23 Octubre de 2015 17:42

Omar Obaca, el falso candidato que se hizo más famoso que algunos aspirantes auténticos a la presidencia, llegó a las páginas del prestigioso The New York Times.
Un candidato inventado, con repercusiones internacionales.
El periódico neoyorquino lo define con claridad: “Un candidato afro-argentino ficticio, imaginado por una empresa publicitaria para satirizar a los políticos argentinos, y quizá los estadounidenses, desatando un tornado en el camino”.
La serie de videos online que promocionan a Obaca ya suma más de siete millones de vistas. El Times recuerda algunos de los “spots”, como el que propone que todos se vistan de policía para bajar la inseguridad o hacer que un peso valga cuatro dólares.
“Obaca es el político que todos quieren ser, pero no pueden porque no tienen ideas y no son negros”, simplifica las cosas Sebastián Rodas, de NAH! Contenidos, la agencia detrás del proyecto.
polémica en la comunidad negra
La aparición de Obaca dividió las aguas entre los argentinos negros, explica el diario. Para Paulo da Silva, de familia brasileña, “me da esperanzas ver a un descendiente de afroamericanos como protagonista; es la primera vez que un actor negro tiene una audiencia masiva”.
En cambio, Federico Pita (presidente de Diáspora Africana en la Argentina) escribió en Página/12 que los responsables de la campaña decidieron “apelar a una de las más viejas tradiciones de los chicos bien de las familias patricias de antaño: la tradición del negro bufón”.
¿quién es obaca?
Para el diario de Estados Unidos, el hombre que encarna a Obaca, Marcos Moreno Martínez, “irradia un carisma sencillo, hablando la jerga local con gestos enfáticos de sus manos, que evocan su background teatral”.
Propuestas atractivas pero inverosímiles.
A los 38 años, Martínez se siente “una estrella” cada vez que sale a la calle, donde los fans les piden cada vez más selfies. Uno de los datos curiosos es que fue actor de “Tumberos”, el drama pos-crisis de 2001.
Martínez trabajó de taxista y vive en Luján. “Nadie me regaló nada”, aclara en la nota. Su explicación del éxito es sencilla: “La gente necesita reírse de un político falso, que promete cosas que no van a pasar en la Argentina”.