10 Octubre de 2016 19:33

"Siempre fuimos blanco de amenazas porque amamos a nuestros hijos y luchamos por ellos", dijo Elsa Juárez, una mujer quien el sábado último fue intimidada y secuestrada durante 3 horas para que no siguiera denunciando a los narcotraficantes de la zona.
Elsa Juárez, amenazada por su lucha con las madres y contra la droga en Tucumán.
Elsa integra el movimiento madres de los Pañuelos Negros de Tucumán y relató que el sábado tres hombres la obligaron a subir a un auto y a circular durante tres horas mientras la amenazaban a ella y su familia por su lucha contra los vendedores de droga en la zona este de la provincia.
Las marchas en Tucumán se suceden pero ellas aseguran que cada vez hay más droga y más chicos en riesgo.
Un reclamo que se hace sentir desde 2008.
La mujer aclaró que "no fueron narcos grandes. Sabemos cómo se manejan porque hace más de quince años que conocemos la calle y aprendimos a diferenciar entre los grupos grandes de narcos y los que venden drogas al menudeo", explicó.
Las madres dudan sobre la versión del suicidio del cura antinarco.
Según la mujer, a esos grupos "les molestó mucho ser blanco de las denuncias del padre Juan Viroche", quien había entablado una lucha contra los grupos dedicados a la venta de drogas y prostitución infantil en la zona de La Florida y cuyo cuerpo apareció sin vida la semana pasada, en una situación dudosa e irresuelta.
El origen de los pañuelos negros
Las Madres de Pañuelos Negros es un grupo que se creó en la Navidad de 2008 para combatir la venta de drogas y denunciar a todos los “transas” de La Costanera, barrio que se ubica en el límite de la capital tucumana y Banda del Río Salí.
El movimiento se formó luego del asesinato de Walter Santana (23), un joven que fue víctima de un "dealer" al que le había ido a pedir que le fiara una dosis de "paco" y como respuesta recibió un tiro en el pecho, que le provocó la muerte, porque "ya le debía 10 pesos".
Una lucha desigual en la que las mujeres vieron morir a sus hijos.
Según sus integrantes, las Madres del Pañuelo Negro vieron morir a decenas de jóvenes que en algunos casos fueron víctimas de enfrentamientos por deudas, mientras que otros decidieron quitarse la vida por el desasosiego que les causaba la adicción a las drogas.
La lucha no se dedicó solamente a que los investigadores entraran a La Costanera, sino que también plantearon soluciones para los jóvenes habían caído en la delincuencia para conseguir el dinero que les permitiera drogarse.
La última aparición pública del grupo fue la semana pasada, en la marcha que se realizó por el esclarecimiento de la muerte de Viroche, donde denunciaron que el sacerdote había muerto por enfrentarse públicamente a los vendedores de drogas del este tucumano y volvieron a reclamar políticas que permitan desterrar este flagelo que afecta a muchos jóvenes en la provincia.