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Caídos en Malvinas: la guerra que costó la vida de 650 argentinos, tres civiles y 255 británicos

Los 74 días que duró el conflicto dejaron un saldo de 650 combatientes argentinos muertos, 255 británicos y 3 civiles.

por Gonzalo Prado

02 Abril de 2022 08:00
GALTIERI
GALTIERI

El 2 de abril de 1982 inició formalmente la Guerra de las Malvinas el último conflicto bélico en la corta historia militar de Argentina que terminó no sólo con la derrota del Ejército, sino también que asestó el golpe final a la dictadura militar que gobernaba el país desde 1976 y que fue culpable de la desaparición de 30.000 personas.

El saldo de la incursión militar en las Malvinas, con recursos muchos menores en cantidad y calidad al de los ingleses que recibieron el total apoyo de las OTAN, concluyó con la muerte 650 combatientes argentinos, 255 británicos y 3 civiles durante los 74 días que duró el conflicto armado.

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Para entender el motivo del conflicto no se puede dejar de lado el agotamiento en la sociedad que tenía el Proceso que ahora era conducido por Leopoldo Galtieri, que pasó a la historia por declarar la guerra contra Reino Unido en estado de ebriedad, pero también que la Primer Ministra de Reino Unido, Margaret Thatcher, que con sus reformas (que terminaron con un crecimiento del 23% del PBI en una década) mantuvo un fuerte enfrentamiento con los sindicatos por lo que su popularidad mermaba.

De esta forma se llega al 19 de marzo de 1982, en donde 41 trabajadores de la Compañía Georgias del Sur S. A., del empresario argentino Costantino Davidoff, arribaron a Puerto Leith en el barco ARA Bahía Buen Suceso (B-6). El izamiento de la bandera argentina devino en una crisis internacional.

Una noticia de la televisión británica, según la cual dos submarinos nucleares británicos habían zarpado de Gibraltar hacia el Atlántico Sur, habría alertado a los mandos argentinos. En este sentido, evitando comprometerse en un desembarco amenazado por dos submarinos nucleares enemigos y en una actitud de “ahora o nunca", la Junta Militar dispuso la ejecución del desembarco estableciendo el Día D entre el 1 y 3 de abril de 1982.

La Operación Rosario fue la reconquista de las islas Malvinas por parte de la Argentina en 1982 por medio de una operación anfibia incruenta, por decisión de la Junta Militar que gobernaba en el país desde 1976. El archipiélago estaba bajo control del Reino Unido desde su ocupación en 1833.

Los militares argentinos desalojaron a las autoridades británicas y establecieron una gobernación militar. Las autoridades argentinas, lideradas por Galtieri, planificaron la operación a partir de diciembre de 1981. En marzo de 1982, zarpó una flota expedicionaria del continente. El desembarco inició el 2 de abril y fue ejecutado sin mayores inconvenientes excepto por un muerto en la toma de la Casa de Gobierno. El comandante argentino logró su objetivo sin causar bajas en el enemigo ni los civiles, algo que la dictadura requería para las negociaciones diplomáticas. Al final, las fuerzas argentinas rindieron a la reducida guarnición británica, la cual fue deportada junto al gobernador Rex Hunt.

El 3 de abril el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 502 que pedía:

la cesación inmediata de las hostilidades. la retirada inmediata de todas las fuerzas argentinas de las islas Malvinas. a los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido a que procuren hallar una solución diplomática a sus diferencias y a que respeten plenamente los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. 

En la votación 15 sobre 30 países se inclinaron a favor de la resolución, uno por encima del mínimo necesario. La dictadura argentina no esperaba este resultado. Con la excepción de Panamá, los miembros del Movimiento de Países No Alineados votaron en contra de la Argentina mientras que la Unión Soviética, España, Polonia y China se abstuvieron. Ese mismo sábado 3 de abril, el Gobierno del Reino Unido lanzó la Operación Corporate, a cargo de la Fuerza de Tareas 317, para recapturar los archipiélagos.

