Big Bang! News
Más
La memoria no se censura, se canta

Milo J volvió al escenario y se cobró su revancha con arte, altura y memoria: "Le tienen miedo a un pibe de 18 años"

Tras el intento de censura por parte del Gobierno, el joven artista ofreció un show inolvidable en el Movistar Arena.

05 Junio de 2025 11:45
Milo J volvió al escenario y se cobró su revancha con arte, altura y memoria
Milo J volvió al escenario y se cobró su revancha con arte, altura y memoria

No fue un recital. Fue una declaración. A las 21:01 del martes 4 de junio, con el Movistar Arena a oscuras y el corazón de miles latiendo al unísono, Milo J no se limitó a salir a cantar: salió a contar su verdad. Las pantallas encendieron el pasado reciente con un video crudo y sin edulcorantes. Las imágenes mostraban lo que el gobierno intentó esconder: la brutal censura que le impidió presentar su disco en el Espacio Memoria y Derechos Humanos ex-ESMA. Las imágenes de ese frustrado recital, los preparativos frenéticos y la decepción de un artista que ya tenía todo listo para subirse al escenario, aparecieron una tras otra. Y con ellas, su voz: "No pasó nunca en democracia. Ese es el punto. Le tienen miedo a un pibe de 18 años". El estadio estalló. "Olé olé olé olé, Milo, Milo", cantaban desde cada rincón. La memoria no se censura. Se canta.

Ahí, en ese instante, no importaban ni los beats ni el show de luces. Importaba lo que representaba. Un artista joven, que decidió no callarse. Que hizo de la censura un manifiesto artístico. Que eligió responder con canciones en vez de silencio. Y que se cargó al hombro una noche que terminó siendo, sin lugar a dudas, un hito en su carrera y una página más en la historia musical y política de la Argentina contemporánea. Con un escenario central en forma de cuadrilátero, pantallas flotantes, arneses, danzas aéreas y más de 30 canciones, Milo J no solo ofreció un espectáculo impresionante. Ofreció una experiencia. 

El setlist recorrió todos los climas: desde el dolor de "Vida de rock", que compartió con Duki, hasta la emoción descarnada de "Sangre para derramar" o "M.A.I.", acompañada por un coro de niños y niñas. Hubo folklore, rap, trap, pop, electrónica, tango, murga. Y sobre todo, hubo contenido. Porque cada momento tenía un sentido. Como cuando cantó "Hippie", que samplea "Los Dinosaurios" de Charly García, frente a una pantalla donde un ojo gigante lo miraba todo. O cuando flotó sobre el público cantando "ALIOLI", literalmente elevado por la música y sostenido por su gente. Milo no esquivó el recuerdo de la censura, pero tampoco se regodeó en la herida. 

Lo transformó. "No saben lo feo que es sacar un disco y tener que tocarlo primero fuera de tu país", dijo sin rencor, aunque con la tristeza de quien entiende lo que está en juego. Ese disco que no lo dejaron tocar en un sitio de memoria terminó sonando con más fuerza que nunca en el estadio más moderno del país. A lo largo del show se sumaron invitados como Akim 88, Bhavi, Crtrap, Kelo, Munic HB, Cerounno y Nicki Nicole, cuyo ingreso sorpresa desató una ovación desde todos los costados. 

Milo J volvió al escenario y se cobró su revancha con arte, altura y memoria
Milo J volvió al escenario y se cobró su revancha con arte, altura y memoria

Pero fue con la llegada de la murga uruguaya Agarrate Catalina que el concierto encontró su cierre perfecto. "Negra Murguera", esa joya popular de Bersuit Vergarabat, sonó como una declaración de principios, una reafirmación de que el arte popular, cuando se cruza con la memoria, es invencible. La bandera del Deportivo Morón agitándose sobre el escenario fue el guiño futbolero del cierre, mientras volaban papeles con una frase que ya es consigna: "NO HAGO TRAP". Y con la última canción, esa misma, el estadio entero se rindió al fenómeno Milo J. Porque el pibe que intentaron callar, no sólo volvió a cantar: se convirtió en símbolo.

Milo J se paró frente a miles y dijo lo que tenía que decir. Sin panfletos, sin gritos. Solo con arte. Y con una convicción firme: que la música también puede ser trinchera. La censura lo empujó a dar uno de los shows más potentes del año. Lo que no pudo cantar en febrero, lo gritó en junio. Y lo gritó junto a una multitud. Porque cuando el Estado decide callar, el pueblo canta. Y esa noche, en el Movistar Arena, cantaron todos.

10