Big Bang! News
Más

Cómo los padres estropean la educación de sus hijos

Un grupo de profesores y psicólogos identifica las actitudes más peligrosas de loa padres, en cuanto al manejo de la educación de los chicos. ¡Tomá nota!

07 Octubre de 2016 20:05
1552082694504
1552082694504

Que los padres sean una parte activa de la educación de los hijos puede augurar buenos resultados. Pero maestros y psicólogos aseguran que no siempre está claro cuál es el papel patriarcal a cumplir en el aprendizaje, y a veces, los adultos terminan desfavoreciendo el proceso de los niños. Aquí, los errores más comunes.

Estudiar con ellos:

Ser padre y maestro a la vez crea conflictos y dependencia. Según explica Benjamín Montenegro, del Equipo de psicología y desarrollo del individuo en Barcelona, los padres deben cumplir el rol de auditores: “deben controlar que la tarea esté hecha pero no meterse en el contenido. Se trata de que la tarea la hagan los chicos, para que logren trabajar con autonomía”.

Estudiar

Un poco es suficiente. No hagas todo.

Por supuesto que si el niño plantea una duda, es bueno darle pistas o herramientas para que resuelva, pero no resolverlas por él. El hacerlo crea conflictos familiares diarios y cierta dependencia porque los chicos de acostumbran a que les estén encima. Si el niño tiene dificultades de aprendizaje o necesita refuerzo, lo mejor es buscar un maestro particular.

Estudiar

Apoyalo para que resuelva solo.

Resolverle Todo:

Salvarle los descuidos dificulta su maduración. “Los niños tienen que aprender a organizarse y a resolver sus problemas a cualquier edad. No hay que mandar a nadie corriendo a comprar tinta de impresora a última hora de la tarde porque al día siguiente tiene que entregar un trabajo, ni llevarle a la escuela el libro o la tarea que se olvidó. Si los padres le resuelven todo con tal de que estudie, el alumno no madura, no asume sus responsabilidades ni aprende a ser autónomo”, sentencia Montenegro.

Estudiar

Debe hacerse cargo de sus cosas.

Poner todo el foco en el estudio:

Hacer de la educación el eje de la vida familiar daña la relación. "Cuando lo primero que le preguntás a tu hijo en la puerta de la escuela es qué deberes tiene, o qué nota se sacó en el exámen, en vez de cómo le fue en el día, lo que le transmitís es que te interesa el aprendizaje, no la persona”, dice María Jesús Comellas, profesora en Ciencias de la Educación y psicóloga. Y agrega que lo mismo pasa cuando al hijo universitario se lo libera de las tareas domésticas porque “su trabajo es estudiar”. “Esa persona tiene que vivir, tiene que saber organizarse, tener habilidades domésticas y saber relacionarse, y de eso a veces no nos ocupamos, ni nos interesamos por su vida emocional ni por sus relaciones”, agrega la especialista.

Estudiar

Ellos deben comprender que es su futuro el que se está gestando.

Pretender genios:

Sobre estimular a los chicos provoca un efecto adverso. Los maestros explican que es muy habitual que las familias sobre estimulen a los chicos. “Todos quieren un hijo genio y abusan de juegos didácticos, se desvelan porque aprendan muchas cosas y cuanto antes mejor. Esa sobre estimulación no sólo no influye en una evolución cognitiva más rápida, sino que a menudo tiene efectos contraproducentes en forma de problemas de atención, o de falta de concentración”, explica Joan Domènech, maestro de escuela en Barcelona.

Estudiar

No lo presiones por demás.

Así, los padres se desesperan ante las primeras dificultades en los estudios, o viven como un fracaso los primeros malos resultados de sus hijos, sin tener en cuenta que la educación es un proceso a largo plazo y que los niños necesitan paciencia y ánimo para aprender. Los padres no deberían considerar los malos resultados como un fracaso, porque eso reduce la autoestima de los hijos y los incapacita cada vez más.

Estudiar

No esperes genios, dejalo ser.

Premiarles las notas:

El estímulo material desvirtúa y puede aumentar la frustración. Las notas no se premian ni castigan; se deben elogiar y aplaudir, o bien analizar si es necesario dedicar más tiempo al estudio. “El mejor estímulo es descubrir cosas nuevas y desarrollar intereses. Si hace falta un estímulo material, es que algo no funciona”, apunta Domènech.

Estudiar

Valorar el esfuerzo.

Montenegro advierte que los premios pueden causar una doble frustración, porque se ofrecen por notas poco realistas, y si el chico no lo logra a pesar de la recompensa prometida, su sensación de fracaso y su malestar es doble: además de no alcanzar su meta escolar, se queda sin regalo.

Estos son sólo algunos de los consejos de los especialistas sobre el rol que se debe cumplir en la educación de los hijos: ni amigo, ni detective, ni castigador. Lo mejor es ser padres presentes, sin hacerse responsable directo de las tareas de los niños.

Estudiar

¡Ellos pueden!

10