14 Septiembre de 2016 14:16
Esta semana se dio a conocer la historia de James Altucher, un escritor que dejó todo y para vivir con sólo 15 cosas.
Altucher logró hacerse de una enorme fortuna gracias a las ventas de sus libros de autoayuda. Lleva editadas 16 publicaciones en Amazon, todas de prosa sencilla, entre las que se destacan “Elegite" y “40 alternativas a la universidad”, en el que expone su negativa al sistema universitario estadounidense y propone formas de aprendizaje que no cuestan los 200.000 dólares promedio los jóvenes norteamericanos destinan a sus carreras.
Throwing out almost all of my belongings. Just for the heck of it.#simplicity
¿Con qué cosas decidió vivir Altucher? Una notebook, su Ipad, tres remeras, tres pantalones, dos calzoncillos, dos pares de medias, dos pares de zapatillas y una bolsa con 4.000 dólares, según cuenta el diario New York Times.
La ambición del escritor es “no tener ambición”, según sus propias palabras. ¿Logrará mantenerlo mucho tiempo?
Como él, otros millonarios tomaron decisiones muy similares, y resignaron sus fortunas para desarrollar su vida espiritual.
Altucher, ¡todo un personaje!
Liu Jing Chong supo ser un importante empresario textil oriundo de China, que un mal (¿o buen?) día sufrió un accidente de auto junto a algunos amigos, en la provincia de Qinghai. Algunos de sus acompañantes fueron internados en un hospital cercano, por lo que Chong decidió quedarse en un hotel aledaño, con la única posesión que tenía disponible en el momento: un libro de budismo.
Liu Jing Chong, una vida feliz sin dinero.
Casi inmediatamente decidió tomarse un año sabático y se fue a vivir a las montañas de Zhongnan, también en China, para llevar una vida minimalista. “Me deshice de todas mis cosas, incluyendo mis siete autos, mi mansión, y mis casas de fin de semana. Compré una pequeña casa en la montaña que es suficiente para mis necesidades”, relató. “El accidente me cambió la vida”, contó a la diario China Daily.
La ordenación como monje de Liu Jing Chong.
Los dos años que siguieron no fueron nada fáciles. Vivió aislado en la cabaña, meditando, leyendo, practicando caligrafía y cultivando sus propios vegetales. Gracias a esa experiencia dio un paso más, renunció a su empresa textil y se unió al templo Baochan, al este de China, donde trabaja en una cocina comunitaria, se levanta al alba y es feliz disfrutando cada detalle que la vida le ofrece.
¡Feliz en su vida sin posesiones!
El año pasado se conoció la historia del indio Bhanwarlal Doshi, considerado el rey del plástico en su país. Poseía una fortuna de 600 millones de dólares , pero eligió convertirse al jainismo y abandonó todas sus posesiones.
El rey del plástico, convertido al jainismo.
Doshi fue consagrado monje del jainismo en una ceremonia que duró tres días. A partir de ese momento, su vida de ostentaciones quedó atrás para siempre. Renunció a sus posesiones materiales, practica la abstinencia, viste túnica y camina descalzo para no lastimar ni a un insecto, ya que esta religión practica la absoluta no violencia.
La familia de Doshi estuvo en contra de su decisión durante mucho tiempo, pero finalmente aceptó su forma de felicidad. Su hijo, Rohit, le contó al diario indio Ahmedabad Mirror: “estamos orgullosos de él. El honor y respeto que recibió cuando anunció su decisión es algo que hay que ver para creer”.
Doshi antes de dejarlo todo.
El jainismo surgió en el siglo VI a.C., casi al mismo tiempo que el budismo. Desde su ordenación, los monjes se levantan todas las mañanas a las 4 am para practicar la alochana o autocrítica.
¿Qué hizo Bhanwarlal Doshi con semejante fortuna? La donó a las obras de caridad del jainismo.
En plena ceremonia de ordenación.
Tres ejemplos (de muchos) en los que el dinero no hizo a la felicidad.