
Un buen síntoma de época. Lali Espósito mostró al mundo el disco No Vayas a Atender cuando el Demonio Llama su creación más rockera en sus largos años de carrera que la muestra totalmente renovada y alineada con el contexto político y social que envuelve a Argentina.
Si bien la única canción que tenía un mensaje directo al presidente Javier Milei después de que el Jefe de Estado se encargara de defenestrar por redes sociales junto a sus psicóticos bots, lo cierto es que de principio a fin, el disco tiene un fuerte sello político.
El nuevo disco de Lali combina un sonido punkie y directo. Es un oda a vivir la sexualidad de una manera libre basada en el consenso y la reivindicación de las identidades no hegemónicas ni patriarcales. Un claro ejemplo es la canción Sexy donde se muestra con un sentido rebelde y con una reflexión sobre la existencia del placer sin culpas.
Fuera de la canción 33 que tuvo hermosas repercusiones por la colaboración con Dillom o Pendeja que tienen un sentido deliberado y indisciplinado, hay otras piezas que tienen que ver con el romanticismo, tema transversal en la carrera de la artista y compositora: ejemplos son Morir de Amor.
Se puede ver en toda la nueva obra de la argentina una reivindicación constante al rock nacional con elementos de Clics Modernos de Charly García pero también con la participación de La Bersuit Vergarabat, reminiscencias en las letras con cortecitos de Babasónicos y hasta una cita clara al Indio Solari y "su pasta de campeón".
Un detalle no menor es el humor en No Vayas a Atender cuando el Demonio Llama: el primera y el último track tienen el propósito de ironizar sobre los comienzos en la televisión-telenovelesca de Espósito. Con un guiño al "canal de la familia", Lali incluyó voces parecidas a la del locutor de Telefé e incluso pudo reírse de ella misma definiéndose como la mejor de las popstars pero también como la peor de las villanas. Algo que los medios de comunicación fueron definiendo a lo largo de su carrera.
El punto cúlmine del disco tiene que ver con la glorificación de los vínculos, algo también muy sintomático de la era en la que gobiernan las fuerzas del cielo: en su canción No hay Héroes -en la que participó Julieta Venegas- explica que "no siempre el malo paga, que nadie puede salvarnos y no es fácil la jugada... que Dios son los hermanos y a veces no es justo nada". Sin dudas, Lali apela a la construcción colectiva de sentido, de volver a las raíces y que lo importante es volver a los amigos, a la familia, a los afectos... "No hay héroes ni villanos", repite la artista en el estribillo.
Lo que también sorprendió del nuevo disco de Lali es que todas y cada una de las 15 canciones tienen videoclips: allí se muestra la diversidad corporal de los y las argentinas, aparecen banderas del orgullo LGBT pero también banderas del orgullo trans. Además, sorprendentemente Lali consiguió que la artista consagrada Susy Shock participe de su video Perdedor, una icónica canción donde se ve a la coplera y cantora en bellísimos primeros planos en una espectacular actuación de su parte.
En Sexy hay un rejunte de estrellas de la televisión y del stream como lo son Vero Lozano, Anita Espósito, Vera Ford que se mostraron como nunca antes con perfiles demasiado sexys dejando a cualquier espectador con las energías arriba. El disco tiene mucho de las vivencias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fiel reflejo en sus outfits citadinos y el recorrido por las calles del microcentro porteño en el video No me Importa.
Plástico, la canción en colaboración con Duki y que tiene detallecitos de sonidos propios del rock nacional, completa el sentido y le pone nombre al disco reivindicando como una estrella de la música argentina de quien todo el mundo habla. Además, incluye hitazos como Mejor que Vos, que se volvió un clásico de la mano de Miranda! la banda pop por excelencia en Argentina.
Lali Espósito lo hizo de nuevo: reivindicó el sentido de vivir con libertad verdadera, mostró que los amigos y amigas son lo importante, volvió a las raíces de la música argentina y dejó claro que para luchar contra el Demonio no hay herramienta más poderosa que la lucha colectiva sin perder la alegría ni el sentido de las buenas fiestas.