Más
Actualidad
Parir es un derecho, no un procedimiento médico

Parto respetado en Argentina: avances, deudas del sistema público y voces que exigen cambio

Aunque existe una ley que garantiza el derecho a un parto respetado, su implementación todavía enfrenta barreras estructurales, médicas y culturales.

19 Mayo de 2025 12:49
Parto respetado en Argentina: avances, deudas del sistema público y voces que exigen cambio
Parto respectado

Durante décadas, el parto fue sinónimo de hospitalización, intervenciones médicas rutinarias y decisiones tomadas sin consultar a la persona gestante. Pero en los últimos años, una nueva conciencia crece en torno a una práctica ancestral: la necesidad de que el parto sea respetado. Es decir, que se viva como una experiencia íntima, segura y, sobre todo, digna.

Mayo es el Mes del Parto Respetado, una fecha que busca poner el foco en una práctica que debería ser la norma, pero que muchas veces choca con protocolos hospitalarios, urgencias médicas o prejuicios arraigados. En este contexto, BigBang dialogó con Antonella Rodríguez, licenciada en obstetricia y partera con años de experiencia, quien resume con claridad de qué se habla cuando se trata de "parto respetado": "Es aquel en el que se prioriza la autonomía, el cuerpo y los tiempos de la persona gestante. Se respeta su voz, sus decisiones informadas y se la acompaña sin prácticas invasivas innecesarias ni intervenciones que no estén justificadas. Implica ver a la mujer como protagonista de su parto".

BigBang dialogó con Antonella Rodríguez, licenciada en obstetricia y partera con años de experiencia
BigBang dialogó con Antonella Rodríguez, licenciada en obstetricia y partera con años de experiencia

Hace apenas unas décadas, parir en un hospital era una experiencia fría y solitaria. Mujeres acostadas en posición ginecológica, con luz artificial, sin acompañantes ni capacidad de decisión. La medicina mandaba y, muchas veces, lo hacía sin explicar. Con los años, los movimientos feministas, las organizaciones de madres y nuevas corrientes médicas impulsaron un cambio profundo. Hoy se habla de parto humanizado o respetado: se promueve el protagonismo de la mujer, la elección de la posición para parir, la posibilidad de estar acompañada, la no intervención innecesaria y la valoración de sus tiempos físicos y emocionales.

Hablar de parto respetado es también hablar de derechos. En 2004, Argentina sancionó la Ley Nacional N.º 25.929 de Parto Humanizado, que garantiza el derecho de la persona gestante a ser informada, acompañada y tratada con respeto durante el trabajo de parto, el parto y el postparto. Sin embargo, su implementación aún encuentra obstáculos tanto en el sistema público como en el privado: "Durante mucho tiempo el parto fue medicalizado en exceso y las mujeres fuimos desplazadas de ese momento tan íntimo y poderoso. Hoy necesitamos recuperar el control sobre nuestros cuerpos y nuestros nacimientos", señaló Antonella y reparó en que "hablar de parto respetado es hablar de derechos".

Escucha, información y contención

Muchas mujeres relatan que llegan a la institución sanitaria con deseos sobre cómo dar a luz, pero no son escuchadas. El deseo de tener un parto natural, sin anestesia o sin cesárea, muchas veces se enfrenta a decisiones médicas que, según profesionales, se toman para evitar riesgos. Pero la frontera entre lo necesario y lo protocolar puede ser difusa.

Muchas mujeres relatan que llegan a la institución sanitaria con deseos sobre cómo dar a luz, pero no son escuchadas

Para muchos médicos, el desafío no está en la ciencia, sino en el diálogo. El consentimiento informado y la escucha activa son tan importantes como cualquier monitor fetal. Los pilares de un parto respetado son múltiples: "Escucha activa, información clara, consentimiento informado, libertad de movimiento, acompañamiento elegido y un ambiente de intimidad. Todo eso sostenido por un equipo profesional empático que confíe en la fisiología del parto", explicó la partera.