La Dictadura apeló a la búsqueda de aliados en América Latina en una situación desfavorable. Entre 1976 y 1981, había mantenido pleitos con Brasil y Paraguay; casi llegó a la guerra con Chile en 1978; había interrumpido el proceso democrático de Bolivia; estaba perjudicando a Nicaragua apoyando a los contras desde Honduras;45? carecía virtualmente de relaciones con Cuba; mantenía el problema de los asilados con México; y veía a Uruguay con desconfianza tras la invasión de las Malvinas. Los únicos aliados de Argentina eran Perú, Venezuela y Panamá.

El 1 de junio de 1982 Argentina compró a Perú diez cazas Mirage VP. Los aviones no tomaron parte del conflicto por encontrase en mal estado. El 8 de abril el Estados Unidos envió al secretario de Estado, Alexander Haig, para acercar a ambos bandos. Haig se reunió con Galtieri el 10 de abril en la Casa Rosada con la compañía de Vernon Walters.

El secretario estadounidense advirtió a Galtieri que si insistía con mantener un gobernador argentino en las islas, habría guerra, y que en ese caso los británicos ganarían por sus fuerzas superiores. Después de la reunión, Galtieri salió al balcón frente una multitud y atizó el conflicto con una oración que patentó su rol en el conflicto: “¡Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla!”. Los jefes militares argentinos ignoraban claramente la superioridad de las FF. AA. británicas a las argentinas en cuanto a tecnología y profesionalismo.

Argentina se veía condicionada por la Resolución 502; si retiraba sus fuerzas de los archipiélagos, el Reino Unido debería detener el avance de la Fuerza de Tareas 317 y Margaret Thatcher no estaba dispuesta a negociar con argentinos en las islas.

El 14 de abril el periodista estadounidense Carl Bernstein, a través de ABC News, reveló a la audiencia que Estados Unidos estaba brindando información satelital de inteligencia a la flota británica. El secretario de Estado de Asuntos Latinoamericanos, Thomas Enders, negó tal afirmación ante el embajador argentino Esteban Takacs. Los funcionarios argentinos solo renegaron el ostensible apoyo estadounidense a la expedición británica. 

El 15 de abril el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, y Galtieri conversaron telefónicamente por segunda vez. El dictador argentino manifestó a Reagan su preocupación por el avance de la flota británica hacia el Atlántico Sur e insinuó la posible intervención de un país del Bloque del Este. Pero, ambos líderes coincidieron en que una guerra en el hemisferio occidental entre dos países amigos de EE. UU. perjudicaría a ambos países en pugna y solo beneficiaría a la Unión Soviética. El presidente estadounidense le prometió neutralidad en tanto que las negociaciones continuaran.

El 30 de abril Estados Unidos clarificó su posición. Haig anunció que las negociaciones no habían logrado una solución, al tiempo que el Gobierno argentino había rechazado la última propuesta estadounidense. También informó la suspensión de asistencia militar a Argentina y medidas económicas punitivas. También informó que su país satisfaría los requerimientos de armamento de Reino Unido. En este punto, el secretario de Estado aseguró que Estados Unidos no participaría en forma directa del conflicto. Reagan por su parte tachó a Argentina como "país agresor".

El ministro Costa Méndez solo alcanzó a declarar que Argentina no había rechazado la propuesta estadounidense sino que solo la había objetado. Mientras todo esto sucedía en Argentina, en Reino Unido la recuperación de las Malvinas por parte de la Junta Militar tomó de sorpresa a Thatcher pero también a sus respectivas Fuerzas Armadas.

El 3 de abril Thatcher ordenó la movilización de la Fuerza de Tareas 317 para recuperar las Malvinas. El 5 de abril el Gobierno británico dio inicio a la Operación Corporate. El jefe del Estado Mayor de la Defensa Terence Lewin fijó el objetivo: obtener el desalojo de los argentinos y el restablecimiento del gobierno británico en las islas.

