18 Mayo de 2016 06:24
Jacquie revolucionó el rol de las "primeras damas". Le dio un aire fresco a la política norteamericana (e internacional) y se tejió la red que uniría el poder con el mundo chic y glamoroso de los '60. su vida estuvo marcada por la tragedia y la felicidad, al mismo tiempo.
Nació como Jacqueline Lee Bouvier el 28 de julio de 1929, en Nueva York, en una familia de clase alta. Muy bonita, su educación fue esforzadamente cultivada por su madre.
En 1951 se graduó en Arte en la universidad. Hablaba francés y español y consiguió trabajo como fotógrafa en el Washington Times Herald. Su desempeño la vincularía con el mundo de la política y así conocería a su futuro marido, el demócrata John Kennedy.
Fresca, su look marcó tendencia.
Estaba comprometida cuando lo conoció. Pero la atracción fue fulminante y ella decidió terminar su relación. Se casaron en 1953 para convertirse rápidamente en la pareja reina de belleza y estilo. Tuvieron cuatro hijos, aunque marcados por la tragedia: sólo dos de los niños, Caroline y John, llegaron a la vida adulta. Inmediatamente después del triunfo de Kennedy, Jackie pasó a ser la mujer norteamericana más mirada y también la más imitada en materia de moda.
Los Kennedy con Caroline bebé, antes de la tragedia.
Pocos saben que era bastante caprichosa: después de ver un reestreno de Bambi en el cine, se empeñó en comprar un ciervito. Su marido, además de preguntarse en qué lugar de la Casa Blanca podría colocar al animal, se dio cuenta de que, después de todo, seguía existiendo una niña dentro de ella.
Sus sombreros fueron un furor.
La Primera Dama que marcó tendencia
El estilo y su forma de vestir pasaron a la posteridad: sombreros tipo pillbox (caja), pañuelos anudados a la cabeza, colores pastel, estampados sencillos o geométricos y guantes blancos. Tampoco le importaba repetir vestido, destacar con el color o innovar con un peinado de día o de noche. Menos es más era su lema y la simplicidad era ante todo su carta de presentación.
Delgada y elegante, todas querían imitar su estilo.
Incluyó los guantes largos de seda como accesorio, que le daban ese toque chic y sofisticado a cualquier vestido. Se arreglaba el pelo con postizos altos y terminaba el look con los enormes lentes de sol que impuso como moda.
Con JFK y los guantes.
Su legado fue importante como primera dama cultivada y muy distinta a sus predecesoras, pues renovó la fría y aburrida decoración de la Casa Blanca.
La familia Kennedy.
El trajecito Jackie
El 22 de noviembre del año 1963 JKF fue asesinado en pleno desfile junto a Jackie en Dallas. Iban a bordo de un descapotable. El balazo en la cabeza que él recibió estalló en el famoso trajecito rosa que llevaba ella, que se manchó de sangre. Algunos dicen que era un Chanel que ella misma había elegido para la ocasión, de dos piezas, chaqueta con abotonado marinero y falda por debajo de la rodilla. Otros, que no era un Chanel auténtico. Lo cierto es que fue el modelo más vendido en 1963, en todo el mundo. No se quitó la chaqueta manchada con sangre en todo el trayecto en que acompañó el cuerpo de su marido.
En minutos, un fanático asesinaría a JFK.
El rosa era uno de sus predilectos.
Una chica con suerte
Cinco años después de la tragedia conoció al magnate griego Aristóteles Onassis. Se comenta que jamás estuvieron enamorados sino que se debió más a un acuerdo en el cual cada uno sacaba partido del otro. Ella conseguía parte de la fortuna de Onassis y podría alejarse de la maldición de los Kennedy y él absorbería algo de la posición social de Jacqueline. Incluso, ella lo conoció aun estando casada con el JFK. Un histórico paseo en el yate de Onasis los unió para siempre. Casi se divorcian, pero no alcanzaron a hacerlo: la muerte sorprendió antes a Onassis. Mucho glamour y ni un pelo de tonta, heredó la fortuna, valuada en una de las más enormes del mundo, ganándose el eterno odio de Christine, la hija de Onassis.
Con Aristóteles Onassis.
Terminó su vida junto a un empresario belga y falleció en 1994, de cáncer.
