El Gobierno de Javier Milei revalidó el domingo su gestión en las urnas y se consolidó como la fuerza más votada del país. Con el 40,84% de los votos en la categoría de diputados y una contundente victoria en seis de las ocho provincias que renovaban senadores, La Libertad Avanza engrosará su bloque en la Cámara alta, pasando de siete a veinte bancas, a tan solo 17 del quórum propio. Desde el oficialismo, celebraron una "ratificación del rumbo", mientras el peronismo quedó en estado de incertidumbre tras no poder sostener su predominio provincial.
Pero el clima de festejo libertario contrastó con el tono prudente -y por momentos condicionado- del ex presidente Mauricio Macri, quien intentó capitalizar parte del éxito electoral y enviarle señales al Gobierno. "Mis felicitaciones a LLA, al Presidente Milei y, especialmente, a todos los argentinos que hoy apoyaron el cambio. Este resultado electoral sobresaliente renueva las esperanzas en nuestro país. No perdamos esta oportunidad única para producir las transformaciones pendientes y dejar atrás el pasado para siempre", publicó Macri en su cuenta de X cerca de las 23 horas del domingo.
Milei le respondió con un guiño: "Muchas gracias presi... ¡VLLC (Viva la libertad, carajo)!". Sin embargo, detrás de los gestos de cortesía, se esconde una disputa por el poder y la influencia en la nueva etapa política. Horas antes de conocerse los resultados, Macri había dejado clara su expectativa de que el Gobierno "plantee cambios en serio" y logre "mayor gobernabilidad". "Yo espero que el Gobierno emprenda esta agenda de cambio que todo el mundo espera, que refuerce su equipo, que refuerce la gobernabilidad, que es el reclamo de todos para que haya estabilidad y que podamos crecer", afirmó al salir de votar en Recoleta.
El ex mandatario insistió en que Milei debe "pasar de las palabras a la acción" y aseguró estar "a disposición" para colaborar. "Milei tiene mi número, si necesita algo me va a llamar", ironizó, en una frase que graficó la distancia entre ambos. En los hechos, Macri busca colocar a dirigentes propios dentro del gabinete libertario -entre ellos Federico Pinedo, Guillermo Dietrich, Jorge Triaca y Luis Miguel Etchevehere-, pero hasta ahora no logró avanzar en esas negociaciones. "Yo estoy a disposición para hablar estructuralmente de cómo se puede ayudar a generar gobernabilidad y aportar al cambio, pero no hemos hablado de ministros", aclaró.
El reclamo de "gobernabilidad" aparece como un mensaje doble: un llamado a la moderación institucional, pero también un intento de condicionar al Presidente desde un lugar de socio estratégico. La postura de Macri fue interpretada en el entorno libertario como una advertencia ante los intentos de La Libertad Avanza de prescindir del PRO en los armados políticos provinciales y nacionales. En el PRO, la sensación fue ambigua: por un lado, celebraron el resultado conjunto con los libertarios; por otro, asumieron la magnitud de su propio retroceso. La fuerza amarilla perderá representación parlamentaria.
Sin ir más lejos, cosechó resultados muy bajos en varios distritos: 2,74% en Río Negro, 0,59% en Córdoba y 7,74% en Santa Cruz, sin lograr nuevas bancas. "Se inició el proceso de renovación", reconoció un dirigente del entorno de Macri a Infobae, al destacar la figura de Fernando de Andreis, electo diputado y considerado el artífice del acuerdo en Capital Federal. El mensaje apuntó también a los críticos del pacto con Milei dentro del PRO, entre ellos María Eugenia Vidal, Silvia Lospenatto y Nacho Torres, que sufrieron duras derrotas en sus provincias.
Desde la Ciudad, Jorge Macri intentó leer el resultado en clave de alianza: "Con el triunfo de la alianza de La Libertad Avanza y el PRO, la Ciudad reafirmó su innegociable compromiso con el cambio y volvió a ser, una vez más, un límite para el kirchnerismo", escribió en X. Sin embargo, dentro del macrismo, Patricia Bullrich -que obtuvo más del 50% en CABA- acusa a los primos Macri de haber "jugado para atrás" en la campaña porteña. El tablero opositor quedó fracturado y en plena reconfiguración. "Más allá de lo que decida el Presidente, el PRO tiene que hacer un profundo debate interno, una discusión del posicionamiento político de cara a los dos años que se vienen", reconoció otro dirigente del espacio. Mientras tanto, Milei, desde su búnker del Hotel Libertador, llamó a "encontrar acuerdos básicos con gobernadores y decenas de diputados y senadores de otros partidos", en un intento por capitalizar su triunfo y mostrarse como el eje de una nueva mayoría.