por Jimena Báez
21 Mayo de 2025 13:24
Cada miércoles, una ronda de esperanza resiste frente al Congreso de la Nación. Pero el gobierno de Javier Milei responde con represión y silencio. Este miércoles 21 de mayo, los diputados iban a debatir un aumento irrisorio y avanzar hacia una reforma previsional que amenaza con profundizar el ajuste. Sin embargo, no se logró el quórum necesario para comenzar a tratar las iniciativas.
En este contexto, BigBang dialogó con Sara Daneri, referente de Jubilados Clasistas, que lleva décadas de lucha. Cada miércoles camina rodeando el Congreso junto a otros jubilados y jubiladas que reclaman lo que les corresponde: una jubilación digna, medicamentos, acceso pleno a la salud y el merecido descanso. Lo que reciben, sin embargo, es represión, precariedad y una indiferencia brutal por parte de un gobierno que los señala como "gasto" y busca "borrarlos" del espacio público.

"No nos permiten ni siquiera hacer la ronda. Lo que este gobierno liberticida busca es sacarnos directamente de la calle y hacernos desaparecer. Triste término, pero esto es así", denunció Daneri. Habló con voz firme, sin eufemismos, y sabe de qué habla: cada miércoles, la Policía Federal comandada por Patricia Bullrich despliega operativos para impedir el semaforazo, la radio abierta y la manifestación pacífica frente al anexo del Congreso.
Ahora bien, ¿qué moviliza a los jubilados cada miércoles? Sara detalló las deplorables condiciones que vive un jubilado en la Argentina actual, donde Milei y su gabinete celebran haber acabado con lo que llaman "la casta". Según la entrevistada, más de cinco millones de jubilados cobran la mínima, que hoy equivale a $370.000, una cifra irrisoria frente al costo real de vida: "Marchamos porque es el recurso que tenemos para defender nuestra vida. No una jubilación de hambre como la que tenemos ahora, ajustada con una inflación dibujada y con aumentos que llegan tarde y mal", reflexionó.

"Nuestro reclamo histórico es claro: el 82% móvil en toda la escala jubilatoria y una jubilación mínima que se corresponda con el 82% del valor de la canasta familiar, que hoy está estimada en dos millones y medio de pesos. Eso es lo que necesitamos para vivir dignamente, no estas cifras vergonzosas que nos condenan a la indigencia", sostuvo Daneri.
A esto se suma el recorte en el acceso a medicamentos gratuitos por parte del PAMI. Hoy, para acceder a ellos, los jubilados deben probar no solo su condición de pobreza, sino de indigencia. "Nos obligan a pasar por situaciones indignas para acceder a algo que es un derecho", analizó.
El Congreso se reúne... ¿para qué?
Este 21 de mayo de 2025, la Cámara de Diputados se reunió para debatir proyectos vinculados a la situación previsional. Pero lejos de una solución estructural, lo que se puso sobre la mesa fue apenas un parche: un aumento del bono mensual de $70.000 a $100.000, es decir, una suba de apenas $30.000. Mientras tanto, el costo de la canasta básica sigue escalando. El debate se frustró: los partidos vinculados a La Libertad Avanza se opusieron y el quórum no se alcanzó.
Además, se incluyó un paquete de proyectos con fuerte impronta electoralista —según denuncian sectores críticos— que buscan mostrar preocupación sin resolver los problemas de fondo. Daneri fue clara: "De los 21 proyectos presentados, 11 tienen una orientación claramente electoral. No resuelven nada".
Uno de esos proyectos propone crear una comisión especial para avanzar con una reforma previsional de fondo, impulsada por los diputados Lilia Lemoine, Alberto Benegas Lynch, María Celeste Ponce Schiudice y José Luis Espert. "Sabemos lo que se viene: más beneficios para los empresarios y más castigo para los trabajadores y jubilados", advirtió la referente. La amenaza es concreta: avanzar hacia un sistema de capitalización individual, desmontando el sistema solidario y de reparto.
Cabe recordar que en marzo el gobierno eliminó la moratoria previsional, dejando fuera del sistema a 240.000 personas. Las más afectadas: mujeres de 65 años que no podrán jubilarse ni acceder a la pensión por viudez. Ahora se discute una "moratoria proporcional", que exige un mínimo de aportes en blanco y excluye a quienes trabajaron toda su vida en la informalidad: "Es una burla. ¿Qué va a hacer una mujer con 29 años de aportes que no llega al mínimo? ¿Acaso no trabajó? ¿No aportó con su cuerpo, su tiempo y su esfuerzo?", planteó la activista.
Privilegios para algunos
Mientras el gobierno de Milei evita preguntarse "¿Qué necesita hoy un jubilado para vivir dignamente?", desde la calle la respuesta es clara: salud, techo y comida. "Y también el derecho al disfrute, al ocio, a descansar. Pero hoy, con una jubilación mínima, pensar en eso es imposible", apuntó Sara. La salud está precarizada, los medicamentos se volvieron un lujo y una alimentación adecuada —clave para prevenir enfermedades— está fuera del alcance de millones.
"Nos condenan a la miseria, al encierro, a la desesperanza. Pero seguimos en la calle. Seguimos luchando", dijo con fuerza Daneri. Y es precisamente esa persistencia, esa dignidad en la protesta, lo que este gobierno busca aplastar. Mientras los jubilados cobran migajas, los diputados que hoy sesionan en el Congreso mantienen dietas que superan los dos millones de pesos. Y, aunque se jactan de discutir "ajustes" y "eficiencia del gasto público", no tocan un solo privilegio propio. La motosierra de Milei se ensaña con los de abajo, mientras los de arriba no solo se salvan, sino que legislan a su favor.

