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A 51 años, el testimonio de los hijos de los líderes del Cordobazo: "Una enseñanza histórica que no tiene fecha de vencimiento"

Una insurrección popular de enorme importancia histórica.

por Daniel Riera

29 Mayo de 2020 11:12
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El año pasado, cuando se cumplió medio siglo del Cordobazo, viajé a Córdoba a realizar una serie de notas, entre las cuales estuvo el encuentro con los hijos de los tres principales líderes de aquella insurrección popular: Malvina Tosco, hija de Agustín Tosco; Atilio López, hijo de Atilio López, y Rafael Torres, hijo de Elpidio Torres. Nos encontramos el 18 de mayo de 2019  en un hotel cordobés, en el mismo día en que Cristina Fernández de Kirchner proclamaba la candidatura de Alberto Fernández a la presidencia de la Nación. En medio de la sorpresa de los cuatro por la noticia del día, nos trasladamos medio siglo en el tiempo y conversamos sobre el acontecimiento histórico que nos había convocado.Hoy, en un nuevo aniversario de la protesta, reproduzco aquella nota.

El 29 de mayo de 1969, hace exactamente 50 años, la CGT cordobesa decretó un paro de 36 horas con movilización. Durante la protesta, la policía tiró con balas de plomo y asesinó a Máximo Mena, obrero y a la vez estudiante universitario. La noticia enfureció a miles de personas y generó un estallido social que hizo tambalear al dictador Juan Carlos Onganía. Durante horas, los trabajadores tomaron las calles y se apoderaron del centro de la ciudad. El Cordobazo se convirtió con el tiempo en un símbolo de la resistencia a la opresión. El paso del tiempo y los homenajes a veces cristalizan las efemérides históricas y las vacían de contenido. Para evitar que eso suceda, BigBang habló con los hijos de los tres principales líderes de la protesta: Atilio López, hijo de Atilio López (UTA), Rafael Torres, hijo de Elpidio Torres (SMATA) y Malvina Tosco, hija de Agustín Tosco (Luz y Fuerza). Entre los tres, analizan no sólo lo que representó el Cordobazo hace medio siglo, sino sus relaciones con la época actual.

-¿La autonomía de los gremios en la provincia es una de las razones del Cordobazo?

Rafael Torres: Los gremios de más gravitación en Córdoba nunca fueron llevados así nomás por las narices por las centrales nacionales. Tal es el caso de Luz y Fuerza y sus históricos enfrentamientos por parte de Tosco, el caso de Atilio en UTA y el caso de SMATA, el gremio de mi padre, también. En las elecciones del SMATA siempre había una lista local y otra armada desde Buenos Aires. Siempre el SMATA Córdoba fue un bocado apetecible por la cantidad de gente, el poderío, y además porque siempre tuvo, en el tema de los servicios sociales, muchas cosas antes que Buenos Aires: la ambulancia, la peluquería, el servicio fúnebre... Y algo que siempre repetía mi viejo: en esa época los plenarios nacionales del SMATA no comenzaban si SMATA Córdoba no llevaba la tarasca, los fondos para desarrollar la actividad. Siempre le quisieron incautar esa autonomía económica, y qué decir de la cuestión política.

-¿Y cuáles estiman como las motivaciones centrales de la protesta?

Malvina Tosco: El Cordobazo es la insurrección urbana producto del hastío, del hartazgo, el no poder reunirse libremente. Más de tres personas juntas era delito, no podías reunirte, las libertades individuales estaban totalmente coartadas. El peronismo estaba proscripto, Perón se tuvo que ir después de la Revolución Libertadora, Illia había ganado con un porcentaje bajo de los votos, con poca gobernabilidad, pero era un hombre de bien que hizo cosas que le molestaban a las Fuerzas Armadas y le dieron el golpe. Se combinan el hastío de la gente y la unidad frentista... El Cordobazo es glorioso porque es la insurrección del pueblo, pero es además por esa unión que se da entre esos tres gremios que venían de ideologías y culturas diferentes, pero que ponen como prioridad sobre todo el interés del pueblo y de la patria.

