El Senado de la provincia de Buenos Aires reavivó este martes una de las discusiones más espinosas de la política local: la posibilidad de que legisladores provinciales, concejales y consejeros escolares puedan ser reelectos de forma indefinida. Con 22 votos a favor, 22 en contra y una abstención decisiva, fue la vicegobernadora Verónica Magario quien inclinó la balanza y otorgó la media sanción al controvertido proyecto.
La propuesta fue presentada por el senador peronista Luis Vivona, con respaldo del sector kirchnerista de Unión por la Patria, y busca derogar la ley que desde 2016 -bajo la gestión de María Eugenia Vidal- establecía un límite de dos mandatos consecutivos para estos cargos. La votación no solo reflejó la grieta entre oficialismo y oposición, sino también fuertes tensiones internas dentro del peronismo. "Mi voto es positivo", declaró Magario al desempatar la votación en el recinto, marcando un cambio de rumbo en una legislación que, en su momento, fue vista como una herramienta para oxigenar la dirigencia política y evitar la eternización de figuras en cargos legislativos.
El proyecto contó con el apoyo de 19 de los 21 senadores de Unión por la Patria, pero también recibió adhesiones inesperadas: dos legisladores libertarios "dialoguistas" y el monzoísta Marcelo Daletto. La abstención de la libertaria Silvana Ventura fue clave para que se produjera el empate, dejando en manos de Magario la definición del expediente. Por el lado del rechazo, los bloques de la UCR, el PRO y La Libertad Avanza se pronunciaron en contra. También lo hicieron algunos integrantes del oficialismo, como la senadora massista Sofía Vanelli, quien remarcó que su voto respondía a la postura histórica del Frente Renovador contra las reelecciones indefinidas.
Otra disidencia notoria fue la del senador Federico Fagioli, referente de Patria Grande y cercano a Juan Grabois, quien denunció públicamente la desconexión del debate con las urgencias sociales. "Mientras el pueblo la está pasando como el orto, la política se está mirando el ombligo", escribió en redes sociales. El intento de habilitar las reelecciones indefinidas ya había llegado al recinto en mayo, pero la sesión cayó por falta de quórum. Esta vez, con mayor presión del kirchnerismo territorial, el oficialismo logró sortear las resistencias y avanzar en una reforma que genera amplio rechazo en la sociedad civil y entre sectores que exigen una renovación de la política.
La ley aprobada excluye por ahora a los intendentes bonaerenses, quienes siguen alcanzados por el límite de dos mandatos consecutivos, aunque ya circula en el Senado un proyecto presentado por la legisladora Ayelén Durán que busca extender la reforma también a los ejecutivos municipales. La iniciativa fue interpretada como una posible moneda de cambio en negociaciones más amplias, vinculadas a la discusión sobre la reforma electoral bonaerense y la eventual suspensión de las PASO, impulsada por el gobernador Axel Kicillof.
En paralelo a este debate, durante la misma jornada legislativa se trataron otros temas de peso, como la aprobación de más de 90 pliegos judiciales y un pedido de endeudamiento por más de 1.000 millones de dólares. Sin embargo, fue la reinstauración de las reelecciones indefinidas la que acaparó la atención y generó mayores divisiones.
La media sanción ahora deberá ser ratificada o rechazada por la Cámara de Diputados de la provincia, donde se anticipa un debate igualmente reñido. De obtener la aprobación definitiva, la nueva ley implicará un giro de 180 grados respecto a la legislación vigente en los últimos ocho años, consolidando la posibilidad de que senadores, diputados y otros cargos legislativos se postulen sin límite de tiempo.
Mientras tanto, crece la percepción de que la política bonaerense, más preocupada por su supervivencia que por las demandas sociales, sigue en deuda con una ciudadanía golpeada por la crisis. Como señaló el radical Agustín Maspoli, "la provincia tiene muchos problemas urgentes. Hoy no era momento de discutir privilegios".