01 Marzo de 2016 09:30
Tras leer la "nota" sobre las jóvenes asesinadas en Ecuador (http://bit.ly/1L21pAV) y no pudiendo comentar al pie por el límite de caracteres (cuánta restricción!), escribo aquí lo que pienso:
1) Es lamentable la construcción gramatical y la forma discursiva de esta "nota" y no extraña que no contenga la firma de quien la ha escrito. A mí también me daría vergüenza firmar con mi nombre este despropósito nefasto. El hecho de que la bajada diga "Las jóvenes asesinadas en Ecuador se trasladaban a dedo por Ecuador" mencionando repetidamente el nombre del país en el que las dos chicas fueron asesinadas, es una muestra simple de que quien escribió esto ni siquiera relee su propio texto. 2) La publicación de capturas de pantalla de una conversación privada es una invasión innecesaria, ya que puede citarse o glosarse pero este parece ser una conducta reiterada de una forma de hacer "periodismo" (nótese el tono irónico de las comillas), un proceder que atropella, rebaja y falta el respeto, en este caso, a las familias de las víctimas y a su memoria. Y 3) Las declaraciones deplorables de quien se cita como médico psiquiatra (sin siquiera publicar su número de matrícula habilitante) no hacen más que justificar un crimen horrendo contra dos jóvenes que se encontraban de viaje. La "nota" hace caso omiso de las buenas prácticas en la comunicación pública del INADI, que en su informe de violencia contra las mujeres dice: "En cuanto al uso del discurso, tener especial cuidado en no justificar tácitamente (aun sin intención) la violencia de género a partir de enunciar las actitudes de la víctima (un comportamiento 'infiel', una actitud 'provocadora' hacia los hombres, cierto aspecto de 'mujer fácil', etc.). La información acerca de la víctima no puede en ningún sentido reforzar los estereotipos que justifican la violencia sufrida ni se debe pretender calificar un delito a partir de la construcción noticiosa del perfil de la víctima". En resumen, no repudiar de vuestra parte y de manera contundente los dichos de este "médico psiquiatra" ni el monstruoso femicidio de dos jóvenes argentinas no sólo los convierte en necios, sino también en cómplices.