Atilio López: En esos días además se reunió la Unión Cívica Radical en secreto en las sierras de Córdoba y prácticamente hablan de salir en un movimiento revolucionario, y no hay dudas de que la Unión Cívica Radical apoyó también el movimiento gremial. Los otros días mirábamos un video de esa reunión y si yo me llegaba a enterar, casi como que hasta yo me hago radical... (risas) Sumado a eso, la Universidad que venía con sus traspiés, el cierre del comedor universitario y la quita de derechos habían excitado mucho al estudiantado. No tenían lugar donde reunirse, usaban el gremio de Luz y Fuerza, que les cedía Tosco. Todo eso fue acumulando una masa crítica y la visión que tuvieron en ese momento en la CGT, con esos tres referentes a la cabeza. Unos días antes, Elpidio Torres había tenido una asamblea en el Córdoba Sport Club, donde hubo una fuerte represión... Te diría que los tres gremios que se pusieron a la cabeza tenían los mejores sueldos del país. UTA Córdoba era la seccional con mejores sueldos, Luz y Fuerza y los Mecánicos también tenían muy buenos sueldos. Eran lugares de trabajo codiciados por la representatividad que ponían el pueblo y los trabajadores en los dirigentes. Así que no fue una situación mediada por la falta de trabajo, los despidos, los magros sueldos, la precarización laboral, sino que se produjo por el contrario en un momento donde esas situaciones no eran tan prioritarias.

Rafael Torres: Eran otras las prioridades. El Cordobazo es la culminación de una serie de hechos que abarcan el Correntinazo, el cierre del comedor universitario... En cualquier provincia que fueras había la misma mecánica de política social y económica que bajaba el gobierno de Onganía. Ni que hablar del nivel represivo en las calles, porque de hecho para entonces las fuerzas de seguridad y represoras tenían un nivel de pertrechos como para contener la espuma y la demanda social. La Kaiser tenía al día del  Cordobazo 14.563 operarios, lo cual explica por qué fue tan grande la columna. Esa era la central de Santa Isabel. Era cierto que en estas actividades los obreros ganaban bien, pero eso no alcanzaba porque había un nivel altísimo de opresión política, de cercenamiento, la necesidad de identificarse con el documento. La pregunta “¿Llevaste el documento?” fue una huella en la piel del cráneo, hasta para los gestos básicos. Más de una vez le preguntaron a mi viejo por qué no habían tomado la Casa de Gobierno. Había gremios que estaban debatiendo si iban a adherir o no cuando pasó la marea. Eso tiene que quedar para los tiempos actuales. El Cordobazo es una enseñanza histórica que no tiene fecha de vencimiento.

Malvina Tosco: El ministro de Economía de entonces se llamaba Krieger Vasena. Dentro de las medidas más destacadas estuvo el intento de ir contra los convenios colectivos de trabajo, lo que traza un paralelismo con este gobierno actual, que también apunta contra los Convenios Colectivos de Trabajo porque ellos a los trabajadores no los ven como seres humanos sino como un costo, y ven a los derechos y las conquistas de los trabajadores no como derechos sino como privilegios. Aquellos trabajadores del 69 entendían que no eran privilegios, que eran sus derechos, y por eso peleaban y trataban de mejorarlos. La inflación también acechaba como acecha hoy. Nosotros en democracia no tenemos, por ahora, la represión que había en ese momento, pero el modelo económico de Krieger Vasena era muy similar a este. Y la sociedad estaba muy politizada, porque cuando se arma la revuelta, no es que la persona tira una piedra por tirar... No va y le rompe el kiosco a una persona que está trabajando. Apuntan a los bancos, a las financieras internacionales, y los autos que rompen son los de las empresas multinacionales. No es la bronca en la calle sin saber por qué: era una bronca dirigida.

Atilio López: La lucha contra el imperialismo era una de las premisas que tenía la CGT de Córdoba, y también por supuesto el deseo de recuperar la democracia. En ese momento la UCR estaba herida porque el golpe había sido contra el doctor Illia, y el peronismo estaba herido porque estaba proscripto y quería volver, entonces se juntaban una serie de cosas... y hubo una serie de elementos que hicieron que confluyeran.

