por Jimena Báez
27 Noviembre de 2025 12:26
En los últimos años, la ansiedad dejó de ser un término reservado a consultorios y papers científicos para instalarse con fuerza en la conversación cotidiana. Se habla en redes, se viralizan síntomas, se buscan explicaciones rápidas y, muchas veces, se cae en la confusión entre ansiedad, estrés o simplemente un mal día. ¿Qué se siente cuando una persona dice "tengo ansiedad"? ¿Cómo distinguir un estado funcional de uno que desborda? ¿Por qué parece que hoy se habla más que nunca del tema?
La ansiedad atraviesa a todas las generaciones, pero especialmente interpela a jóvenes y adultos que viven en un ritmo acelerado, hiperconectado y cargado de estímulos constantes. Frente a ese escenario, entender qué ocurre en el cuerpo y en la mente se volvió imprescindible para poder encontrar alivio, herramientas y, sobre todo, un acompañamiento menos estigmatizante.

En ese contexto, BigBang dialogó con Sol Buscio (MN 71610), psicóloga y autora del libro Ansiedad: menos dolor, más vida, para desarmar mitos, reconocer síntomas y comprender por qué la ansiedad no siempre es la enemiga que se cree.
Para empezar, Buscio explicó que la ansiedad no es un fenómeno extraño ni excepcional, sino parte natural de la experiencia humana: "La ansiedad, desde la mirada psicológica, nosotros lo trabajamos mucho como un estado que atravesamos todas las personas. La ansiedad es necesaria para para sobrevivir, para atravesar distintos momentos de nuestra vida, y está conformada por distintas emociones, principalmente la emoción del miedo", afirmó.

Ese estado aparece, sobre todo, cuando el foco se dirige al futuro, a un peligro real o imaginado: "Cuando hablamos de una ansiedad funcional hablamos de una ansiedad que aparece en momentos donde tenemos una situación que nos tenemos que preparar para poder transitarla... Ahora bien, cuando hablamos de una ansiedad no tan funcional, estamos hablando cuando aparece en situaciones donde no tendría por qué aparecer y sin embargo aparece", describió.
Ahí surge el problema: cuando la ansiedad se enciende sin aviso, en contextos cotidianos y seguros, y supera los recursos de la persona. Muchos llegan a consulta médica pensando que atraviesan una emergencia física, cuando en realidad están frente a un episodio de ansiedad. Buscio detalló: "En cuanto a los síntomas físicos, lo más común es la taquicardia, la sudoración en las manos, los temblores, los mareos... Nuestro cuerpo pasa a estar en un estado de supervivencia".

Incluso, la psicóloga recordó el caso de una paciente que pensó estar sufriendo un infarto: "Me latía tan fuerte el corazón que pensé que me iba a agarrar un infarto. Y esa es la ansiedad en su máxima expresión", le comentó la mujer.
Contrario a la idea de que debe ser eliminada por completo, Buscio propuso un enfoque más amable, donde la ansiedad "no es enemiga": "Muchas personas la pasan muy mal... y por eso me gusta pensarlo desde acá porque es como decir, 'algo te está viniendo a decir'. Cuando aparece donde no tendría por qué aparecer es porque hay algo que nos está incomodando".