"PAMI y ANSES tienen que volver a manos de los trabajadores y jubilados. Hoy son cajas políticas al servicio del ajuste", exigió Daneri. Su reclamo es claro: restituir los aportes patronales rebajados en los años 90, frenar el vaciamiento del Fondo de Garantía de Sustentabilidad y fortalecer el sistema de reparto. Pero nada de eso se discute en serio.
El gobierno de Javier Milei desprecia lo colectivo, lo solidario, lo público. Bajo el lema de "la libertad avanza", da pasos agigantados con una motosierra que recorta derechos esenciales y deja a los más vulnerables librados a su suerte. Pero frente a ese avance, hay un grupo que no se rinde. Mientras Sara Daneri se prepara para una nueva marcha frente al Congreso, el vocero nacional Manuel Adorni confirmó que, en caso de aprobarse, el presidente vetará cualquier medida previsional impulsada por la oposición: "Cualquier ley que pueda transformarse en tal y que esté en línea con atentar el equilibrio fiscal, va a ser vetada", sentenció Adorni desde Casa Rosada. De todos modos, la sesión se cayó: Unión por la Patria (UxP), Encuentro Federal, Democracia para Siempre, la Coalición Cívica y el Frente de Izquierda no lograron reunir el quórum necesario.

Todos los miércoles, llueva o salga el sol, decenas de jubilados se plantan frente al Congreso con la dignidad intacta. Porque no hay motosierra que pueda con la memoria. Porque la vejez no es descarte. Porque el derecho a una vida digna no tiene fecha de vencimiento.
En la Argentina de 2025, el Congreso está blindado por fuerzas de seguridad mientras afuera el pueblo resiste. La represión es la respuesta institucional al reclamo pacífico. Se criminaliza la protesta, se estigmatiza la pobreza y se ignora la urgencia social. El gobierno de Javier Milei habla de libertad mientras encierra a los que luchan por sobrevivir. Pero en cada ronda de los miércoles, en cada paso de Sara Daneri y en cada voz que no se calla, late una verdad poderosa: este país no se entrega. Porque cuando el poder decide darle la espalda a su pueblo, el pueblo le da la cara a la historia. Y no hay veto, ni motosierra, ni blindaje que pueda contra eso.