue en su caso —como en tantos otros— una consecuencia directa de la falta de opciones.

Para muchas mujeres trans, el trabajo sexual aparece como única opción ante el rechazo familiar y la falta de oportunidades. Pero ella se aferró con uñas y dientes a otro horizonte: "Siempre tuve el enfoque de conseguir un trabajo en relación de dependencia", aclara. Esa aspiración se concretó gracias al cupo laboral travesti-trans impulsado durante el gobierno de Alberto Fernández; hoy trabaja como maquilladora en el Congreso de la Nación: "Acceder a un laburo que cubre lo básico te cambia la vida", señala. Porque lo básico —tener ingresos estables, obra social, aportes— no siempre estuvo garantizado para ella.

Luana entrena en "Yararas Natación", un equipo LGBT+ que le dio un espacio de pertenencia.
Luana entrena en Yararás Natación, un equipo LGBT+ que le dio un espacio de pertenencia.

Pero Luana sabe que su caso es una excepción. La inclusión real exige más que una ley: requiere voluntad política sostenida, información, y un compromiso que hoy parece en retirada: "Muchas chicas siguen cayendo en los márgenes por falta de oportunidades, no por elección", enfatiza.

En paralelo a su trabajo, la maquilladora entrena en Yararás Natación, un equipo LGBT+ que le dio un espacio de pertenencia. Allí, se siente parte, no una excepción que la hace sentir, literalmente, "como pez en el agua". La imagen es perfecta: una mujer trans, nadando con libertad, abrazada por su comunidad, sintiendo —por fin— que cuerpo y alma viajan en la misma dirección. Y es que no se trata de una imagen idealizada, sino de una realidad concreta: encontrar espacios donde no sea necesario explicarse ni defenderse todo el tiempo.

"Yararas Natación", equipo LGBT+
Yararás Natación, equipo LGBT+

Cuando habla de orgullo, lo hace desde un lugar crítico. Para ella, visibilidad no es marketing ni una fecha en el calendario: es romper con una estructura que empuja al silencio y la vergüenza. "Visibilidad es poder expresar, sentir y vivir", define.

La historia de Luana Pardo no es un ejemplo aislado ni una historia de superación edulcorada. Es una prueba clara de que, incluso en los contextos más hostiles, las personas trans siguen luchando por lo que debería ser un derecho básico: vivir con dignidad.

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