10 Abril de 2016 08:44

La evasión impositiva de los poderosos y la codicia gubernamental por exprimir a los ciudadanos comunes es tan antigua como la injusticia. Y hay ejemplos de los ridículas que pueden ser alguna situaciones. El escándalo de los Panamá Papers es sólo la sofisticación de una práctica añeja.
La evasión a través del tiempo.
"Den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios", dijo Jesús a sus seguidores, según cuenta la Biblia. Sin embargo, algunos de los ciudadanos más acaudalados del Imperio Romano decidieron que era mejor idea enterrar su dinero, sus joyas y los exclusivos muebles que pagar sus obligaciones.
Monedas romanas antiquísimas enterradas para evadir al fisco.
Así, para poder recuperar después sus tesoros, era crucial recordar en qué punto los sepultaban. Pero no todos debieron hacerlo, en vista del reciente descubrimiento de 70.000 monedas antiquísimas, evadidas.
Irónicamente, fueron halladas en Jersey, una isla de 100.000 habitantes que depende de la corona británica pero que tiene autonomía política y administrativa, y a la que se considera uno de los paraísos fiscales más antiguos, informa BBC.
Aunque no lo crea
Pedro I de Rusia, el Grande, tenía repulsión hacia el vello facial, lo inspiró al monarca para que proclamara el impuesto de la barba en 1698. Durante siglos los hombres rusos lucieron largas barbas, pero el joven zar pensaba que ir bien afeitado y pulcro daba un aspecto más occidental y moderno.
En la Rusia zarista se pagaba por usar barba.
A aquellos que desembolsaban los 100 rublos anuales correspondientes al impuesto de la barba recibían una medalla que rezaba: "La barba es una carga inútil". Pero era fácil dejar de pagar el impuesto: solo había que afeitarse.
El Parlamento Británico puso en vigor una tasa aplicada a los sombreros en 1784. Los expertos aseguran que fue "ampliamente evadida", a pesar de que hacerlo estaba penado con la muerte. Los fabricantes, quienes tenían que adquirir una licencia para hacer y vender sobreros, empezaron a llamar a sus creaciones "tocados".
Y 12 años después pusieron en marcha el impuesto sobre pelucas, lo que hizo que estos accesorios capilares pasaran de moda.
Insólito y ridículo
Desesperado por reunir dinero para financiar la guerra contra Francia, el primer ministro británico William Pitt, el Joven (10 de mayo de 1804-23 de enero de 1806) implemetó nuevos impuestos, incluidos el aplicado al jabón, a los perros, a las velas, a los relojes de pared, a la seda y a las empleadas domésticas.
Francia cobraba impuestos al jabon, los perros y las velas.
Los ricos tienen casas más grandes y, por lo tanto, más ventanas. Esa era la teoría detrás del impuesto a las ventanas de 1696 en Inglaterra. Así, el recaudador de impuestos no tenía más que contar la ventanas para llevar a cabo su trabajo.
Pero no siempre les era tan fácil ya que quienes se negaban a pagar tal impuesto empezaron a tapiar sus ventanas. Todavía hoy quedan algunas cerradas con ladrillos.
Los ricos ingleses tapiaban ventanas para pagar menos renta.
En Francia los tejados inclinados de la mansarda-estilo buhardilla- fueron diseñados para proteger a sus ocupantes de los elementos pero también de los impuestos. Y es que el impuesto que debían pagar los propietarios era proporcional al número de pisos que había por debajo de la línea del tejado. Así que el último piso, el que quedaba cubierto por el tejado de la mansarda, era libre de impuestos.
Un impuesto incendiario
Basado en la premisa de que en una casa es más fácil contar el número de chimeneas que el número de personas que la habitan, en 1662 se aplicó en Inglaterra y Galés un impuesto a las chimeneas. El dinero recaudado iba directo al bolsillo del recién restaurado rey Carlos II, lo que causó no poco malestar.
El impopular impuesto pasó por un momento difícil cuando la recién establecidaOficina de Chimeneas se quemó durante el Gran Incendio de Londres. El impuesto fue abolido al cabo de 27 años.
Y más...
En el siglo XVII, el rey Jacobo I de Inglaterra decidió imponer un impuesto al juego de cartas, el cual era considerado como un factor que impulsaba comportamientos indeseados al alentar la afición por los juegos de azar.
Un sello oficial impreso en el as de picas se convirtió entonces en la prueba de que el impuesto había sido pagado. Ante esto, el fabricante de naipes John Blacklin tuvo la ocurrencia de omitir el as de picas del paquete de barajas para evitar pagar el impuesto y vender esa carta aparte.
Impuesto al juego. La evasión le costó la muerte a un "lavador".
Lamentablemente para él, su estratagema no fue bien apreciada por el jurado que se encargó de juzgarle por su ocurrencia y en 1805 fue condenado a muerte.
Los británicos tienen reputación de ser unos entusiastas bebedores de té. Por ello, en 1689 los políticos decidieron recaudar dinero de esta afición y aplicaron uncostoso impuesto sobre las hojas de té. En su momento más alto, este impuesto a la importación representó 119% del valor del té.
La medida trajo como consecuencia un auge en el contrabando de té, realizado por delincuentes con fama de despiadados. También aumentó la venta de té falso, hecho con estiércol de oveja al que incluso le agregaban el venenoso carbonato de cobre para simular el color adecuado.