Rafael Torres: Unos días antes, la toma del Barrio Clínicas por parte de los estudiantes demuestra una evolución de la conciencia estudiantil desde aquella supuesta antinomia “Alpargatas sí, libros no”, hasta una mayor identificación con las necesidades del pueblo. La juventud se fue comprometiendo más con el norte social del país. No podía haber libertad sin democracia. La CGT como línea principal de la protesta representaba los valores de la población. Los partidos estaban proscriptos, las actividades estaban limitadas. Y hay una cosa que decir claramente: los trabajadores no partieron de sus lugares de trabajo dispuestos a romper la ciudad. Eso es una falacia que empezó en los reportes periodísticos de las editoriales de Buenos Aires, que publicaban “Desastre”, “Catástrofe”, y no veían la otra catástrofe ni el otro desastre al que estaba sometida la gente. Ni Tosco, ni López, ni Elpidio han demostrado ser vándalos, todo lo contrario: han sido defensores de la máquina que tenía el obrero para laburar... Cada vez que cobraban los de la Kaiser, el centro comercial de la calle Belgrano se frotaba las manos y corría la voz: “Che, cobraron los de la Kaiser...” Al Cordobazo se lo intentó denostar y condenar como un hecho subversivo.  No: los trabajadores respondieron a la consigna que estaba pactada y pautada por los organizadores, salieron a la calle y fueron la provocación de la policía y las fuerzas represivas las que hicieron la reacción y la contrarreacción. En definitiva es un contrapoder a un poder dado.

-La revuelta se produce tras el asesinato de Mena...

Malvina Tosco: Claro, porque la policía disparaba balas de verdad. Mena era un trabajador de la Kaiser que tenía 26 años y venía marchando en la columna de las automotrices, la que lideraba Elpidio Torres. Le tiraron un tiro en el corazón. En ese momento no había celulares y sin embargo el boca en boca de que habían matado a Máximo fue la chispa que detonó el estallido.

Rafael Torres: No se indignaron porque detuvieron a uno o no dejaron pasar, fue un balazo a mano alzada y le tocó a Máximo, pero le podría haber tocado a cualquiera, y eso se repitió en varios puntos de la ciudad.

-¿Cuántos muertos hubo en total?

Rafael Torres: Oficialmente, el Gobierno de la provincia dijo que los muertos eran 14, pero nunca se pudo saber la lista verdadera, algunos la hacen ascender a más de 30. Además hubo más de 300 heridos, detenidos, confinados, y Consejos militares de guerra, esa parodia que se armó también, decían que los condenaban a los trabajadores “por instigación en concurso real y rebelión”, a todos les bajaban la misma carátula.

Malvina Tosco: Estos tres dirigentes, que nosotros tenemos el orgullo de ser sus hijos, son héroes y son mártires. Son héroes porque dieron su vida sin tener temor a nada. Se pusieron a la cabeza no exclusivamente de sus agremiados, sino de un reclamo de toda la sociedad. Ellos entendieron que los sindicatos no eran exclusivamente una herramienta para defender los beneficios de los sindicalizados que cada uno representaban. Ellos entendían que era una herramienta poderosa para la transformación de la sociedad. Entonces se pusieron a la cabeza de eso sin mediar intereses personales. Por eso la pasaron bastante mal.

Atilio López: Son muy pocos los hechos nuevos que se van produciendo en la historia. Siempre están las mismas consignas de un lado y el mismo atropello del otro.

La cobertura televisiva de Sergio Villarroel

-Usted quiere decir que la dinámica histórica es siempre la misma...

Atilio López: Exacto. Siempre está la lucha contra el imperialismo y por volver a la democracia... Hoy estamos en democracia, pero seguimos luchando contra el imperialismo, por la soberanía nacional, la justicia social... Hay otras cosas que no han cambiado para nada, como la lucha contra el centralismo porteño, sobre todo en los sindicatos...

-Más allá de las consideraciones políticas... ¿cómo conviven con el legado de sus padres? ¿Qué les pasa a ustedes con esos tipos que además de referentes sindicales respetados eran sus viejos?