La Junta Militar ordenó el refuerzo de las defensas de las Malvinas. El Ejército Argentino desplegó la X Brigada de Infantería Mecanizada y la III Brigada de Infantería, comandadas por los generales de brigada Oscar Jofre y Omar Parada, respectivamente. La totalidad de las fuerzas dependían del comandante conjunto Malvinas, general de brigada Mario Benjamín Menéndez, que a la vez era gobernador militar de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. 

Con el primer mes de la guerra en curso de dio el hecho más trágico, más recordado y de mayor “piratería” por parte del Ejército Británico. El 2 de mayo el submarino nuclear HMS Conqueror (S48) hundió al crucero ARA General Belgrano (C-4). El hecho ha sido objeto de controversia ya que ocurrió fuera de la Zona de Exclusión Total impuesta por los británicos.

El comandante en jefe Anaya aseguró que el enemigo “disponía de información satelitaria diurna y nocturna sobre todas las unidades de superficie propias”.? A consecuencia del hecho, el vicealmirante Lombardo ordenó la retirada de la Flota de Mar a aguas poco profundas para evitar los submarinos nucleares británicos. Desde entonces se ocupó de la guerra antisubmarina y de proteger el tránsito marítimo y los objetivos nacionales en el continente.

Pero aunque suene raro, recién el 21 de mayo se dio el primer enfrentamiento terrestre entre ambos ejércitos en la nombrada batalla de San Carlos. Con la excepción de una breve resistencia de una sección de infantería, la resistencia argentina provino de la aviación con base en el continente. La flota británica sufrió graves pérdidas pero estableció la cabeza de playa.

El 8 de junio la Fuerza Aérea Argentina propinó un duro golpe a la Fuerza de Tareas 317, desbaratando un intento de desembarco en la bahía Agradable, con la destrucción de dos buques de desembarco y 51 muertos y 200 heridos británicos, perdiendo a su vez tres aviadores. Fue la mayor cantidad de bajas británicas en una sola batalla desde la Segunda Guerra Mundial. Fue conocido como "el día más negro de la flota”

El hecho de que el ejército de tierra argentino desaprovechara la oportunidad de lanzar un contraataque es objeto de discusión. Los mandos argentinos racionalizaron su decisión aduciendo que la bahía Agradable estaba a 16 km de Puerto Argentino hacia el suroeste; una avanzada británica estaba posicionada en el camino entre la capital y la bahía. Para colmo de males, la artillería argentina de la capital carecía del alcance requerido para apoyar una acción por aquella distancia. Hubiese sido necesario retirar al Batallón de Infantería de Marina N.º 5 de la importante posición del monte Tumbledown, y, de haber efectuado el ataque, enfrentar al mismo tiempo a la fuerza británica que cubría y a la que desembarcaba.

La batalla por Puerto Argentino fue la última fase de la guerra de las Malvinas. En esta instancia, el ejército británico lanzó su ataque final contra las últimas posiciones argentinas, al anochecer del 11 de junio de 1982. Dominó los montes Longdon, Dos Hermanas y Harriet derrotando a las tropas argentinas que comenzaron la retirada a la madrugada. Los siguientes dos días, continuó avanzando sobre Wireless Ridge, monte Tumbledown, monte William y finalmente Sapper Hill. El 14 de junio el general argentino Mario Benjamín Menéndez se rindió, desoyendo órdenes de Leopoldo Galtieri de prolongar la resistencia.

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El 14 de junio de 1982 el comandante de las fuerzas terrestres británicas Jeremy Moore aceptó la rendición del general argentino Mario Benjamín Menéndez; ambos bandos declararon un cese de las hostilidades. Los británicos condicionaron la entrega de los prisioneros argentinos a un cese total de las hostilidades por parte de la Argentina. Durante los 74 días que duraron las batallas, murieron 650 combatientes argentinos y 255 británicos, además de tres civiles. 

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