15 Enero de 2016 09:49

Cientos de militantes kirchneristas, varios contratos escandalosos e interminables pérdidas. Esa es la situación con la que su flamante presidenta, Isela Costantini, se encontró al “aterrizar” en Aeroparque. Según pudo saber BigBang, Aerolíneas Argentinas perdió el año pasado $ 5.200 millones. Pero, lo peor es que continúan apareciendo acreedores que la empresa aún no los tiene en los papeles.
Isela Costantini, que asumió 4 de enero, lleva adelante una profunda auditoría en Aerolíneas.
“Sin prisa, pero sin pausa” parece ser la estrategia de Cambiemos en los primeros 35 días en la aerolínea de bandera. Además de comenzar a reducir las pérdidas, como con el contrato con Sol, también trabaja para cobrar las acreencias. Es que una de las cosas que más ha sorprendido a Isela Costantini son las deudas que el Estado tiene con la empresa.
Por caso, la presidenta del Senado, Gabriela Michetti, pagó una deuda de $ 42 millones que arrastraba de la gestión de Amado Boudou. Sin embargo, no es la única dependencia: otros ministerios nacionales tienen deudas con la aerolínea de bandera. Mientras continúa la auditoría interna para determinar la totalidad de la deuda con proveedores, Isela Costantini intenta sanear la caja de la empresa cobrando a su vez sus acreencias.
La empresa acumuló deudas por $ 5.200 millones en los seis años de gestión de Mariano Recalde.
Esa es la prioridad de Isela Costantini: sanear la empresa. En paralelo, el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, se encarga de los problemas más políticos de la aerolínea de bandera: la relación con los gremios y los contratos con los proveedores. De hecho, el ministro tiene en su despacho una abultada carpeta con información pormenorizada de la gestión actual y pasada.
Isela Costantini asumió el 4 de enero luego de arreglar su salida como presidenta de General Motors. Además, fue en los últimos dos años titular de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa). La nueva presidenta, especialista en management empresarial, está preocupada por la presencia de gremios combativos, pero decidió “aterrizar” en Aeroparque por la confianza mutua con su “copiloto” Guillermo Dietrich.
Guillermo Dietrich tiene un pie puesto en el ministerio de Transporte y el otro, en la aerolínea de bandera.
“¡La empresa se va a la mierda si cancelas el contrato!”, habrían amenazado directivos de Sol, propiedad de la familia Angeli, para continuar recibiendo $ 1 millón diario por prestar sus cuatro aviones Saab de 35 asientos cada uno. Finalmente, la amenaza se cumplió: la empresa dejó a 300 familias en la calle tras presentar su quiebra.
Otro problema en puerta podría surgir de la auditoría interna: Isela Costantini desea saber los pormenores de la compra de aviones por US$ 130 millones que nunca se pagaron durante la gestión del camporista Mariano Recalde.
Tres ejes como banderas: reorganizar el personal, estructurar la deuda y mejorar la competitividad.
Finalmente, Cambiemos ya tiene un plan para reestructurar Aerolíneas Argentinas, pero, durante el verano, los cambios serán paulatinos para garantizarle a los pasajeros que los vuelos salgan en tiempo y forma. En los pasillos del ministerio, por caso, apuntan a los gerentes camporistas: “El encargado de la logística no tenía idea de nada”.