Malvina Tosco: Hasta los 50 años de mi vida estuve disciplinada con esa forma de cuidarme que tuvo mi mamá. No intervengas, cuidate, no opines... Cuando me di cuenta de que ganaba Mauricio Macri y que perdía el gobierno nacional y popular, con todos los defectos que puede haber tenido, yo me planteé que no podía seguir estando en esa situación y decidí involucrarme políticamente como una forma de hacer lo mínimo posible por todo lo grande, todo lo maravilloso que había dado mi padre, que dio hasta su vida. Estoy atravesada por su historia, por su acción política y su pensamiento social, lo que él llevó adelante en el gremio y lo que traía desde su pueblo por tanta historia, tanta lectura y tanto compromiso. Yo siento un orgullo muy grande de ser su hija. Uno llora, se emociona mucho, por qué, no sólo por el afecto y la pérdida del padre, sino por sentir la gran injusticia que se produce con hombres tan buenos y de tanta entrega como ellos. Eso me produce una gran emoción y a veces no la puedo dominar. A esta altura de mi vida, soy bastante mayor que mi padre, porque mi padre tenía 45 años cuando se murió, era un hombre sumamente joven. Siento la necesidad de comprometerme para poder lograr algo de lo que ellos lucharon. Cuando Néstor Kirchner le paga al FMI, recordé un escrito de mi padre que decía que había que cortar las cadenas con el Fondo en un escrito de 1961, es decir hace casi 60 años. Entonces sentí que de alguna forma se resolvía una parte de la lucha de mi viejo. Ahora siento que volvemos a estar encadenados al imperio financiero y quiero responder a su lucha.

Rafael Torres: Cuando uno mira como fue la dinámica, la forma de vida de nuestros padres... Ellos estaban muy demandados por su actividad y algunos momentos se daban para compartir con nosotros. Pienso que en nuestra infancia tuvimos a diferencia de otros niños unas vivencias diferentes. Venía el jeep largo de la policía de la provincia de Córdoba -azul marino con la franja blanca al costado- y resulta que los que venían a allanar la casa o con la orden de detención habían sido alumnos en la Primaria de mi madre. Y entonces le decían “Mire, señorita Betty, lo andamos buscando a Elpidio”, y ella... “¿Pero ustedes se creen que lo tengo abajo de la cama?”.

En mi casa hubo tres niveles de vivencias: el mayor de mis hermanos me llevaba a mí nueve años y vio las cosas un poco más que yo, como le pasó a Atilio, que perdió a su papá a los 18 años, y me contó que podría haber estado el día en que lo mataron, pero que su tío y su madre se encargaron de impedirle a ver a su querido Talleres, que enfrentaba a River en la cancha de Racing. Ese mismo día yo estaba con mi hermano Ángel, cuando Víctor Brizuela dijo por la radio “Y en este momento hace su ingreso el ex vicegobernador...” Mi viejo estaba conmigo en la popular alta visitante, donde estaban los hinchas de Talleres... La dinámica de las cosas que se viven, de encontrarse con gente que te dice: “Lo conocía a tu viejo, yo hice esto con tu viejo, yo estuve con tu viejo”... Gente que tiene guardadas vivencias, que por hache o por be les han quedado encapsuladas... En mi casa el mayor a veces dice “Dejen a papá en paz”, porque él lo sufrió. Mi hermano del medio era el más querendón... Vivía colgado de mi viejo, iba con él al gremio todos los días... Mi madre a mí me presentaba las cosas como una película. Hasta me había enseñado un cantito: ponele que venía mi mi viejo de un plenario en Buenos Aires y yo abría la puerta y cantaba “... porque llega un luchador”. Le cantaba en la puerta, porque mi vieja me había adoctrinado. Todos lo hemos vivido de distintas maneras, pero todos hemos sufrido temor, o el atentado, o la prisión, la persecución, las amenazas, tener que guardarte y no estar con tu familia... O cuando nos pusieron la bomba en Alta Gracia... Ese día jugué a la pelota hasta las 5 de la tarde, tenía 8 años, y mi madre a las 2 y media sintió un ruido como de una mecha y luego la explosión. Ella pensó que había explotado la garrafa de la cocina. Siempre lo que quedó es que estábamos muy estrechos siempre. Mi hijo dice a veces: “Ay, papá, cómo te acordás del pasado”. No hay futuro ni presente si no nos miramos en el pasado. Nosotros no somos ellos pero no podemos caminar por la vida haciendo macanas siendo los hijos de ellos. No podemos asaltar un banco (risas)... Mi viejo no iba ni al casino ni a los caballos, no nos llevaba ni al circo... Los viejos nuestros eran austeros. Atilio: casita en barrio Empalme; Agustín: casita en Barrio Naranja; Elpidio: casita en Alta Gracia...