El respeto no sólo se basa en lo técnico, sino también en lo emocional. La preparación previa, el vínculo con el equipo de salud, y la posibilidad de elegir cómo y con quién parir son factores clave para que la experiencia sea positiva: "La contención emocional es tan importante como la atención médica", enfatizó la entrevistada.

La brecha entre la teoría y la práctica

Aunque muchas instituciones afirman trabajar bajo el modelo del parto respetado, la realidad dista de ser uniforme: "Hay una cultura de obediencia al protocolo que a veces invisibiliza los deseos y necesidades de la mujer. Pero esto está cambiando: cada vez más profesionales se están formando en humanización del parto y reconociendo la importancia de escuchar", reflexionó Antonella.

Entre protocolos y decisiones: el parto respetado que las mujeres reclaman

Las mujeres embarazadas hoy llegan más informadas y empoderadas: "Tienen deseos claros sobre cómo quieren parir. Preguntan por sus derechos, por el plan de parto, por la posibilidad de evitar intervenciones innecesarias. Quieren ser parte activa del proceso", afirmó.

Una herramienta clave en esta transformación es el plan de parto: un documento en el que la persona gestante expresa sus preferencias, expectativas y límites. "El plan de parto es una herramienta valiosa para comunicar expectativas y deseos. En la práctica, su respeto varía mucho según el lugar y el equipo. En algunos casos se toma muy en serio, en otros se deja de lado. Por eso es clave dialogarlo con anticipación", sugirió la partera.

Sin embargo, aún persisten barreras estructurales: falta de formación en humanización, estructuras rígidas, presión por tiempos hospitalarios y escasez de personal. También hay desigualdades sociales: no todas las personas gestantes pueden elegir dónde ni cómo parir. En el sistema privado, muchas mujeres tienen mayores posibilidades de planificar su parto. En el público, aunque hay avances, todavía existen falencias.

Las parteras son profesionales de la salud especializadas en la atención de la salud reproductiva de las mujeres, especialmente durante el embarazo

Además, la violencia obstétrica —reconocida como una forma de violencia de género— sigue presente. Según el Observatorio de Violencia Obstétrica de Argentina, 4 de cada 10 mujeres dicen haber sufrido maltrato o intervenciones sin consentimiento. "Parir con dignidad no debería ser un privilegio", así lo resumen muchas madres, activistas y profesionales. El parto respetado no es sólo un método, es una filosofía de atención basada en la empatía, el conocimiento compartido y el respeto profundo por quien está trayendo una vida al mundo. 

¿Cómo prepararse para exigir un parto respetado?

El miedo al dolor, la obediencia ciega a la autoridad médica o la idea de que sin intervención el parto es peligroso son mitos profundamente arraigados: "Todo eso nace del miedo y la desinformación", advirtió Rodríguez. Por eso, la educación es fundamental: "La educación debería empezar desde el sistema de salud y también desde la educación formal. Pero hoy, en muchos casos, son las licenciadas en obstetricia, ginecólogos, puericultoras y las redes de mujeres quienes se ocupan".

La clave está en informarse, rodearse de una red de apoyo y confiar en que el deseo de protagonizar el propio parto no es un capricho, sino un derecho: "Informándose, conectando con otras mujeres, participando en talleres, escribiendo su plan de parto, eligiendo con conciencia a su equipo de salud. Saber que no está sola, que tiene derecho a decidir, y que no es caprichosa por querer un nacimiento —sea parto vaginal o cesárea— en el que se sienta segura y cuidada", alentó la partera.

En un mundo que avanza hacia la equidad y el respeto, el parto sigue siendo una frontera donde se disputan derechos fundamentales. Humanizar el nacimiento no es un lujo ni una moda, sino un imperativo ético y social. Escuchar, acompañar y empoderar a quienes dan a luz es reconocer su voz en el acto más transformador de la vida. Porque respetar el parto es también respetar el comienzo de una nueva historia. Y ninguna historia debería empezar con violencia.