22 Junio de 2016 10:27
¿Por qué la autoestima es crucial -el motor, diríamos- en una relación? Porque es la manera de percibirnos y valorarnos, la opinión emocional que tenemos de nosotros mismos, e influye mucho. Cuando es armónica, sucede algo fundamental: la pareja deja de estar pendiente de detalles puntillosos.
En cambio, si uno se siente amenazado en su seguridad y su amor propio, se producen roces. Cualquier problema puede conducir a un "ya no me quiere": parece básico, pero es mucho lo que escapa a nuestro discernimiento cuando alguna pelea nos nubla.
Las personas que se tienen confianza no se cuestionan permanentemente si queridos o valorados. Las más inseguras, en cambio, necesitan una confirmación constante del amor de su pareja, alguien que les diga todo el tiempo que hace las cosas bien, o que está linda/o, etc. Y eso es más bien de una mamá, o de una abuela. No de una pareja.
Una persona con bajo nivel de autoestima es un foco para el conflicto, lo atrae como mariposas a la luz. Si no consigue la atención que cree que necesita del otro, crea un ámbito destructivo. Y puede llegar a buscar relaciones adictivas, negativas, e incluso las “de trampa” con casados.
Cuando la autoestima está por piso, hay que levantarla.
Dicen los especialistas que, muchas veces, las personas con baja autoestima se sienten vacías cuando no tienen alguien con quién discutir. A la larga, esto lo destruye todo.
Ciertos individuos con estas características sueñan con un hombre o una mujer ideal, pero nunca se relacionan con nadie porque temen ser rechazados. Así, construyen todo tipo de relaciones complicadas y/o sin salida, en vez de historias de amor que fluyan, que les hagan bien al alma.
Quererse y cuidarse, es la clave.
Si estás en pareja, chequeá estas cinco conductas que indican que el medidor de autoestima está bajo:
1. La inexpresión de disconformidades en la relación por miedo al rechazo o a herir los sentimientos del otro, ¡es un grave error! Quien te acompaña puede sentirse engañado y herido, justamente, si no se despliegan las cartas sobre la mesa.
2. Mayor negatividad y queja desembocan más fácilmente en discusiones que desgastan (¡ufff, y cómo!). Son un círculo vicioso.
3. Las dudas respecto del amor del otro tiran todo para atrás. Es insoportable que todo el tiempo preguntes “¿me querés?”. Se supone que si está con vos, te quiere. Y si necesitás que te lo demuestre, decíselo una vez, clarito, y ya.
4. Los mecanismos de autoprotección y la defensiva son contraproducentes. Es oscilar entre creer que el mundo gira alrededor de una y tener la autoestima en el sótano.
5. Lo más importante: la resistencia a enfrentar los conflictos empuja a la convivencia junto a con ellos y aleja la solución. ¡La negación misma! Mirar hacia otro lado es poner la basura bajo la alfombra. A la larga, corroe.
¡Arriba la autoestima!
La autoestima baja impide una comunicación llana, sin vueltas, y esa es la clave de las mejores relaciones. ¡Subí la tuya, vamos!
