22 Abril de 2016 10:54

Para defecar, otra posición
Mucho se ha hablado acerca de los inodoros que, tal como existen hoy, son un invento de la cultura occidental. La idea postural de sentarse para defecar aún subsiste. Sin embargo, no sería la posición óptima. A las mujeres, el flagelo del estreñimiento nos prefiere especialmente como blanco, generándonos mal humor, molestias y hasta kilos de más. ¿Cuál sería, entonces, la forma ideal de evitarlo naturalmente?
Datos y curiosidades sobre el arte de defecar
En su libro The Bathroom (1966), el arquitecto Alexander Kira expone su teoría: la posición naturalmente adecuada del ser humano para tales menesteres ¡es la de cuclillas! Es mejor para el colon e increíblemente más limpia de la que usamos normalmente. Ayuda a la prevención de problemas de constipación, hemorroides, problemas del suelo pélvico y similares.
¿Cómo podemos aplicar esta modalidad, sin tener que mudarnos a una casa con letrinas? En todo el mundo ya existen alternativas: son banquitos ajustados a medida, que elevan los pies y adaptan la postura de las piernas y la espalda al momento de sentarse.
En nuestro país, este objeto ostenta el tierno nombre de Cucli: su creador es un músico argentino, Sergio Bertagni. Tras probar un modelo obtuvo buenos resultados personales, por lo que se abocó a diseñar uno propio. “La postura es la misma que usan los pueblos originarios: deja la columna vertebral derecha y relaja por completo el recto”.
Entonces, ¿cómo hacer popó?
Según varios especialistas, cuando nos sentamos en los inodoros actuales el recto no se afloja totalmente, sino que requiere esfuerzo extra para evacuar. Para muchos, en esta postura forzada de 90° con respecto al abdomen, reside la causa de muchas dolencias, como el estreñimiento o las hemorroides. Los más aventurados, incluso, aseguran que esto también podría explicar la apendicitis o algunas disfunciones eréctiles, porque la hinchazón de ciertos vasos provoca problemas en nervios contiguos que intervienen en el despertar del pene.
Así se usa el cucli.
Al estar en cuclillas, en cambio, las rodillas quedan cerca del torso y cambian las relaciones espaciales de los órganos y músculos intestinales, relajando y enderezando el recto, permitiendo que la gravedad natural haga la mayor parte del trabajo, logrando una eliminación suave y completa.
Así, se elimina la acumulación de las toxinas que quedan en el tracto intestinal por la putrefacción de los residuos estancados, causa de un sinfín de problemas intestinales y de la salud en general.
Se ha observado que, en sociedades en las que la gente se pone en cuclillas en lugar de sentarse, no hay tantas enfermedades intestinales, ¡o son prácticamente desconocidas! Otro dato a tener en cuenta es que los bebés, instintivamente, se acuclillan para defecar, lo que indica que es la posición natural a la que todos deberíamos regresar.
Hasta conseguir tu Cucli, se puede adaptar cualquier banquito que eleve los pies para que las rodillas queden a 45° ¡y adiós yogur de ciruela!