Para la profesional de la salud mental, la ansiedad puede actuar como una especie de alarma interna que invita a revisar situaciones no resueltas, emociones ocultas o momentos vitales que se transitan en automático: "Yo siempre digo que es nuestro salvavidas, y que bendita sea este momento donde la ansiedad se nos pone de frente... nos está dando una invitación a un cambio, a mirarnos, a escucharnos".
Además, Buscio destacó que su libro busca aportar claridad y acompañamiento en medio de tanta confusión y malestar: "El libro justamente es una propuesta de poder acercar algo que nos pasa a muchos, que vivimos muchos en distintos momentos de nuestra vida, poder psicoeducar en una temática que hoy en día genera muchísimo malestar...", explicó. Para la psicóloga, se trata de una herramienta práctica y humana, pensada para atravesar distintas etapas vitales: "La idea es poder acompañar desde un lugar más real, desde un lugar más humano, desde un lugar con recursos. Es un libro que te acompaña en los distintos momentos de tu vida y es un libro para hacer con una hoja, una lapicera y volver a revisar cuantas veces uno necesite".
Ansiedad y estrés
En el libro Ansiedad, la autora explicó que "no existen soluciones ni rápidas, ni mágicas", aunque su escritura funciona como manual para saber distinguir síntomas y otras emociones. Uno de los puntos centrales es no confundir conceptos: el miedo es una emoción primaria ante un peligro claro; el estrés, en cambio, suele estar ligado a una situación puntual que agota o tensiona.
Buscio lo explicó así: "Hoy todo el mundo dice, tengo ansiedad, y muchas veces no es ansiedad... El estrés es cuando estamos frente a un estímulo puntual. Cuando hablamos de ansiedad, hablamos de algo que se sostiene a largo plazo y que aparece en contextos donde no hay un qué". Es decir:
- Estrés: respuesta concreta a un problema concreto;
- Miedo: emoción primaria ante un peligro real;
- Ansiedad: estado sostenido, muchas veces sin causa visible, que afecta distintas áreas de la vida.

En los últimos años, hablar de ansiedad dejó de ser un tabú. El tema ganó visibilidad en redes sociales, en consultorios, en charlas cotidianas y también en los medios. Hoy se reconocen con más facilidad los síntomas, las personas se animan a contarlo y a buscar. Esa exposición creciente, aunque positiva, también generó ciertas confusiones sobre qué es ansiedad, qué no lo es y por qué tantas personas sienten que "les pasa algo" que antes no lograban nombrar.
Para la psicóloga, el ritmo moderno explica gran parte del incremento de casos: "Hoy vivimos en un ritmo mucho más acelerado, con muchos más estímulos, más opciones... estamos muy conectados con las pantallas, con la vida del otro".
Antes, aseguró, había menos información y menos conciencia: "Era totalmente minimizado o eras un loco si ibas al psicólogo". Hoy ocurre todo lo contrario: " Hay mucha información, entonces tenemos que empezar a caminar en un medio entre todo esto".
En esa línea, la psicóloga remarcó que hoy vivimos rodeados de una enorme variedad de opciones que también contribuyen a la sobrecarga mental. Desde decisiones cotidianas hasta elecciones más profundas, todo está atravesado por una multiplicidad de alternativas: antes en la góndola había un solo tipo de fideos, hoy "tenés un millón"; en la televisión o en las plataformas de streaming existen incontables contenidos para ver; y en redes sociales, la oferta es infinita. Ese exceso de posibilidades, señala, también impacta en el ritmo acelerado y en la forma en que se procesa —o no— lo que una persona siente.
Ante la pregunta "¿Se puede vivir sin ansiedad?", la respuesta de la psicóloga fue clara: no se trata de eliminarla, sino de aprender a convivir con ella sin que domine la vida. "Creo que nadie podría eliminarla por completo... pero eso no quiere decir que uno tenga que vivir en una ansiedad crónica", señalo. A modo de cierre agregó: "La ansiedad no es que la tenemos que eliminar por completo, sino que tenemos que aprender a vivir con ella sin que nos limite, sin que nos perjudique, sin que genere malestar".

La ansiedad no es un signo de debilidad ni un diagnóstico que define a una persona: es un estado humano, común, que aparece para avisar algo. Entenderla, diferenciarla del estrés y desarmar los mitos permite vivirla desde un lugar menos temido y más acompañado.
Como planteó Sol Buscio, la clave está en escucharse a uno mismo, buscar ayuda profesional cuando corresponde y permitir que la ansiedad deje de ser un monstruo sin nombre para convertirse en una señal que, bien interpretada, puede incluso salvar.

