07 Octubre de 2016 12:00

Algunas somos así, nos gusta correr desnudas por la casa, bailar, jugar y hacer cosas asquerosas. Y sí, las hacemos, aunque nunca lo digamos, ¿por qué? Porque sí, no hay un motivo. Preparate, te vas a reir, te vas a enojar, o vas sonreír cómplice, ¿quién sabe? Para eso somos mujeres: nunca tenemos reacciones esperables.
1. Usar el mismo tampón o toalla mucho más tiempo del apropiado:
Estás indispuesta. Saliste apurada y no llevás repuesto en la cartera, sólo el apósito que estás usando. Seguís, con tu rutina y cada vez que te acordás que tenés que ir a cambiarte, pensás "en un rato voy". Y ya pasaron casi seis horas, hasta que ¡ups! Te acordas otra vez y salís corriendo a buscar una farmacia y un baño.
¡Acordate de cambiarlo!
#2 Usar el mismo corpiño por más de una semana sin lavarlo:
Vamos, todas tenemos un corpiño favorito. Ese que nos queda bien y nos hace lindo busto. Y nos lo volvemos a poner, día tras día. Ni hablar cuando no hay un encuentro cercano a la vista, total, ¿para qué te lo vas cambiar? Atención, se despeluzan, se les hacen pelotitas y además, ¡juntan olores indeseables!
¿Cuántos días más lo vas a usar?
#3 Usar un maquillaje perdido por años en un cajón:
Vuelve lo vintage, y querés ese labial nacarado que se usaba en los '50. Lo habías sepultado en un cajón porque no es para todos los días, y te olvidaste. Lo encontrás lleno de pelusitas entre papelitos de caramelos. Lo usás igual, a ver cómo queda. ¡No te quejes si te da arcadas!
Rouge viejo: no, no, no.
4. No lavarte la cabeza hasta que realmente se note:
Es una semana difícil, estás apurada todo el tiempo. Apenas podés cumplir con las obligaciones cotidianas y salís corriendo de la clase de indoor, te das una ducha veloz y no te lavás la cabeza (total te hiciste el alisado, para algo debería servir). Al cuarto día, no te asombres si un vaho extraño te persigue donde vayas, y queda impregnada la almohada. El agua sola no alcanza...
Mejor, gym con el pelo atado, ¿no?
#5. Sacarte miles de puntos negros y obtener una satisfacción especial con ello:
Te vas al baño en medio de la noche a hacer pis y te distraés frente al espejo, apretándote cuanto barrito y punto negro haya sobre la piel. No es lo más recomendable para tu cutis, pero te da un placer que no tiene explicación. ¿De dónde vendrá esa sensación casi orgásmica que nos embarga cuando logramos vaciar el forúnculo? Quién sabe. Un asco.
Aunque sea súper placentero, ¡no!