Atilio López: Quizás por tener un par de años más que ellos lo viví de otra manera. Previo al Cordobazo,  durante distintas actividades que tenía mi padre siempre había diálogo, explicaciones... Buscaba salir conmigo, tener momentos privados... Nunca tuvo auto, siempre autos prestados, de los abogados del gremio, o el auto oficial del gremio... Salíamos afuera de casa a conversar de hombre a hombre y él me explicaba por qué la posición, por qué hacía lo que hacía, cómo estaba ubicado su pensamiento. Y me decía: “¿Me entendés?”, Y yo “Sí, yo te entiendo”. Y él, “Bueno, hay gente que no entiende lo que uno está haciendo o está parada en la vereda de enfrente. De esa gente nos tenemos que cuidar”. Eso mismo me dijo en los tiempos en que lo asesinaron: “Hay gente que me saluda, pero hay algunas minorías que no me quieren”. Y eso me quedó tan grabado en su accionar, porque él era mi padre y era mi héroe. Su asesinato me agarró ya en la carrera universitaria, y lo viví desde adentro. Yo no puedo decir que los militares mataron a mi padre: mi padre murió en democracia. El papá de Malvina estaba en la clandestinidad en plena democracia. Los dos dirigentes mueren a los 45 años: mi padre con más de 100 balas y Agustín con una septicemia que no pudo ser tratada porque estaba en la clandestinidad. He sido convidado a participar por ciertos sectores, pero no me sentía representado por ellos. Hay que pensar tres veces cuando uno quiere participar en algo. He sido candidato a intendente y a diputado nacional, y he tenido que pensar mil veces adonde pongo mi nombre y apellido, aunque sean candidaturas testimoniales. Tengo que pensar que el Negro Atilio estaría cómodo en ese lugar. En el año 62, cuando el transporte de Córdoba era estatal, cierran la empresa CATA y la privatizan. Estaban, en una mesa parecida a esta, representantes del gobierno provincial y tiraron una chequera arriba de la mesa para que López -que era el representante de la UTA- pusiera los ceros que quisiera, y le dijeron que iba a tener una parte de la empresa, dos, tres, cuatro colectivos, y recuerdo el acto de violencia. Mi viejo los agarró de la solapa del saco, los tiró afuera, les tiró la chequera en el medio de la calle, después vino la policía... Yo estaba ahí. Fue un hecho fundamental. Cuando logramos hablar de ese hecho entendí por qué me decía lo que me decía y por qué nombraba las cosas de ese modo. Él formó parte del gobierno de la provincia, fue secretario general de la CGT local, estuvo en un gremio y cuando lo mataron no tenía terminada la casa, no teníamos auto. Mi papá llegó a vicegobernador y no quería que nos moviéramos en los autos oficiales. Y vino la empresa Renault, tiró un catálogo sobre la mesa de su despacho y le dijo “Usted elija el auto”. Mi viejo les dijo: “Si yo no lo pago, no quiero ningún auto”. Y llamó al presidente del Banco de Córdoba y le preguntó: ¿Puedo sacar un crédito yo? Y el otro: “Sí, señor vicegobernador, claro, cómo no va a poder...” (risas) y recién ahí sacó el crédito y luego empezó a pagar las cuotas. No terminó de pagarlo porque lo mataron antes. Los amigos, tanto senadores como diputados,  me ayudaron a pagar la cuenta. Son todas cosas que te van enseñando.Tuvo un auto porque le dijeron que si no quería tener auto oficial tenía que tener un auto sí o sí. Nunca le gustó andar con custodia. Llegaba a Buenos Aires en una R6 del gremio y [José] Rucci le decía “Sos un inconsciente”. Toda su vida se manejó así y quizás  el precio que pagó fue muy alto. Nosotros no intentamos imitarlos porque no vamos a llegar nunca a nada de lo que hicieron estos tres tipos que están en la historia de Córdoba, pero tenemos la responsabilidad enorme de no cometer errores que puedan manchar la memoria de ellos.

Malvina Tosco: Estos dirigentes supieron unirse y organizar un acto de rebeldía a pesar de sus diferencias. Es una lección para hoy porque hoy existen solamente dos frentes: los que estamos en el espacio nacional y popular, los que creemos que los intereses más importantes son los del pueblo y los de las mayorías, y los que están en el otro frente, que creen que los intereses son de algunos poderes fácticos, financieros, bancarios, y de algunos pocos.

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